La apuesta estratégica de Xi Jinping en el megaproyecto del puerto de Chancay en Perú
En un importante movimiento para las relaciones entre América Latina y China, el presidente chino Xi Jinping inauguró el megaproyecto del puerto de Chancay en Perú, una inversión de 1,300 millones de dólares destinada a conectar Sudamérica con los mercados asiáticos. Para muchos, este nuevo puerto simboliza tanto oportunidades como preocupaciones sobre el futuro de la región.
Un portal para el crecimiento y un símbolo de cambio
Cuando Xi Jinping y la presidenta peruana Dina Boluarte se reunieron virtualmente para la gran inauguración del puerto de Chancay, destacaron el potencial económico del proyecto. Ambos líderes celebraron cómo esta infraestructura puede transformar las rutas comerciales y mejorar la conectividad global de Perú. Este no era un proyecto de infraestructura cualquiera; formaba parte de la ambiciosa visión de China de una “Ruta de la Seda del siglo XXI”, un camino moderno diseñado para unir continentes a través del comercio, la cultura y la influencia.
En las inmediaciones del puerto de Chancay, los trabajadores locales compartieron cómo sus vidas podrían cambiar. “Mi familia ha vivido de la pesca por generaciones”, dijo Juan, un pescador de tercera generación que ve el puerto como una bendición y un desafío. “Este puerto significa más empleos e ingresos, pero también que las cosas ya no serán iguales”.
Vínculos económicos que unen
La creciente demanda china de materias primas y productos agrícolas ha abierto nuevas oportunidades económicas para América Latina. Perú, un proveedor clave, ahora está mejor posicionado para beneficiarse de envíos más rápidos y directos a los mercados chinos. El primer envío de exportación del puerto, que transportó frutas peruanas directamente a China, representa un comienzo prometedor para una asociación comercial potencialmente lucrativa, según Mario Ocharan, director de la Cámara de Comercio de Chancay.
Xi Jinping también publicó un artículo de opinión en El Peruano, el principal periódico estatal de Perú, en el que presentó una visión optimista sobre Chancay. Xi predijo que el puerto generaría ingresos anuales de 4,500 millones de dólares y crearía más de 8,000 empleos para los peruanos. Para muchos locales, estas cifras parecen un sueño hecho realidad, uno que podría sacar a la región de la pobreza. Sin embargo, también hay preocupaciones sobre lo que implica una mayor influencia china en la autonomía de Perú. José, un joven ingeniero que recientemente comenzó a trabajar en el puerto, expresó: “Queremos prosperidad, pero no al costo de depender demasiado de China”. Este sentimiento es compartido por muchos que temen que una fuerte dependencia de la inversión china pueda resultar en la pérdida de control sobre las decisiones económicas y políticas.
La mirada atenta de Washington
Este aumento de la inversión china no ha pasado desapercibido para Estados Unidos. América Latina ha estado bajo la influencia de las políticas económicas de EE. UU. durante décadas. Ahora, mientras el financiamiento chino fluye hacia sectores críticos de la región, Washington ha expresado preocupaciones. En una reciente conferencia, la exjefa del Comando Sur de EE. UU., la general Laura Richardson, advirtió sobre posibles usos militares del puerto de Chancay. Aunque Pekín ha reiterado que el puerto es estrictamente comercial, los comentarios de Richardson subrayan una nueva realidad: el creciente papel de China en las Américas está reconfigurando las tensiones geopolíticas.
En el Global Times de China, un editorial rechazó estas preocupaciones, calificándolas de infundadas. Según el artículo, Chancay no era “una herramienta de competencia geopolítica”, sino un medio para impulsar la cooperación económica. Sin embargo, algunos peruanos se preguntan si las preocupaciones de EE. UU. tienen algo de verdad. Carmen, una profesora de sociología en Lima, cuestiona si tales inversiones tienen costos ocultos. “Si China comienza a controlar demasiada de nuestra infraestructura, ¿perdemos la capacidad de decidir nuestro futuro?”, reflexiona.
¿Una bendición o una carga?
En las zonas rurales de Perú, donde las oportunidades económicas son limitadas, muchos ven el megaproyecto del puerto como un salvavidas. Agricultores y comerciantes que han luchado por encontrar mercados estables esperan que este nuevo puerto genere una demanda constante para sus productos. Raúl, un agricultor de aguacates en el campo, comentó a Reuters que Chancay se siente como un boleto hacia un futuro más seguro. “Para nosotros, significa que lo que cultivamos aquí puede llegar al mundo”, dice mientras carga cajas de aguacates en un camión rumbo a Lima. El puerto no solo proporciona una ruta directa a los mercados internacionales, sino que también promete impulsar las economías locales mediante un aumento en el empleo y las oportunidades de negocio.
Sin embargo, para otros, el ritmo del cambio genera más ansiedad que entusiasmo. “¿Qué pasa si dependemos demasiado de China y las cosas se complican?”, se pregunta Fernando, un comerciante en Lima que ha visto cómo los intereses extranjeros llegan y se van a lo largo de los años. Él comentó a Reuters que “hemos visto a potencias extranjeras venir antes. Traen algunos beneficios, pero pueden irse tan rápido como llegaron”. Este sentimiento es compartido por María, una activista local preocupada por el impacto ambiental potencial de la construcción del puerto. Teme que la prisa por el crecimiento económico pueda poner en peligro los recursos naturales y la biodiversidad de la región.
El largo camino por recorrer
Con la apertura del megaproyecto del puerto de Chancay, la visión de Xi Jinping sobre la conectividad se ha convertido en una realidad en las costas de América Latina. Este puerto representa tanto una promesa como una carga para Perú y sus países vecinos. El impacto de esta alianza con China—ya sea que traiga prosperidad o genere nuevos desafíos—dependerá de cómo Perú gestione esta nueva relación.
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Trabajadores, emprendedores y familias están presenciando cómo Chancay se transforma de un tranquilo pueblo costero en un bullicioso centro de actividad. Esta transformación está llena de promesas, pero también de incertidumbres, mientras las comunidades de toda América Latina luchan por equilibrar el desarrollo con las lecciones aprendidas del pasado. En cuanto al futuro, solo el tiempo dirá si Chancay se convierte en una verdadera puerta hacia la prosperidad o en una dependencia costosa de una potencia global ambiciosa.