NEGOCIOS Y FINANZAS

La alianza de México con Nissan es incierta mientras la automotriz enfrenta vientos en contra a nivel mundial

Ante la amenaza de aranceles en EE.UU., la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, advierte que la salida de Nissan sería costosa, poniendo en riesgo su considerable mercado local. Al mismo tiempo, la automotriz japonesa enfrenta obstáculos en sus planes eléctricos, su colaboración con otros actores y sus ganancias, lo que complica su vínculo a largo plazo con México.

La advertencia de Sheinbaum y el arduo arancel del 25%

Las alarmas comenzaron a sonar cuando el expresidente de EE.UU., Donald Trump, reiteró su promesa de imponer un arancel del 25% a los vehículos que ingresan desde México. Esta medida potencial generó preocupación entre los fabricantes de automóviles, cuya cadena de suministro transfronteriza mantiene activas fábricas en ambos países. Sin embargo, una voz destacó entre los comentarios políticos y económicos habituales: la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, advirtió a Nissan que, si abandonaba el país por temor a los aranceles, perdería el acceso al vasto mercado nacional.

Sheinbaum hizo estas declaraciones en su conferencia matutina, recordando la presencia de Nissan en México durante décadas. “A menudo se dice que estas empresas multinacionales vienen aquí para exportar autos a EE.UU., pero en realidad, la enorme planta de Nissan en Aguascalientes abastece principalmente al mercado nacional”, enfatizó. Si Nissan se retirara, cedería una parte significativa de la demanda de autos a sus competidores. El mensaje fue claro: cualquier salida abrupta como reacción a las amenazas arancelarias de EE.UU. podría dañar la marca y las finanzas de Nissan en México, uno de los centros de manufactura automotriz más importantes del mundo.

Aunque Sheinbaum adopta una postura firme, el director ejecutivo de Nissan, Makoto Uchida, prevé un escenario similar si la política comercial de Trump entra en vigor. Uchida afirmó: “Si los aranceles suben demasiado, cambiaremos la producción”. Abandonar México parece una medida extrema, pero la opción de trasladar algunas líneas de producción sigue siendo real. No obstante, la respuesta de Sheinbaum, citada en medios locales, desafió prácticamente a Nissan a reconsiderarlo. Según ella, el problema no es solo EE.UU., sino la importancia de mantener una presencia en Latinoamérica que ha tomado décadas construir. Si los aranceles de Trump se concretan, las exportaciones automotrices mexicanas a EE.UU. podrían volverse demasiado costosas. Sin embargo, Sheinbaum sugiere que Nissan perdería aún más si se va.

Este debate arancelario está estrechamente ligado al sector automotriz mexicano, que representa aproximadamente el 4% del PIB nacional y una quinta parte de la actividad manufacturera. En enero pasado, las exportaciones cayeron más del 13% en comparación con el año anterior, y más interrupciones podrían empeorar la situación. Con su declaración, Sheinbaum enfatiza lo que está en juego. Quiere que empresas como Nissan permanezcan en el país, manteniendo empleos e inversiones, y al mismo tiempo las insta a no ignorar la demanda interna. ¿Se dejará Nissan llevar por los vientos del comercio exterior o confiará en sus raíces en México?

El legado de Nissan en México

Cuando Nissan llegó en 1961, pocos habrían imaginado que se convertiría en uno de los actores dominantes del sector automotriz mexicano. Para 1966, la compañía abrió su primera planta de manufactura fuera de Japón en Cuernavaca, conocida como CIVAC. Con el tiempo, surgieron más instalaciones de motores y tren motriz en Aguascalientes, consolidando a Nissan como un pilar de la producción automotriz en América Latina.

Según datos históricos, Nissan ha fabricado más de 14 millones de vehículos en México y los ha exportado a más de 80 mercados desde 1972. Modelos icónicos como el Sentra, March, Kicks y NP300 se ensamblan total o parcialmente en el país. Aunque estos modelos se exportan, Sheinbaum destaca que una gran parte se vende dentro de México. Muchos conductores mexicanos han crecido con la marca Nissan. “Estamos profundamente arraigados en este mercado”, señaló un representante de Nissan México en un comunicado anterior.

