NEGOCIOS Y FINANZAS

El Enigmático “Experimento Libertario” del Consorcio Prospera en Honduras Desata una Disputa Mundial de 11 Mil Millones de Dólares

Una vez concebida como una gran visión libertaria en Honduras, esta iniciativa ha degenerado en un tenso enfrentamiento entre sus líderes, las comunidades locales y las máximas autoridades del país. Lo que comenzó como una “ciudad-estado” que prometía oportunidades ahora enfrenta una feroz oposición, demandas multimillonarias y una creciente desconfianza pública.

Un Comienzo Deslumbrante en Medio de Bosques Tropicales

Bajo las exuberantes copas verdes de Roatán, una isla frente a la costa hondureña, se alza un imponente enclave cercado conocido como Prospera, que se extiende hacia el mar Caribe. Sus condominios de gran altura y su arquitectura angular contrastan con las suaves curvas de una playa bañada por aguas cristalinas. Desde el exterior, parece un lujoso resort privado, pero Prospera está legalmente designada como una ciudad, con su propio código regulador, impuestos ultrabajos y un sistema judicial independiente dirigido por tres jueces retirados de Arizona.

El proyecto es, en su mayoría, una creación del administrador de fondos venezolano Erick Brimen, quien promociona a Prospera como “el experimento más ambicioso del mundo en autogobierno” (según Bloomberg). Los materiales promocionales de la ciudad prometen tasas impositivas de un solo dígito, un marco legal independiente y la ausencia de lo que Brimen describe como “regulaciones engorrosas”. Los visitantes deben firmar un documento de entrada a corto plazo, comprometiéndose a cumplir las normas del sistema independiente de Prospera. Según Bloomberg, las oficinas compartidas rebosan de nuevas empresas, mientras que en los centros de producción las máquinas ensamblan piezas que reflejan las aspiraciones de desarrollo del asentamiento.

A pesar de su imagen reluciente, existen conflictos fundamentales en el núcleo del proyecto. Honduras es un escenario inusual para un enclave de libre mercado. El país enfrenta desafíos arraigados: corrupción en el sector público, redes de actividades ilícitas y comunidades que carecen de necesidades básicas. Los habitantes de las zonas costeras cercanas a Prospera temen que el desarrollo amenace sus costumbres y prácticas tradicionales. Para Brimen y su red de inversores, un cambio en el régimen político y un fallo judicial desfavorable han transformado su plan idealista en una disputa legal y diplomática.

Aunque Prospera contó inicialmente con el respaldo de las autoridades hondureñas, el clima político ha cambiado drásticamente. Según Bloomberg, el expresidente que impulsó la ley de “zonas económicas especiales”, que dio origen a Prospera, ahora cumple una condena en una prisión estadounidense por narcotráfico. Su sucesora, la presidenta Xiomara Castro, ha calificado a Prospera como una creación turbia del anterior “narco-régimen”. Su gobierno presentó una demanda que logró que la Corte Suprema declarara inconstitucional la ley que sostenía a Prospera.

El Auge de una Utopía Libertaria

Según Bloomberg, la idea detrás de Prospera se enmarca en el modelo de las llamadas “ciudades carta”, jurisdicciones especiales que prometen una interferencia mínima del gobierno. Este enfoque ha encontrado fervientes defensores en círculos de Silicon Valley: empresarios, capitalistas de riesgo e incluso figuras influyentes como el CEO de Coinbase, Brian Armstrong, han respaldado el proyecto, elogiando la desregulación como una vía hacia un “desarrollo económico transformador”. Señalan ejemplos históricos como Hong Kong o Dubái, regiones que aprovecharon marcos legales únicos para atraer inversiones extranjeras y modernizarse.

En 2017, Erick Brimen comenzó a trabajar dentro del marco legal de las “Zonas de Empleo y Desarrollo Económico” (ZEDE) de Honduras. Esta ley permitía crear enclaves con autonomía casi total en materia fiscal, regulatoria e incluso en el ámbito de la seguridad pública. Según Bloomberg, Brimen adquirió terrenos en Roatán y en partes del territorio continental de Honduras, con el respaldo de 120 millones de dólares en capital inicial. Pronto, un flujo constante de emprendedores se sintió atraído por los beneficios: impuestos corporativos del 1 %, impuestos sobre la renta personal limitados al 5 % y la libertad de establecer o adaptar regulaciones específicas para sus industrias.

