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Mujeres del Manglar de Colombia Forjan Tradición y Sostenibilidad

Mujeres recogen piangüa, un marisco, en los manglares a lo largo de la costa pacífica de Colombia. Este recurso ayuda a alimentar a sus familias y mantiene vivas las antiguas tradiciones. Su grupo apoya a las comunidades locales, protege la riqueza de la naturaleza y desempeña un papel crucial en la preservación de las tradiciones culturales. También luchan por el reconocimiento mundial de su oficio, que representa fuerza, prácticas duraderas e historia cultural.

Mujeres Empoderadas por la Tradición

Cuando la marea baja en la costa pacífica de Colombia, un grupo de mujeres se pone botas de goma, sube a balsas de madera y se adentra en los manglares. Su misión consiste en recolectar piangüa, un molusco que alimenta a sus familias, les da fuerza y ocupa un lugar importante en el patrimonio cultural de su comunidad. Estas mujeres, profundamente conectadas con las tradiciones de La Plata, en el corazón del Parque Natural Nacional Uramba-Bahía Málaga, redefinen la sostenibilidad y la resistencia a través de su antiguo oficio. Conservan sus tradiciones.

Tienen seis horas para trabajar mientras el reloj avanza antes de que la marea suba de nuevo. Sumergidas en el barro, cantan para pasar el tiempo, indiferentes al sol o la lluvia, llenando sus contenedores con los moluscos similares a mejillones que se utilizan para preparar recetas apreciadas. “Esta es una actividad ancestral que proporciona sostenibilidad económica para nosotras como mujeres”, dice Matilde Mosquera Murillo, representante legal de la Asociación Raíces Piangüeras. “Simboliza la resistencia cultural y preserva nuestras tradiciones gastronómicas.”

Con solo 27 años, Mosquera, socióloga de formación, ha tomado las riendas de esta organización, fundada en 2019. Bajo su liderazgo, más de 70 mujeres se han unido al colectivo, convirtiendo a las piangüeras de La Plata-Bahía Málaga en un pilar de los esfuerzos de conservación en la región. “Monitoreamos los manglares porque entendemos su papel crítico en el ecosistema: son viveros para miles de especies”, explica Mosquera. “Cada paso que damos tiene como objetivo la sostenibilidad, asegurando que todas nuestras iniciativas protejan la naturaleza.”

De la Tradición Local al Reconocimiento Global

Su trabajo ha trascendido fronteras. En 2023, la Asociación Raíces Piangüeras organizó el primer Encuentro de Mujeres Piangüeras del Pacífico Colombiano, un encuentro de mujeres dedicadas a la tradición del piangüeo. Durante este evento, instaron al gobierno colombiano a solicitar a la UNESCO que reconociera el piangüeo como patrimonio cultural inmaterial. Su abogacía por el reconocimiento global es una causa que merece nuestro apoyo. “Creemos en el empoderamiento político de las mujeres”, enfatiza Mosquera. “Nuestras voces deben ser escuchadas en los procesos de toma de decisiones, en la creación de políticas públicas y en el reconocimiento global de nuestro trabajo ancestral.”

El archipiélago de La Plata es un tesoro ecológico, y las piangüeras son fundamentales para su conservación. Su trabajo garantiza la preservación de su biodiversidad vibrante, que incluye 1.396 especies, entre ellas aves, reptiles, mamíferos y anfibios. Las aguas están llenas de vida marina, desde ocho especies de tiburones y 22 tipos de rayas hasta 348 especies de peces. Esta biodiversidad vibrante prospera entre seis tipos de manglares: rojo, negro, blanco, botón, piñuelo y cómico.

Unidad Basada en la Conservación

Santiago Valencia, líder del Consejo Comunitario La Plata-Bahía Málaga, destaca el enfoque único de las mujeres hacia la sostenibilidad. Utilizan una herramienta conocida como piangüímetro, un instrumento tipo regla que asegura que los moluscos que recojan hayan completado su ciclo reproductivo. “Su organización es tan fuerte como las raíces del manglar”, dice Valencia. “Incluso se unen para reforestar cuando es necesario. Su unidad les da fuerza para buscar nuevas oportunidades. Se ven a sí mismas como mujeres poderosas, emprendedoras y guardianas de la naturaleza.”

Esta unidad impulsa a las piangüeras a encontrar recursos para mejorar sus habilidades y hacer crecer sus negocios. Algunas mujeres se han diversificado creando ungüentos a partir de plantas medicinales de la selva, elaborando bebidas ancestrales e incluso considerando el envasado al vacío de la piangüa para exportación. “Cuando trabajamos en los manglares, cantamos como símbolo de nuestro poder y una forma de expresar nuestros sentimientos”, comparte Mosquera. “Esto armoniza nuestra actividad y refuerza la importancia de lo que hacemos. Este patrimonio vivirá a través de nuestros hijos y las futuras generaciones.”

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Las piangüeras muestran una combinación única de fuerza y creatividad. Utilizan la sabiduría ancestral y nuevas formas de cuidar el medio ambiente. Esto ayuda a mantener viva su cultura. También demuestra cómo las personas pueden crecer económicamente y cuidar la naturaleza al mismo tiempo. Sus esfuerzos prueban el poder duradero de las mujeres de Colombia y cómo las acciones locales pueden generar cambios duraderos. Mosquera cree que el colectivo y la comunidad tienen un futuro prometedor. “Este trabajo es más que sobrevivir; se trata de quiénes somos, de nuestro orgullo y de mantener nuestro entorno seguro”, dice.

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