Recientemente, Nissan México lanzó un ambicioso plan de renovación de productos, rediseñando o mejorando el 60% de su línea con tecnología avanzada, mayor seguridad y mejor conectividad. Esto responde a una competencia cada vez más intensa de fabricantes estadounidenses y chinos en la región. Aun con este impulso, la marca enfrenta nuevos desafíos, desde la transición global hacia autos eléctricos hasta cambios en las preferencias de los consumidores. Sin embargo, Nissan sigue siendo una parte clave del panorama automotriz mexicano, algo que Sheinbaum busca aprovechar en medio de las tensiones con Washington.

Mientras Nissan enfrenta un panorama de negocios en evolución—particularmente con la electrificación—sigue fortaleciendo sus lazos con agencias mexicanas y redes de suministro locales. Durante décadas, la automotriz ha formado a generaciones de ingenieros, ha desarrollado sinergias con proveedores de autopartes y ha sido clave en la creación de empleos en estados como Aguascalientes. Abandonar ese capital social, de infraestructura y de marca no es sencillo. A pesar del impacto externo de los aranceles propuestos, Sheinbaum sostiene que la realidad local aún puede inclinar la balanza a favor de quedarse.

El acuerdo con Honda fracasa, aranceles en el horizonte

Externamente, Nissan enfrenta más que el enfrentamiento arancelario entre EE.UU. y México; la compañía ha sufrido importantes trastornos internos y reveses globales. En los últimos meses, fracasó un acuerdo planeado con Honda, anunciado inicialmente en diciembre. Según un comunicado de Nissan, la ruptura se debió a la necesidad de tomar decisiones rápidas en un mercado en constante cambio y al plan de Honda de convertir a Nissan en parte de su empresa. Este quiebre evidencia las débiles alianzas de Nissan. Los planes de sinergia en I+D y electrificación se han desmoronado, dejando a la automotriz más vulnerable en su transición hacia una era dominada por los vehículos eléctricos.

Makoto Uchida, director ejecutivo de Nissan, declaró a los periodistas que la compañía debe estar lista para “todas las opciones sin tabúes” para garantizar su supervivencia. Las ganancias de Nissan han caído drásticamente este año: de 325 mil millones de yenes (2.1 mil millones de dólares) en el período anterior a solo 5.1 mil millones de yenes (33 millones de dólares) en los últimos nueve meses. Esta situación ha desencadenado medidas radicales de reducción de costos, incluida la eliminación de 6,500 empleos en EE.UU. y Tailandia. Además, la compañía planea reducir su producción global en un millón de unidades para 2026. Mientras tanto, sus acciones han caído un 25% en el último año, superando la disminución del 15% de su rival Honda.

Uno de los factores detrás de este declive es la entrada tardía de Nissan en el mercado de vehículos eléctricos, donde los fabricantes chinos y Tesla la han superado a nivel mundial. Además, los cambios en las políticas han provocado que los modelos eléctricos de Nissan ya no califiquen para ciertos incentivos fiscales en EE.UU., lo que ha erosionado su participación en ese mercado clave. Con una posición global debilitada, la automotriz necesita bases estables. En este sentido, la postura de Sheinbaum cobra relevancia: México sigue siendo un bastión históricamente estable. Si Nissan lo abandona, el daño podría superar el impacto de cualquier arancel a corto plazo.

El expresidente Donald Trump ha reiterado su promesa de imponer aranceles del 25% a los autos fabricados en México con la intención de presionar a empresas como Nissan. Pero Sheinbaum sostiene que esta política podría ser efímera o, al menos, superable, especialmente si México refuerza su mercado interno. De hecho, la clase media mexicana es lo suficientemente grande como para que muchas marcas japonesas, estadounidenses y europeas consideren al país un mercado autosuficiente. La lógica de Sheinbaum es clara: si los nuevos aranceles afectan las exportaciones a EE.UU., Nissan podría prosperar enfocándose más en los compradores mexicanos, lo que incluso fortalecería la lealtad a la marca. Además, la presidenta ha insinuado su interés en impulsar la producción local de híbridos. Según su visión, si Nissan invierte en la transición de México hacia una movilidad más ecológica, podría asegurar su negocio a largo plazo.

