Cómo reinventarse, según Alberto Linero
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Hablamos con Alberto Linero sobre el estudio, los deportes que le apasionan y su libro Mi vida de otra manera
A Alberto Linero lo tengo muy presente: cuando me levantaba a las 4:30 de la mañana para que no me dejara el bus escolar, lo escuchaba por televisión mientras desayunaba. Digo escuchar, porque a esa hora no era capaz de alzar la mirada y ver una televisión brillante. No era que yo fuese muy religioso o fanático del en ese entonces padre, era mi papá que lo ponía, como para escuchar ese tipo qué iba a decir hoy.
Para los que no tienen ni idea de quién es este personaje, Alberto Linero fue un padre bastante mediático que oficiaba misa en la madrugada por Caracol. Además de ser sacerdote, tiene estudios en filosofía, comunicación, administración y educación; su más reciente doctorado lo hizo con base en la educación emocional. En septiembre del 2018, luego de 34 años, pidió la dispensa para retirarse del sacerdocio y empezar una nueva vida.
Me encuentro en su oficina para hablar sobre su más reciente libro, Mi vida de otra manera, publicado por Planeta en noviembre del año pasado. Hablamos del estudio, de los deportes que le apasionan y sobre la conferencia que dará el 5 de mayo en el marco de la FILBO.
LatinAmerican Post: No lleva cinco meses meses de publicación el libro y ya vas en la cuarta edición ¿esperabas tanta acogida?
Alberto Linero: La verdad yo lo único que sabía era que iba a escribir sobre las experiencias de mi vida e inspirar a otros y ya. Yo cuando escribo hago eso, es decir, trato de desenredar los nudos existenciales que están en mi corazón y que las reflexiones que ahí resulten inspiren a otras personas y punto.El tema de la acogida o no ya depende de la benevolencia, del amor de la gente. Yo celebro lo que la gente me dé.
L.P.: ¿Fue iniciativa tuya o de Planeta?
A.L.: Yo trabajo con Planeta por lo menos hace unos seis años. Hemos publicado unos diez textos juntos, algunos han tenido mucha acogida, unos tienen unas 15 ediciones otros 10. Cuando tomé la decisión de tomar la dispensa sacerdotal, Planeta me propuso escribir algo al respecto. Yo les dije que sí, siempre y cuando no fuera un texto amarillista sobre mi renuncia sino que sirviera como un pretexto para invitar a otros a reinventarse, invitar a otros a cambiar, a levantar anclas y seguir adelante.
L.P.: ¿Qué le debes a la iglesia?
A.L.: Yo tengo con la iglesia un agradecimiento absoluto, total. Sigo formando parte de la iglesia desde mi bautismo y como el presbítero que soy, aunque me tomé la dispensa. La Iglesia me parece una comunidad que busca ser contraste a la sociedad y que busca una manera e relacionarnos distintos a como la sociedad cree. que ha sido mi madre Me he formado e vivido he crecido no tengo ningún resentimiento no tengo ningún sentimiento distinto agradecimiento y cariño y quiero seguir siendo parte de ella.
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L.P.: ¿Cuáles son tus planes luego de la dispensa?
A.L.: Tengo la ventaja de que he podido cumplir mis sueños, que he podido vivir haciendo lo que me gusta hacer a mí. Me gusta dar clases, ser profesor, formador eso lo he hecho toda la vida. Ahora lo sigo haciendo en la Universidad de la Costa en la ciudad de Barranquilla. A mí me gusta hacer radio, prensa y televisión. Trabajo para Blu radio, para Caracol Televisión, escribo en el periódico El Heraldo, trabajo para la revista La Liga. Me gusta dar conferencias, me gusta inspirar a los otros pensando en voz alta, eso lo sigo haciendo. Tengo casi que una gira por todo el país por el libro. Me interesa seguir escribiendo seguir escribiendo las columnas que para mí es un acercamiento a la gente, tratar de escribir textos que inspiren, que sean de bienestar, pero también tratar de escribir algunos documentos científicos sobre educación emocional, que es el tema que ahora me apasiona porque acabo de terminar mi doctorado en eso.
L.P.: ¿Qué tan difícil fue escribir este libro? O lo escribiste sin trabas.
A.L.: Escribir nunca es fácil porque es traducir en letras las emociones. Mi rutina es que primero termino el libro en la cabeza. Luego de eso me siento en el computador porque como nos enseñó García Márquez no hay nada más torturante que una página en blanco. Entonces cuando yo tengo todas las ideas en mi cabeza ahí sí me siento en el computador con cierta disciplina, con una estructura planeada previamente. No es una tragedia para mí escribir en ese orden de ideas; comenzar a construir el libro mentalmente es una tragedia, pero ya cuando lo finalizo mentalmente y me siento en el computador lo que se requiere es tiempo y disciplina para sacarlo adelante.
L.P.: ¿Qué ha cambiado ahora que no eres padre?
A.L.: Todo ha cambiado. Antes tenía unas opciones de vida propias de la congregación eudista a la que pertenezco, por lo que había un montón de normas y prácticas que me hacían diferente. Por ejemplo, vivía en comunidad, vivía con otros padres. Hoy vivo en un apartamento de soltero. Teníamos una bolsa común y todo lo que ganábamos lo metíamos en esa bolsa para vivir en una economía solidaria; hoy lo que produzco me lo gastó yo. Eso tiene cosas buenas y cosas no tan buenas. Antes tenía que regirme a unos horarios, ahora no. Ahora puedo irme a tomar un café con el que quiera a la hora que quiera si no tengo trabajo pendiente. Es decir, son cosas muy prácticas las que han cambiado y las he vivido con libertad y tranquilidad.
