“My Policeman”: Harry Styles y el retrato de ser gay en la Inglaterra de los 50
Harry Styles vuelve al cine como protagonista en “My Policeman”, una historia que intenta representar lo que significaba ser gay en la Inglaterra de mitad del siglo pasado.
Foto: YT-Prime Video
LatinAmerican Post | Julián Gómez
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Después de varios señalamientos de queerbait por supuestamente lucrarse de la comunidad LGBTI desde la estética sin reconocerse miembro de ella, Harry Styles regresa al cine interpretando un personaje homosexual. Lo hace en “My Policeman”, película que recientemente se estrenó en Prime Video y se basa en el libro homónimo de Bethan Roberts.
“My Policeman”, dirigida por Michael Grandage, cuenta la historia de Tom (Harry Styles y Linus Roache), Marion (Emma Corrin y Gina McKee) y Patrick (David Dawson y Rupert Everett): un policía con cierta inocencia, una profesora cariñosa e ingenua y un curador de arte con talante moderno. Los tres se involucran en un triángulo amoroso, en el que la única no correspondida termina por ser Marion. Todo esto se enmarca en una sociedad inglesa de finales de los 50 donde la homosexualidad está prohibida.
La historia transcurre en Brighton & Hove, una ciudad costera y alejada de las urbes con un talante conservador. El único a gusto con este paisaje parece ser Tom, pues Patrick y Marion tienen un espíritu más cercano a la metrópoli. El filme se nutre de flashbacks que retratan este triángulo amoroso en las fases juvenil y senil.
Una historia potente con un desarrollo regular
“My Policeman” se sitúa en 1958, 10 años antes de que quitaran el estatus de crimen a la homosexualidad en Inglaterra. En ese sentido, el filme hace un ejercicio de memoria sobre el drama que la comunidad LGBTI sufría, al punto de tener que reprimir sus sentimientos en público para evitar todo tipo de sospecha. También hay un contraste gracias a los flashbacks con la transformación de la sociedad 4 décadas después.
El filme nos entrega un paisaje que, aunque logra abarcar aspectos importantes, se queda estancado en todos y no desarrolla ninguno de manera efectiva. Entre los conflictos de cada personaje se ve cómo este policía tiene un estigma hacia los homosexuales que no luzcan masculinos, pues en un pasaje intenta explicar que los “pervertidos” son aquellos que visten y se maquillan como mujer. Sin embargo, su conflicto de fondo queda dominado por la negación y el miedo de darle rienda suelta a los sentimientos, incluso cuando la homosexualidad es legalizada.
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También se ve implícito el machismo, encarnado en Marion. Ella se siente culpable de que su marido no la vea con deseo, así que se convence de que el problema está en ella. Con el correr de los años, los flashbacks nos permiten ver que ella es la encargada de las tareas del cuidado en el hogar con Tom y después cuando Patrick llega en condición de discapacidad. También nos da una reflexión sobre el apego al que muchas mujeres se vieron sometidas en el matrimonio, a pesar de que los sentimientos ya no existan.
En una escena, Tom está convencido de que el papel de la mujer está en la casa y tener hijos, a pesar de la brisa moderna en la que Patrick quiere cubrirlo. Todas estas problemáticas son notables, pero se desarrollan de una manera superficial. Lo mismo pasa con los personajes: fueron pensados más en función del romance, que en la naturaleza que los humanizaba a cada uno.
El sinsabor con Harry Styles
A diferencia de su papel en “Dunquerque” de Christopher Nolan, Harry Styles hace una interpretación insípida de su personaje. Es interesante ver cómo esa energía y dominio que tiene en los videoclips de sus canciones se ausenta en el momento de encarnar a Tom. Vale la pena destacar que el guion no lo favorecía por momentos.
En varias escenas el espectador puede llegar a sufrir por la lucha que tiene el artista al momento de interpretar sus diálogos. A ratos, se ve cómo fuerza las situaciones, sobre todo cuando se dirige a Marion en su papel de un homosexual queriendo reprimir su deseo con machismo. En conclusión, se le ve bastante tímido e inexperto, y eso hace que sus compañeros de rodaje tengan más brillo en sus interpretaciones.
Con el potencial del personaje y la trama queda una sensación agridulce de la película que pudo haber sido, pero no fue. A “My Policeman” le jugará a su favor la inclusión de Harry Styles en el elenco, por lo que representa en la cultura pop y en la música. Además, está el morbo que genera su polémica con el queerbaiting y este papel, que añade más candela al debate.