El futuro de Nissan en México

¿Percibe Nissan las palabras de Sheinbaum como una señal para quedarse en México y consolidar su base local ante la inestabilidad en EE.UU.? La empresa mantiene cautela. Uchida ha mencionado la posibilidad de trasladar la producción, pero no hay un plan claro de salida inmediata. Mientras tanto, Nissan toma medidas para ajustar su estructura operativa. Su red de proveedores en México, desarrollada a lo largo de décadas, y un posible plan para fabricar híbridos o eléctricos en el país podrían permitirle lanzar una gama de vehículos competitiva para los mercados local y regional. La decisión no se trata solo de minimizar riesgos; también responde a la evolución de las preferencias de los consumidores.

No se trata únicamente de mitigar riesgos, sino de aprovechar la sinergia con las nuevas tendencias de consumo. Los conductores jóvenes en México muestran un creciente interés por los vehículos de bajas emisiones, especialmente si se endurecen los incentivos gubernamentales o las regulaciones ambientales en las ciudades. Las inversiones de Nissan en capital, talento técnico e identidad corporativa en México no son fáciles de replicar en el sudeste asiático o Europa del Este. Por supuesto, cualquier cambio a corto plazo dependerá de la probabilidad de que EE.UU. implemente o mantenga el arancel del 25%. Sin embargo, los desafíos globales de Nissan—especialmente sus débiles ganancias y su estrategia incierta en vehículos eléctricos—dejan poco margen para shocks adicionales o movimientos abruptos.

En el fondo, esta situación refleja un cambio en la industria automotriz. Durante años, los fabricantes multinacionales vieron a México principalmente como una plataforma de exportación, gracias a sus ventajas de costos y acuerdos comerciales favorables como el TLCAN (renegociado como T-MEC). Si las amenazas arancelarias de Trump erosionan esas ventajas, las automotrices podrían reconsiderar su estrategia. Sin embargo, Sheinbaum apuesta a que la base de consumidores en México es lo suficientemente fuerte como para que huir del país no sea la mejor opción para Nissan en el largo plazo.

En este momento, Nissan debe considerar varios asuntos interconectados: mantener su presencia en el mercado estadounidense, revisar asociaciones rotas con empresas como Honda, canalizar fondos hacia una mejor gama de vehículos eléctricos y conservar la confianza de los clientes en América Latina. Sheinbaum ha adoptado una postura retórica clara: si Nissan abandona sus profundas raíces en México, enfrentará una competencia feroz por su considerable demanda automotriz. Para la marca, el equilibrio es delicado: si se inclina demasiado hacia el argumento de “escapar de los aranceles”, corre el riesgo de perder terreno entre los miles de consumidores mexicanos que compran un Nissan cada año.

El mercado automotriz cambia rápidamente. Nissan enfrenta dificultades cuando factores externos alteran sus planes. Sheinbaum ha dado una señal clara, y México demuestra su confianza, ya que su gente sigue comprando muchos autos dentro del país. Nissan ha permanecido allí durante muchos años. Detenerse ahora generaría más incertidumbre de la que parece. Esta situación se suma a la lucha continua del fabricante con la electrificación y sus intentos de reducción de costos. El riesgo aumenta.

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Ningún arancel del 25 % en EE.UU. ni un cambio de estrategia puede romper el vínculo de Nissan con México, una relación que ha perdurado cinco décadas. La decisión no solo implica pérdidas económicas a corto plazo, sino que también define una ruta segura en una industria en constante transformación. Según Sheinbaum, abandonar a los compradores mexicanos significaría renunciar a un activo clave que ha mantenido a la compañía firme en su mercado principal durante cincuenta años. Independientemente de si la marca cede o no a las exigencias de la Casa Blanca, el mensaje es claro: el liderazgo mexicano está dispuesto a defender sus mercados locales y exhorta a los fabricantes a invertir más profundamente en un país que les ha brindado una cálida bienvenida y que, a su vez, se ha convertido en una pieza clave de su éxito.

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