Quienes visitan el campus frente al mar de Prospera descubren una comunidad vibrante. Lanchas rápidas conectan una torre residencial de 14 pisos, un complejo de coworking y una “Fábrica Circular” impulsada por robots que reutiliza materias primas. El campo de golf “Pristine Bay” ofrece un refugio de lujo para fundadores de startups y entusiastas de las criptomonedas. Bloomberg también destaca la presencia de “biohackers”, investigadores enfocados en el antienvejecimiento y personas en busca de tratamientos médicos alternativos, atraídos por un entorno regulatorio flexible.

Según explicó Brimen a Bloomberg, su motivación proviene de su infancia en Venezuela, donde fue testigo del daño que generan la corrupción y el exceso de regulación. Inicialmente, intentó establecer “Zonas de Prosperidad” en varios estados de EE. UU., con el respaldo de economistas conservadores. Sin embargo, encontró resistencia entre las autoridades locales, reacias a ceder tanta autonomía a una entidad privada. América Latina, y en particular Honduras, se mostraron más receptivos a este tipo de experimentación radical. Brimen logró establecer vínculos con figuras influyentes, incluido el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, para asegurar las concesiones legales que dieron origen a Prospera.

Durante 2022 y 2023, el ambiente en Prospera estuvo marcado por el optimismo. Bloomberg reportó que alrededor de 50 empresas se establecieron en el enclave, mientras unos 200 “registrados” disfrutaban de su ágil estructura regulatoria. El concepto ganó popularidad entre los defensores de las criptomonedas, quienes acudieron a conferencias bajo el lema “Hacer que la muerte sea opcional”, combinando innovaciones en salud con la desregulación. En una cumbre de verano en 2023, los asistentes alternaron paneles de biotecnología con fiestas en la playa, impulsados por la idea de que Prospera “podría cambiar el mundo”, como expresó Brimen a Bloomberg.

Oposición Creciente y Demandas Multimillonarias

Ese entusiasmo inicial pronto chocó con una cruda realidad. El nuevo gobierno de Honduras, liderado por Xiomara Castro, inició una ofensiva para desmantelar la estructura de zonas económicas especiales. Castro ha descrito estos enclaves como una amenaza a la soberanía nacional, acusándolos de “saquear al país en favor del capital multinacional” (según Bloomberg). Su administración, junto con la Corte Suprema de Justicia, anuló la ley ZEDE original al declararla inconstitucional.

En respuesta, Erick Brimen presentó una demanda internacional de arbitraje por 11.000 millones de dólares contra Honduras, argumentando que cerrar Prospera viola las protecciones para inversores extranjeros. La cifra es asombrosa, ya que equivale a aproximadamente un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) anual del país. Ante esta situación, Honduras se retiró del tratado que permitía dicho arbitraje internacional, aunque expertos legales sostienen que el país sigue sujeto a acuerdos previos. Según Bloomberg, Brimen también presionó en el Congreso de Estados Unidos, logrando que senadores y representantes emitieran cartas con advertencias sobre posibles sanciones si el gobierno hondureño no daba marcha atrás.

Pese a esta intensa presión, el escepticismo local persiste en Roatán, donde aldeas pesqueras como Crawfish Rock colindan con las propiedades de Prospera. Muchos residentes son garífunas, una comunidad afroindígena con protecciones especiales bajo la ley hondureña. Sin embargo, las promesas de empleo no han aliviado el temor de los lugareños a ser desplazados por extranjeros adinerados. Según Bloomberg, líderes comunitarios como Vanessa Cárdenas acusan a Prospera de haber irrumpido sin una verdadera consulta popular. Otros, como el pescador Tommy Connor, reconocen un potencial beneficio en mejoras de carreteras, sistemas de alcantarillado y oportunidades laborales.

La tensión aumentó cuando el alcalde de Roatán, Ron McNab, rechazó la idea de que una ciudad privada pudiera prosperar utilizando recursos insulares sin pagar impuestos municipales. “Usan nuestro vertedero, nuestras carreteras y nuestro aeropuerto”, declaró McNab a Bloomberg. “No me parece justo”. En 2023, el alcalde publicó un aviso de cierre en una de las propiedades de Prospera, alegando el impago de impuestos locales. El conflicto sigue sin resolverse.

Desde la dirección del proyecto insisten en que su misión es altruista y busca elevar el nivel de vida de los hondureños, históricamente afectados por la pobreza. “No estamos aquí a costa del Estado-nación”, dijo Brimen a Bloomberg. “Lo vemos más bien como una asociación”. Según el desarrollador, el 88 % de los ingresos fiscales de Prospera se reinvierte en la ciudad, mientras que el resto se destina a un fondo para el desarrollo nacional. No obstante, esta distinción entre “gobierno privado” y control estatal hondureño es precisamente lo que Castro y sus aliados rechazan, calificando la iniciativa ZEDE como una herencia del “narco-régimen” de Juan Orlando Hernández, desacreditado por su vinculación con el narcotráfico y la corrupción.

