¡Dejar de procrastinar es más fácil de lo que crees!
Encuentra aquí valiosos tips para vencer este hábito
Es común que estemos sentados horas y horas frente a nuestro monitor ante un artículo, un reporte, una presentación de Power Point o una base de datos de Excel sin que logremos terminar nuestra tarea. Esto se debe a todas distracciones con las que somos bombardeados durante nuestras jornadas laborales. Las notificaciones que escuchamos cuando nos llega un correo electrónico, el sonido emitido desde nuestro móvil que nos avisa de un mensaje de Whatsapp de la novia, de la amiga, del hermano o del grupo forman parte de estas distracciones, pero el deseo intempestivo por revisar nuestras redes sociales para enterarnos del chisme de nuestro artista favorito, del resultado del partido de futbol que no podemos ver por estar en la oficina, o simplemente para checar cuántos likes tiene la foto que ilustra nuestra visita al museo de historia natural que subimos el fin de semana también hace gran parte de las distracciones a las que nos vemos enfrentados. Estos algunos distractores solo hacen que procrastinemos, es decir, que nos atrasemos en la conclusión de nuestras tareas diarias. Eso implica entregas retrasadas, quedarse horas extras para terminar nuestro trabajo o entregas mediocres. Sin embargo, no hay que sufrir de pánico. La procrastinación es fácil de combatir: solo requiere de algo de disciplina y de seguir algunas recomendaciones proporcionadas por especialistas.
La primera sugerencia es evitar cualquier situación que rompa tu ritmo de trabajo como el móvil: hay que apagarlo o por lo menos desactivar las alertas. Es recomendable cerrar tus redes sociales a menos que tu trabajo te obligue a tenerlas abiertas y activar las alertas del correo electrónico de los mensajes que provengan de tu compañía, para evitar en la medida de lo posibles otras distracciones.
Luego debes plantearte un periodo de tiempo en el cual estarás totalmente enfocado en realizar el trabajo que tienes pendiente. Esta inmersión total en tu labor por cierto lapso debe de tener una recompensa. Puede ser algo simple como comerte una barra de chocolate, un dulce o tomarte una taza de café. El chiste es que tu cerebro registre que el trabajo arduo traerá como consecuencia un premio. Recuerda: no te enfoques en terminar en una o dos horas tu trabajo, sino enfócate en involucrar todos tus sentidos en la realización de ese trabajo. Con sorpresa te darás cuenta, sin proponértelo inicialmente, que en poco tiempo lo tendrás casi terminado si es que no lo has acabado todavía.
Si una de tus distracciones es el compañero parlanchín de unos cubículos del lado tuyo, ¿por qué no tomas tus audífonos y pones algo de música clásica? Si la música clásica no te llama la atención, puedes buscar en Youtube o en tu proveedor de música favorito algo de ruido blanco, lo que te ayudará a concentrarte al 100 por ciento en lo que estás haciendo. Trata de no poner música que te distraiga: evita todo lo que te de ganas de cantar, tararear o bailar y deja la charla con tus compañeros para otro momento. Ya habrá tiempo para socializar. Recuerda que lo importante es no prolongar de más la entrega de tus trabajos, ni extender en vano tus jornadas laborales, pues aunque el trabajo es muy importante, también es necesario atender otras cuestiones de la vida lejos de la oficina.
Enfócate en sacar lo difícil primero, pero no lo hagas pensando en lo pesado o engorroso de tu tarea. Refuerza en tu cabeza la idea de que estarás enfocado al 100 por ciento en esa labor y que al final de ese lapso obtendrás una recompensa. Al final de esa inmersión total puede ser que te des cuenta con agrado que hayas terminado la labor o que la hayas avanzado considerablemente.
Si procrastinaste al leer este artículo, nos encanta que estés con nosotros, pero ¡ánimo! Si te pones a trabajar con juicio terminarás antes de darte cuenta.
Latin American Post | Guillermo Gustavo Vite García
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