ECONOMÍA

Brasil responde con fuerza a los aranceles del 50 % impuestos de forma repentina por EE. UU.

El gobierno de Brasil ha encendido las alarmas tras la imposición inesperada de aranceles del 50 % por parte de Estados Unidos, acusando a Washington de bloquear meses de negociaciones y advirtiendo que estas severas sanciones comerciales podrían fracturar una asociación económica de larga data entre dos actores globales clave.

Una sacudida en la economía brasileña

Cuando EE. UU. anunció la semana pasada un arancel repentino del 50 % sobre las importaciones brasileñas, fue como un trueno en Brasilia y más allá. La medida no fue solo un cambio en la política comercial: fue un golpe a una relación económica ya frágil.

Los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Comercio de Brasil respondieron rápidamente con una declaración conjunta en la que expresaron su profunda “indignación”. Dijeron que los aranceles amenazan a industrias clave en ambos países y corren el riesgo de deshacer una asociación de décadas basada en la confianza y la cooperación.

Esto no es una disputa menor. Es una tormenta diplomática en toda regla que se desarrolla a la sombra de luchas políticas aún mayores. El gobierno brasileño había intentado negociar una solución desde mayo, pero sus esfuerzos fueron recibidos con silencio por parte de Washington.

Esperando una respuesta que nunca llegó

Los líderes brasileños no se limitaron a expresar su enojo en redes sociales: tomaron medidas formales. El martes, el canciller Mauro Vieira y el ministro de Comercio Geraldo Alckmin enviaron una carta al secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, y al representante comercial Jamieson Greer, solicitando un diálogo.

El mensaje fue claro: Brasil está dispuesto a dialogar. Busca una solución que funcione para ambos países. Pero después de semanas de espera desde que en mayo se solicitó a Washington que especificara sus preocupaciones, el silencio de la administración Trump ha sido ensordecedor.

Brasil recordó a EE. UU. que, a pesar de un considerable déficit comercial —casi 410 mil millones de dólares en 15 años—, ha mantenido la puerta abierta a las negociaciones, actuando de “buena fe”. Pero sin respuestas claras, el arancel repentino se siente menos como una defensa comercial y más como un golpe político.

Política detrás de los aranceles

Esto no se trata solo de economía. Detrás del anuncio de los aranceles hay una maraña de política y agravios personales.

El expresidente Donald Trump vinculó los aranceles con cuestiones internas controvertidas de Brasil, especialmente el caso judicial en curso contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de planear un golpe tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.

Trump calificó a Bolsonaro como víctima de una “caza de brujas” y criticó al Supremo Tribunal Federal de Brasil por supuestamente emitir órdenes “secretas” para bloquear cuentas en redes sociales que difundían información crítica con las instituciones democráticas.

Según Trump, los aranceles también responden a lo que considera un desequilibrio comercial injusto, aunque los datos oficiales muestran que EE. UU. ha salido beneficiado en los últimos años.

Esta mezcla de drama judicial y política comercial hace que los aranceles parezcan menos una medida económica habitual y más una herramienta en una jugada de poder geopolítica.

EFE

La apuesta de Brasil por la diplomacia y el Estado de derecho

Para Brasil, el riesgo no podría ser mayor. El puerto de Santos, una puerta clave para las exportaciones, simboliza lo que está en juego: millones de dólares y miles de empleos amenazados por los nuevos aranceles.

El gobierno brasileño insiste en que quiere resolver el conflicto mediante el diálogo, no la confrontación. La administración de Lula es muy consciente de que una escalada en las tensiones con EE. UU. podría tener efectos profundos en la economía y la diplomacia.

Pero Brasil tampoco está dispuesto a ceder en sus posiciones legales y políticas. Exige respeto por su soberanía y por el Estado de derecho, al tiempo que insta a EE. UU. a comprometerse de manera honesta y transparente.

Lea Tambien: Comunidad indígena ribereña de Panamá busca nuevo sustento tras el fin de la oleada migratoria

La pelota está claramente en el tejado de Washington. Si estos dos gigantes logran encontrar un terreno común o si caen en una prolongada guerra comercial podría determinar el rumbo de las relaciones hemisféricas en los próximos años.

Créditos: Esta historia se basa en la cobertura y citas de EFE.

Related Articles

Botón volver arriba