Los animales de apoyo emocional se abren camino en el campo de la salud mental
En la actualidad, la incorporación de animales en las diferentes áreas de estudio y tratamientos terapéuticos de salud mental está despertando cada vez más interés en la comunidad científica.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Erika Benitez
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Numerosos estudios e investigaciones demuestran los grandes beneficios que tiene la interacción con animales para la salud de las personas, por ejemplo, para aquellos que sufren de trastornos alimenticios, ansiedad, adicciones, duelos, depresiones, Alzheimer y en personas mayores o cuidados paliativos. Por esta razón, cada vez son más comunes las “Terapias Asistidas con Animales” (TAA) o los animales de apoyo emocional. Un área diferente a los perros de asistencia o servicio entrenados, por ejemplo, para guiar a personas invidentes.
Desde siempre los seres humanos han generado no solo fuertes vínculos socioafectivos con animales, sino que también han hecho uso de sus capacidades y habilidades para diversos fines, como medios de transporte, entretenimiento, protección del hogar y del territorio, símbolos de culto, como guías para personas con diversidad funcional, etc. De allí, el gran potencial que tiene la interacción y compañía de los animales.
Los perros son la especie más usual en estas intervenciones, esencialmente por la variedad de razas, temperamento dócil y facilidad de adiestramiento. Junto a ellos, se incluyen algunos animales de granja, caballos, gatos y delfines. Lo importante, en este sentido, es establecer cuál de ellos es el más idóneo para tratar las funciones físicas o psicológicas particulares de cada paciente.
Terapia Asistida por Animales
Según un estudio denominado “Terapia Asistida por Animales (TAA) y su aplicación en centros hospitalarios”, realizado por la Fundación Matía, este tipo de tratamiento se enfoca en cuatro áreas principales: la física, la cognitiva (para los procesos de memoria y aprendizaje), la emocional (dirigida a la mejora de la expresión emocional) y la relacional (que tiene que ver con las relaciones interpersonales y promoción de la conducta social).
En cuanto a la terapia asistida con perros, se trata de una técnica que se basa en el contacto directo con perros entrenados, que hacen parte de programas terapéuticos con objetivos definidos y con los cuales se pretende la participación de los pacientes en diferentes actividades sensoriales y perceptivas. Los caninos tienen gran habilidad para interpretar las emociones de las personas, para crear un fuerte vínculo afectivo con el ser humano y un comportamiento amigable y fácil de manejar, por lo que, sin duda, son una buena elección como animales terapéuticos.
Otro estudio publicado en la Revista Científica del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid sobre “Terapia asistida con animales en pacientes con trastorno del espectro autista”, demostró que este tipo de terapias con animales, en particular asistida por perros, proporcionan mecanismos y herramientas para mejorar las formas de relacionamiento y comportamiento social. De hecho, Trastorno del Espectro Autista es una de las áreas donde las intervenciones con animales han tenido mayor éxito.
Por otra parte, están las terapias realizadas con caballos, que utilizan equinos para tratar a personas que padecen trastornos de movimiento, asociados con afecciones neurológicas y neuromusculares. Ahora bien, es importante aclarar que no existe un animal específico para cada tratamiento, ni todos los animales son propios para hacer terapia. Parte indispensable del proceso requiere de la destreza del profesional de la salud, que conoce cómo guiar al animal para conseguir determinados objetivos. Lo que sí es cierto, es que hay algunos animales con los que es más fácil trabajar unos temas u otros.
Algunas limitaciones o inconvenientes del proceso tienen que ver con pacientes que no pueden o no quieren establecer ese vínculo necesario con los animales, o cuando presentan alergias a estos. En estos eventos, las TAA no alcanzan sus objetivos y no es posible medir los resultados. Asimismo, hay muchos vacíos normativos sobre cómo se debe proceder con los animales en los entornos de la salud. En algunos países, como Estados Unidos o Canadá, el acceso de animales de compañía o apoyo emocional a los centros de salud está permitido. De hecho, varias instituciones sostienen que ayuda a que las personas internadas mejoren mucho más rápido. Sin embargo, en la mayoría de los países no existe todavía un protocolo para permitir el acceso de animales a los hospitales.
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Animales de apoyo emocional
Desde hace unos años se viene hablando de los animales de apoyo emocional, no solamente de perros, sino también de cerdos, de hámsteres o incluso algunas aves. Estos animales se consideran necesarios para la salud mental de su dueño, es decir, en casos de trastorno de pánico, estrés postraumático, ansiedad, depresión o fobia social. Para que un perro (por ejemplo), sea reconocido como animal de apoyo emocional, tiene que ser prescrito por un especialista en la salud mental, que determinará si la compañía del animal imprescindible para el bienestar en la vida diaria del paciente.
La diferencia con los perros de asistencia es que estos deben estar especialmente entrenados para ayudar a personas con algún tipo de discapacidad o trastorno, mientras los de apoyo emocional, no necesitan entrenamiento especializado y pueden ser de cualquier especie o raza.
Su uso se ha hecho cada vez más popular en el transporte público y en los aviones. Para que una persona pueda viajar con su fiel compañero, debe presentar la documentación que certifique que la compañía de su mascota es necesaria, como un apoyo emocional, y otros documentos sobre el estado de salud de la mascota, dependiendo de las políticas de cada aerolínea y de la reglamentación en los países de origen y destino. Así pues, para que un perro pueda acompañar a su dueño en la cabina del avión, además de la documentación exigida, debe permanecer sentado, frente al asiento asignado y no puede ocupar espacio en los pasillos. Durante todo el vuelo, deben mantener un comportamiento adecuado.
Pese a los avances logrados en la materia, se reconoce la necesidad de contar con una mayor investigación y estudios que implementen una metodología más rigurosa, con resultados más concluyentes y con indicadores más concretos, para una práctica profesional eficaz. Todo esto, respetando siempre la integridad del animal, pues los animales no son un simple recurso de la terapia, son parte integral de la misma y, por ende, corresponde visibilizarlos siempre como seres vivos que sienten y que son merecedores de una serie de derechos que deben respetarse dentro de las intervenciones en las que participan.