L.P.: ¿Qué es lo que más disfrutas?, como, no sé, despertarte tarde a veces…
A.L.: Yo disfruto la vida. Yo creo que uno tiene que disfrutar la vida. A mí me gusta vivir apasionado. Yo soy de los que disfruto apasionadame desde un partido de fútbol del Unión Magdalena, el mejor equipo del mundo, o hasta cuando estoy hablando contigo en una entrevista o cuando estoy discutiendo con alguien o estoy enseñando. Creo que la vida toca hacerla apasionada, aun los problemas toca vivirlos apasionadamente. Entonces disfruto todo, pero ¿qué es lo que más disfruto hoy? Tal vez vivir un poco más holgado de algunas obligaciones, de algunas prácticas. Igual sigo despertándome temprano, me diesperto a las cuatro de la mañana porque arranco en las mañanas Blu a las 5:30. Pero nada, disfruto todo, yo creo que soy un hombre feliz.
L.P.: Usted tiene varios estudios en comunicación en negocios en docencia, ¿Cómo está el yeso a entender más el mundo a tener un pensamiento mucho más abierto?
A.L.: Para mí la fe no es un burladero en el que me escondo para que el toro de la razón no me atropelle. Para mí la fe también es una respuesta a la búsqueda del sentido de la vida. Yo tengo la licenciatura en Teología y Filosofía, hice una maestría en Comunicación, luego hice una especialización en manejo de negociación de conflictos, luego en Los Andes hice un estudio de Administración, luego terminé el doctorado de educación emocional en la Florida. He buscado herramientas que me ayuden a ser feliz, porque al fin y al cabo uno estudia para ser feliz. El que estudia para trabajar no entendió nada. Uno estudia para ser feliz, uno lee un libro para ser feliz, uno hace una entrevista para ser feliz, uno escribe un libro para ser feliz. Eso es lo que busco.
L.P.: Cuéntame un poco más sobre la educación emocional.
A.L.: Es una de las consecuencias del estudio de la inteligencia emocional. Tengo la hipótesis de que a la formación y a la educación nuestra le hace falta ayudarnos a desarrollar las competencias o las habilidades emocionales. A nosotros nos ayudan a desarrollar bien las habilidades racionales, nos enseñan a sintetizar, analizar, criticar, expresar, argumentar, bueno esas son habilidades netamente racionales y que son muy importantes y valiosas pero no son las únicas. A uno le tiene que enseñar a ser empático, por ejemplo. A uno le tienen que enseñar a identificar sus propias emociones porque la convivencia no sólo pasa por la razón, sino por la emoción. Para suplir ese vacío, porque creo que hay un vacío ahí, falta una didáctica para eso, por lo que hice mi tesis doctoral al respecto.
L.P.: Ahora que se viene Semana Santa, ¿qué planes recomiendas para conocer el país?
A.L.: Creo que Semana Santa es una buena oportunidad para cuatro cosas:
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Es una oportunidad para celebrar la fe.
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Es un momento para poner pausa y revisar para dónde va la vida. Vale la pena siempre revisar para dónde va la vida, el sentido que le doy a mi vida es bueno o no es bueno, me realiza no me realiza. Lo peor que le puede pasar a uno es vivir en automático, uno tiene que saber porque está viviendo y para que está viviendo.
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Es una buen espacio para descansar. Yo creo que vale la pena descansar. Particularmente disfruto mucho Mompox, la experiencia de mompox es muy gratificante. A mí me emociona ir porque mi ancestro, el general Hermogenes Maza, murió ahí, entonces he ido varias veces a encontrar datos sobre él; estoy tratando de escribir algún relato sobre el. Popayán, bueno, ojalá se pueda resolver el tema de la minga pronto y Popayán vuelva a la tranquilidad. Ir a los lugares que te emocionan, como Cabo de la vela, Leticia, Nuquía, cualquier sitio donde encuentres paz.
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Reflexionar con la familia.
L.P.: Cuéntame un poco sobre tu charla en la FILBO
A.L.: Cada año participo en la FILBO, este año estaré en el auditorio José Asunción Silva. Presentaré el libro ahí. Será el 5 de mayo, invito a todos a que me acompañen. Lo que más espero es que al menos inspire a una persona a reinventarse.
L.P.: Cuando entraste te escuché hablar sobre el reciente campeonato de Roger Federer en Miami, eres hincha ferviente del Ciclón Bananero. ¿Disfrutas los deportes?
A.L.: Yo soy un amante de los deportes definitivamente. He jugado bastante tenis últimamente. Cuando uno envejece, las pelotas van encogiendo: arranqué con basquetbol luego tenis y supongo que terminaré con golf. Jugué baloncesto toda mi vida, fútbol también toda mi vida. Yo creo que son los tres deportes que más se disfrutado. Sigo fuertemente al Unión Magdalena y al Barcelona. Voy al estadio de Santa Marta a ver al equipo. Me fascina el tenis, estoy atento más que todo a Federer que me parece el mejor de la historia, Su Majestad. Voy a ver si logro ver un partido de los Golden State Warriors ahora que vaya a Oakland. ¡Ojalá logre asisitr a algún partido de playoffs!
LatinAmerican Post | Pedro Vergara
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