El Futuro de la Visión Libertaria en la Isla

Durante años, defensores de las ciudades carta han sostenido que estos proyectos podrían liberar a las naciones empobrecidas de la parálisis burocrática. El economista Paul Romer, ganador del Premio Nobel, inicialmente apoyó la idea, confiando en que enclaves transparentes y eficientes estimularían el crecimiento. Pero Romer ahora sostiene que el enfoque de Prospera “está muy lejos” de lo necesario para transformar Honduras. Según declaró a Bloomberg, la ciudad es simplemente “una comunidad cerrada” que podría aislarse de la población local. “Están viviendo en esta fantasía libertaria de que pueden estar libres del gobierno”, comentó Romer. “Eso no va a terminar bien”.

Desde una perspectiva pragmática, el futuro de Prospera depende de su capacidad para sobrevivir en un entorno cada vez más hostil. Stephen Moore, exasesor económico del expresidente Donald Trump y simpatizante del proyecto, reconoció que no esperaban una batalla legal y política de esta magnitud. “Ciertamente no esperábamos esto”, dijo a Bloomberg.

Sin embargo, algunos empresarios mantienen su optimismo. Dusan Matuska, fundador de una academia de aprendizaje sobre Bitcoin en Prospera, expresó su entusiasmo a Bloomberg: “Desde el principio, creí en los sistemas privados de gobernanza”. Matuska valora la simplicidad de las normas fiscales, la posibilidad de realizar pagos en Bitcoin y la falta de trámites burocráticos. Además, algunas empresas biotecnológicas han comenzado a probar tratamientos en la zona que estarían prohibidos en Estados Unidos. Estas pruebas, combinadas con conferencias temáticas y fiestas en la playa, alimentan una sensación de libertad creativa difícil de encontrar en entornos regulados.

Aun así, los críticos sostienen que cualquier “ciudad de ensueño” debe fomentar una relación mutuamente beneficiosa con su país anfitrión o arriesgarse a un colapso cuando las elecciones cambien los vientos políticos. Mark Lutter, un colaborador inicial de Brimen, dijo a Bloomberg: “El éxito de una ciudad carta depende de una buena relación con el país anfitrión… Es difícil tener éxito sin eso”. Y es que Honduras celebrará elecciones generales en 2025, mientras el gobierno de Castro sigue impulsando iniciativas de bienestar social que chocan con el enfoque hiper-capitalista de Prospera.

Con las demandas aún en proceso, algunos observadores predicen que la incertidumbre legal podría ahuyentar nuevas inversiones. Otros creen que la base ideológica del proyecto—una fusión de ortodoxia de libre mercado con un fervor utópico—seguirá atrayendo a inversores globales. La teoría sostiene que, al quedar libres de regulaciones locales, los emprendedores podrán desarrollar tecnologías punteras con mayor rapidez. No obstante, queda por ver si esa filosofía se traduce en oportunidades reales para miles de hondureños en situación de pobreza o si simplemente atraerá a una élite extranjera en busca de escasa supervisión.

En esencia, el destino de Prospera está ligado a la postura cambiante de Honduras. Si el arbitraje internacional falla a favor de los inversores y prospera la demanda por 11.000 millones de dólares, el Estado podría verse obligado a llegar a un acuerdo o a permitir que Prospera siga operando. Por otro lado, si el experimento pierde fuerza, esta experiencia podría convertirse en una advertencia para futuras iniciativas de autogobierno que intenten replicarse en otras partes del mundo. Brimen, por su parte, mantiene su posición. En su declaración a Bloomberg, afirmó: “Esto marca nuestro comienzo, no nuestro final”.

Lea Tambien: Aeroméxico de México Gana el Título de la Aerolínea Más Puntual de 2024

La disputa entre Prospera y el gobierno hondureño ya es una referencia para proyectos similares que buscan establecer territorios autónomos en África y Asia. Las tensiones entre ambas partes muestran a otras naciones los desafíos potenciales de estos modelos. Las playas espectaculares, el marketing agresivo y las conferencias internacionales pueden atraer atención, pero la verdadera clave del éxito podría residir en una integración profunda con las comunidades locales y un entorno político nacional estable. Solo el tiempo dirá si este experimento libertario en Roatán se convierte en una pesadilla de 11.000 millones de dólares o logra abrir un camino negociado hacia una prosperidad compartida.

Related Articles

Botón volver arriba