Las dinámicas del cambio en América Latina

Las 5 mayores economías latinoamericanas, por tamaño, son Venezuela, Colombia, Argentina, México y Brasil. El líder actual, Brasil, tiene un PIB agregado de $1.796 billones de dólares mientras que México posee una economía total de $1.046 billones de dólares. La diferencia de 71% entre las dos mayores economías de la región presuponen que el país carioca es un poder indiscutible en América Latina.

Sin embargo, la relación entre el Producto Interno Bruto de Brasil y México se hace insignificante al considerar que la razón de PIB per cápita entre los países es de tan solo 5.4%. El Producto Interno Bruto Per Cápita indica cuánto dinero tendría cada ciudadano de un país si todos tuviesen los mismos ingresos; dicha variable imita la calidad de vida promedio y sugiere la pregunta, ¿qué tan cierto es que Brasil es la mayor potencia de América Latina en el presente y futuro?

El poder de una nación se ha medido tradicionalmente por su PIB agregado. Asumir una relación directa entre la riqueza y el liderazgo de un país es peligroso tal que dicha correlación no considera la inequidad. Dado que la economía latinoamericana se ha desplazado del sector primario, la participación ciudadana se hace cada día más importante; el solo cálculo del PIB ya no es una medida suficiente liderazgo.

Una mejor medida para indicar el desarrollo de un país que el PIB agregado es el índice GINI. El indicador producido por el Banco Mundial mide la dispersión en el ingreso de la nación a estudiar y provee una perspectiva clara sobre desigualdad. Un GINI más alto indica mayor desigualdad mientras que un GINI menor indica una mejor distribución de la riqueza

La última medición sudamericana del GINI se realizó en 2014 arrojando un valor de 48.21 para México y de 51.48 para Brasil. Se concluye que un ciudadano promedio de México tiene el mismo ingreso que un brasileño. Sin embargo, el mexicano vive en un entorno menos desigual.

A largo plazo, México también provee oportunidades que no existen en Brasil. La tasa de interés real mexicana se ha mantenido constante entre el 0% y el 3% desde 2015 en lo que ha sido reconocido por el Foro Económico Mundial como un buen manejo macroeconómico en una administración financiera eficaz.

Por otro lado, Brasil entró a un ciclo recesivo en 2011 y se encuentra actualmente en una etapa de recuperación con una tasa sub-normal de 40.4%. Dicha tasa de interés refleja el poco interés de la nación en desarrollar un mayor sector de emprendimiento y la gran importancia que da el estado a atender las necesidades de sus bancos.

Huffington Post aseveró que los bancos brasileños tienen mayor control político que Wall Street sobre el gobierno estadounidense.

A un ciudadano promedio en Brasil y México le corresponde un producto interno bruto per cápita de una proporción semejante. Sin embargo, el mexicano enfrenta una mayor movilidad social a causa de una mejor distribución de recursos. Adicionalmente, si un brasileño toma un crédito por un monto dado, este tendrá que pagar 396% más intereses que su contraparte mexicana.

¿Es Brasil realmente un referente de liderazgo en la región?

Latin American Post | David Eduardo Rodríguez Acevedo

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