La tercera amnistía fiscal de El Salvador: ¿un camino a seguir?
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una tercera amnistía fiscal que perdona multas e intereses por pagos atrasados de impuestos. Esta medida, implementada bajo la administración del presidente Nayib Bukele, tiene como objetivo abordar las preocupaciones económicas y ayudar a los pequeños contribuyentes. Pero, ¿será suficiente?
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una amnistía fiscal que perdona multas e intereses por pagos atrasados de impuestos, lo que marca la tercera medida aprobada desde 2022. Esta iniciativa, denominada oficialmente “Ley Especial y Transitoria que Otorga Facilidades para el Cumplimiento Voluntario de Multas Tributarias, Aduaneras y de Otras Clases”, recibió un apoyo abrumador, con 57 de los 60 legisladores que votaron.
Según las autoridades legislativas, la ley brinda a los ciudadanos que se han atrasado en el pago de sus impuestos la oportunidad de saldar sus obligaciones sin la carga de sanciones adicionales. La amnistía estará vigente por 90 días e incluye, por primera vez, la condonación de los intereses de las multas de tránsito.
Este avance es significativo porque alivia la carga financiera de los ciudadanos y refleja la estrategia más amplia del presidente Nayib Bukele para estabilizar la economía de El Salvador. Bukele, cuyo segundo mandato consecutivo como presidente ha generado controversia debido a las prohibiciones constitucionales, ahora busca cambiar el enfoque de su administración de abordar la violencia de las pandillas a abordar los problemas económicos. Sin embargo, mientras el país emprende este camino, quedan preguntas: ¿Resolverá la amnistía fiscal los desafíos económicos subyacentes de El Salvador?
Una nueva oportunidad para los contribuyentes morosos
La Asamblea Legislativa de El Salvador, dominada por los aliados de Bukele, ha abordado de manera proactiva las dificultades financieras de muchos ciudadanos. Esta última amnistía, que abarca un período de 90 días, permite a los contribuyentes con deudas acumuladas liquidarlas sin temor a multas punitivas o a la acumulación de intereses. Como novedad, también incluye las multas de tránsito, una medida que puede resonar en una parte importante de la población, dado el problema generalizado de las multas de tránsito impagas en el país.
Esta no es la primera vez que el gobierno implementa una medida de este tipo. En 2022 y 2023, las amnistías fiscales anteriores permitieron a miles de salvadoreños liquidar sus deudas. Según la Asamblea Legislativa, 25.825 ciudadanos se beneficiaron de la amnistía de 2022, mientras que 36.000 se beneficiaron de la versión de 2023. El programa más reciente por sí solo recaudó alrededor de 100 millones de dólares, de los cuales el 57% provino de los pequeños contribuyentes.
Sin embargo, si bien estas cifras indican éxito, también subrayan un desafío crítico: el sistema fiscal de El Salvador puede no ser sostenible sin amnistías recurrentes. La implementación frecuente de tales políticas plantea inquietudes sobre si son simplemente medidas provisionales en lugar de soluciones a largo plazo para un problema económico mucho más profundo.
El enfoque económico de Bukele
En su segundo discurso inaugural el 1 de junio de 2023, el presidente Bukele aclaró que las prioridades de su administración estaban evolucionando. Después de haberse centrado principalmente en la seguridad durante su primer mandato, principalmente a través de su controvertida ofensiva contra la violencia de las pandillas, Bukele tiene la intención de centrar su atención en los desafíos económicos del país.
“Ahora que hemos abordado el tema más urgente, que era la seguridad, vamos a centrarnos de lleno en los problemas importantes, empezando por la economía”, declaró Bukele. Este cambio de postura se produce después de que el presidente se refiriera a la violencia de las pandillas como un “cáncer” que azota a El Salvador, y que, según él, su gobierno ha erradicado en gran medida.
La administración de Bukele, con su enfoque de mano dura contra la delincuencia, ha logrado un éxito notable en la reducción de la tasa de homicidios del país. Sin embargo, a medida que la seguridad ha mejorado, las dificultades económicas del país han pasado a primer plano. Para muchos salvadoreños, la inseguridad laboral, los altos costos de vida y los salarios estancados siguen siendo realidades diarias a pesar de los agresivos esfuerzos del gobierno por mejorar la seguridad y la infraestructura.
