ECONOMÍA

El desempleo juvenil disminuye en América Latina en medio de desafíos

El desempleo juvenil en América Latina y el Caribe cayó al 13,6% en 2023, continuando una tendencia a la baja de tres años. A pesar de estas mejoras, persisten desafíos importantes en toda la región, en particular las disparidades de género y el empleo informal.

En 2023, la tasa de desempleo juvenil en América Latina y el Caribe cayó al 13,6%, marcando el tercer año consecutivo de mejora. Estos datos, publicados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reflejan una región que ha sido resiliente ante los graves impactos económicos provocados por la pandemia de COVID-19. Si bien esta tendencia es alentadora, la zona todavía enfrenta desafíos sustanciales, particularmente para abordar las disparidades de género y la prevalencia del empleo informal entre los trabajadores jóvenes.

El informe de la OIT destaca que, a pesar de ser una de las regiones más afectadas por la pandemia en cuanto a pérdida de empleo entre los jóvenes, América Latina ha recuperado consistentemente el empleo juvenil. El progreso logrado desde 2019 es significativo: la tasa de desempleo cayó tres puntos porcentuales con respecto a los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, la recuperación no ha sido uniforme y muchos jóvenes, especialmente mujeres, siguen enfrentando barreras importantes en el mercado laboral.

Sara Elder, jefa de la Unidad de Análisis del Empleo y Políticas Económicas de la OIT, destacó la evolución positiva del empleo juvenil en toda la región. “A América Latina le está yendo muy bien en desempleo juvenil, con una tasa que cayó tres puntos porcentuales respecto a 2019”, señaló Elder durante la presentación del informe. Esta mejora se ha traducido en alrededor de 6,8 millones de jóvenes desempleados el año pasado, una reducción significativa con respecto a los 9,4 millones reportados en 2019.

A pesar de estas mejoras, la tasa de desempleo juvenil en la región sigue siendo superior al promedio mundial. El informe de la OIT predice que la tasa se estabilizará en 13,6% este año, y se espera una ligera disminución a 13,4% para 2025. Si bien estas cifras sugieren un progreso continuo, también subrayan la necesidad de esfuerzos sostenidos para crear más oportunidades para los jóvenes en la región.

Disparidades de género: un desafío continuo

Una de las conclusiones más preocupantes del informe de la OIT es la persistente disparidad de género en el desempleo juvenil. En 2023, la tasa de desempleo de las mujeres jóvenes era del 16,6%, frente al 11,6% de los hombres jóvenes. Esta brecha pone de relieve la recuperación más lenta que han experimentado las mujeres jóvenes en comparación con sus homólogos masculinos.

La brecha de género es particularmente pronunciada entre los llamados “ninis” (jóvenes que no estudian, no trabajan ni reciben capacitación). Según el informe, el 26% de las mujeres jóvenes de América Latina y el Caribe entran en esta categoría, casi el doble que el 13,6% de los hombres jóvenes. Esta marcada diferencia apunta a problemas estructurales más amplios que continúan obstaculizando la plena participación de las mujeres en el mercado laboral.

Las mujeres jóvenes de la región a menudo enfrentan una doble carga de responsabilidades económicas y domésticas, lo que limita su capacidad para incorporarse a la fuerza laboral. Las conclusiones de la OIT sugieren que sin políticas específicas para abordar estos desafíos, es poco probable que la brecha de género en el empleo juvenil se cierre en breve.

Otro tema importante destacado por el informe de la OIT es el alto nivel de empleo informal entre los jóvenes en América Latina. Gilbert Houngbo, Director General de la OIT, expresó su preocupación por el aumento del trabajo “inseguro”, que se refiere a empleos no reconocidos ni protegidos oficialmente por las leyes laborales. Advirtió que este tipo de empleo se está convirtiendo en “la norma” en la región, con aproximadamente la mitad de los jóvenes ocupados trabajando en empleos informales.

El empleo informal plantea varios riesgos, incluidos salarios más bajos, falta de seguridad laboral y acceso limitado a la protección social. Para los trabajadores jóvenes, que a menudo ingresan al mercado laboral por primera vez, la prevalencia del empleo informal puede tener consecuencias a largo plazo para su estabilidad económica y su desarrollo profesional.

La advertencia de Houngbo subraya la necesidad de políticas que promuevan la transición del empleo informal al formal, particularmente para los jóvenes. Esto incluye crear más oportunidades laborales formales, mejorar el acceso a la educación y la capacitación y fortalecer las leyes laborales para proteger a los trabajadores jóvenes de la explotación.

Abordar las desigualdades y promover la inclusión

Si bien la tendencia general del desempleo juvenil es positiva, el informe de la OIT aclara que es necesario hacer más para garantizar que todos los jóvenes de América Latina y el Caribe puedan beneficiarse de la recuperación económica de la región. Abordar las disparidades de género en el empleo y abordar la cuestión del trabajo informal es fundamental para construir un mercado laboral más inclusivo y equitativo.

Para lograrlo, los gobiernos de la región deben priorizar políticas que promuevan la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres jóvenes. Esto incluye invertir en programas de educación y capacitación que sean accesibles para todos, brindar apoyo a los jóvenes emprendedores e implementar medidas para reducir las barreras que impiden a las mujeres participar plenamente en la fuerza laboral.

Además, deberían intensificarse los esfuerzos para formalizar el empleo informal. Esto podría implicar ofrecer incentivos para que las empresas contraten trabajadores jóvenes con contratos formales, fortalecer la aplicación de la legislación laboral y ampliar el acceso a la protección social para los trabajadores informales. Al abordar estos problemas, los países latinoamericanos pueden crear un futuro más estable y próspero para sus poblaciones jóvenes.

Reducir el desempleo juvenil en América Latina y el Caribe es un avance positivo que refleja la resiliencia de la región frente a desafíos importantes. Sin embargo, el progreso logrado hasta ahora es frágil y aún queda mucho por hacer para garantizar que todos los jóvenes puedan beneficiarse de la recuperación económica de la región.

Las persistentes disparidades de género y el aumento del empleo informal son particularmente preocupantes y requieren atención urgente. Al abordar estos problemas, la región puede construir un mercado laboral más inclusivo y sostenible que brinde oportunidades para que todos los jóvenes prosperen.

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Mientras América Latina y el Caribe continúan recuperándose de la pandemia, el informe de la OIT nos recuerda que el progreso debe medirse no solo por la reducción general del desempleo sino también por la calidad de los empleos creados y la inclusión del mercado laboral. La región puede esperar construir un futuro mejor para sus jóvenes abordando las desigualdades profundamente arraigadas que persisten.

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