Reseña de “No te preocupes, cariño”: Un film ambicioso que se queda en el camino
El film de Olivia Wilde aparece como una propuesta interesante que te hace cuestionar sobre la realidad de la vida. Esta es nuestra reseña de "No te preocupes, cariño".
Foto: Warner Bros Pictures
LatinAmerican Post | Theoscar Mogollón González
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Read in english: Review of “Don’t Worry Darling”: An Ambitious Film that Falls by the Wayside
Muy pocas películas han logrado generar más ruido por las controversias alrededor de su elenco que por su trama en sí. Desde rumores de peleas en el set hasta supuestos desplantes en festivales, "No te preocupes, cariño" es un film cuya atmósfera tóxica se ha extendido con las reseñas negativas de críticos profesionales y del público en general. Sin embargo, vale mencionar que cuenta con algunos destellos que invitan a verla.
La historia nos presenta a una pareja, Alice y Jack, que viven en una comunidad experimental de ensueño. Allí, los hombres trabajan en un proyecto secreto para una compañía, mientras que las mujeres se dedican a las tareas del hogar. Todo luce perfecto y las familias viven en una aparente felicidad. Sin embargo, con el tiempo, Alice comienza a cuestionarse cosas y a descubrir que hay algo siniestro en su entorno que puede poner en peligro su idílica vida.
Este thriller psicológico es el segundo que dirige la también actriz Olivia Wilde, que más allá de las polémicas ha logrado recaudar 69 millones de dólares en taquilla, más del doble que su primera cinta "Booksmart" (2019). Para esta ocasión, su idea parte en que la naturaleza de la vida es caótica y siempre estamos en la necesidad de controlar todo, o por lo menos intentarlo, sin importar los medios. Junto a ella, el reparto lo lideran Florence Pugh, Harry Styles, Chris Pine y Gemma Chan.
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Planteamientos predecibles
Tener a la pareja perfecta, vivir con ella en un lugar ideal, contar con un empleo que cubra todas las necesidades, y que la única preocupación sea elegir la casa para divertirse con los vecinos. Hasta acá, es todo lo que una persona promedio desearía para sí, ¿cierto? Y en efecto, ese es el día a día de Alice y Jack. Pero, ¿cómo reaccionarías si con el tiempo empiezas a notar cosas fuera de lo común, al punto de cuestionarte si lo que vives es una simulación?
Al leer la premisa de "No te preocupes, cariño", y posteriormente verla, es difícil no compararla con películas que navegan en esas mismas aguas, como "El Show de Truman" o "Matrix". El producto que presenta Olivia Wilde es predecible en su tramo final, aunque el misticismo que rodea esa comunidad utópica y la humanidad de sus personajes funcionan para que el film entretenga al espectador casual.
Ahora bien, el fallo acá pasa por su ejecución, pues ni la directora ni la guionista le introdujeron algo nuevo a esas ideas. El desarrollo de la historia se hace tedioso y resulta una película lenta, por momentos. No hace más que extender la espera de una revelación supuestamente impactante, pero que termina siendo poco atractiva. De hecho, ese es uno de los motivos por el cual el espectador siempre está un paso adelante de los sucesos y personajes.
A sabiendas sobre de qué va la película, todo el peso cae enteramente sobre el giro narrativo final, cuál es el origen y verdadero motivo de esa "simulación". No obstante, en el camino van dejando ciertas pistas que al final no conducen a nada, o que no supieron explicar con claridad, ya que no tienen sentido alguno cuando se relacionan con la última revelación. Dicho en otras palabras, "No te preocupes, cariño" te hace sentir engañado.
En cuanto a las actuaciones, muy poco se puede rescatar de Harry Styles. Su carisma en escena queda a deber en este film tras una interpretación plana y en ocasiones sobreactuada, algo que convierte a Jack en un personaje intrascendente. Caso contrario sucede con Chris Pine, cuya actuación perturbadora es memorable, aunque no se explora a detalle sus verdaderas intenciones. Incluso, una de las escenas más destacadas de la película la hace junto a Florence Pugh mientras están cenando.
Justamente, la actriz británica es la columna principal de la trama. Y es que con Florence todo es más creíble, sin importar que el guion tenga vacíos argumentales. Su excelente interpretación muestra a una Alice decidida e incapaz de quedarse tranquila para buscar respuestas a sus cuestionamientos. Ese cúmulo de emociones por las que transita sirven de impulso para las escenas de mayor exigencia, las cuales valen la pena ver una y otra vez.
Asimismo, también hay que mencionar el trabajo de diseño de producción, quienes lograron recrear un escenario realista con estética retro de los años cincuenta, además del uso de colores pasteles para el agrado de los ojos. Por otra parte, un acierto estético a resaltar es el de la figura de las bailarinas en las visiones de Alice, que va de la mano con el discurso del personaje de Pine sobre la "gracia en la simetría" y la "belleza en el control". Esto puede que sea una metáfora difícil de digerir, pero visualmente es placentero.
En resumidas cuentas, el concepto de "No te preocupes, cariño" es ambicioso y con bastante potencial, pero debido a la ejecución se queda en el camino por sus giros predecibles. Más allá de las críticas negativas, es una película vistosa y con cierto morbo que debe verse aunque sea una vez en la vida, sobre todo si nos cuestionamos el verdadero origen de nuestra realidad.