Las amnistías fiscales pueden verse como parte de la estrategia económica más amplia de Bukele, diseñada para brindar un alivio muy necesario a los ciudadanos y aumentar los ingresos del gobierno. Sin embargo, como señalan los críticos, tales medidas podrían tener un impacto limitado a largo plazo a menos que se combinen con reformas más sustanciales.
Respuesta pública: las preocupaciones económicas siguen siendo importantes
A pesar del énfasis del gobierno en la amnistía fiscal como herramienta de alivio económico, la opinión pública sugiere que los salvadoreños siguen profundamente preocupados por la economía. Una encuesta reciente del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), parte de la Universidad Centroamericana dirigida por los jesuitas, reveló que el 73,7% de los salvadoreños cree que el principal problema del país está relacionado con factores económicos. Además, el 25,8% afirmó que el mayor fracaso de Bukele durante su mandato fue la gestión de la economía.
Estas cifras ponen de relieve el creciente sentimiento de descontento entre los salvadoreños, quienes, a pesar de apreciar la reducción de la delincuencia, sienten que sus luchas económicas cotidianas han sido descuidadas. La crisis económica mundial, exacerbada por la inflación y el aumento de los precios de los alimentos, no ha hecho más que aumentar la presión.
La administración de Bukele se enfrenta a la difícil tarea de equilibrar los avances logrados en materia de seguridad con la urgente necesidad de revitalizar la economía. Si bien las amnistías fiscales pueden ofrecer un alivio temporal, hacen poco para abordar los problemas estructurales que siguen obstaculizando el crecimiento económico en El Salvador, como la baja productividad, el subempleo y la falta de diversificación en industrias críticas.
¿Puede la amnistía fiscal impulsar el crecimiento a largo plazo?
El uso reiterado de la amnistía fiscal por parte de El Salvador plantea preguntas críticas sobre su eficacia a largo plazo. Si bien las medidas brindan un alivio financiero inmediato a los contribuyentes y generan ingresos rápidos para el gobierno, también pueden alentar una cultura de incumplimiento. Si los ciudadanos llegan a esperar amnistías periódicas, podría haber menos incentivos para pagar los impuestos a tiempo, lo que podría conducir a una inestabilidad fiscal aún mayor en el futuro.
Además, la dependencia del gobierno de los programas de amnistía refleja su lucha más amplia para implementar reformas tributarias integrales que aseguren flujos de ingresos sostenibles. La economía del país depende en gran medida de las remesas, y millones de salvadoreños que viven en el extranjero, principalmente en los Estados Unidos, envían dinero a sus familias. Si bien estas remesas son un salvavidas para muchos, hacen poco para estimular el crecimiento económico interno o crear oportunidades de empleo a largo plazo.
El gobierno de Bukele podría tener que considerar reformas fiscales más profundas para abordar los desafíos económicos de El Salvador. Esto podría implicar revisar el sistema tributario, mejorar la transparencia en el gasto público e invertir en sectores que puedan crear empleos e impulsar la productividad. Fomentar un entorno favorable a las empresas que fomente la inversión local y extranjera será crucial para impulsar el crecimiento sostenible.
Si bien la amnistía fiscal puede brindar un alivio a corto plazo, es poco probable que sea una panacea para los problemas económicos de El Salvador. Bukele busca consolidar su legado político, por lo que su administración debe ir más allá de las soluciones temporales y centrarse en construir una economía resiliente y diversificada.
Lea también: La apuesta de alto riesgo de un país con Bitcoin en El Salvador
La última amnistía fiscal de El Salvador es otro intento más de la administración del presidente Bukele por aliviar la carga financiera de sus ciudadanos y estabilizar la economía. Sin embargo, mientras el país se enfrenta a un panorama económico complejo, aún queda por ver si estas medidas impulsarán el crecimiento y la prosperidad a largo plazo. En un momento en que la opinión pública se centra cada vez más en las cuestiones financieras, los próximos pasos de Bukele serán decisivos para dar forma al futuro de El Salvador.