Latinoamérica: ¿Por qué los destinos turísticos están amenazados por sus visitantes?
El exceso de turistas en estos lugares ha ocasionado cierres temporales y dramática destrucción ambiental
Uno de cada 10 empleos en el mundo depende del turismo. Según el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo 2017 del Foro Económico Mundial, dicha industria movió 7.600 millones de dólares a nivel global y creó 292 millones de puestos de trabajo en 2016. América Latina no ha sido ajena a este crecimiento, países como México, Colombia y Brasil se destacan entre los destinos favoritos de la región. Sin embargo, los números que benefician la economía y el desarrollo, podrían estar perjudicando algunos destinos.
Los beneficios económicos que trae consigo el turismo no siempre son recompensados para los remansos naturales que lo convierten en tal. El exceso de viajeros o aquellos que lo hacen de manera inconsciente, transgrediendo culturas y espacios con su paso, son los responsables de que varios destinos turísticos alrededor del mundo estén amenazados.
Caño Cristales, Colombia
Ubicado en el departamento del Meta (centro del país) en la Sierra de la Macarena, se encuentra un paraíso natural denominado por la población local como el “arcoíris líquido”. Caño Cristales es un delicado ecosistema natural compuesto por una inmensa variedad de plantas acuáticas que son las encargadas de dar las tonalidades color rosa, verde, azul, rojo y amarillo al río.
Aunque este lugar ha sido desde siempre un referente natural de Colombia, Caño Cristales había permanecido libre de visitantes hasta 2016. Esto debido a que la extinta guerrilla de las FARC ocupaba gran parte de la zona y, por ende, tanto turistas extranjeros como de la nación, se mantenían alejados del destino. Pero con la firma del acuerdo de paz, entre el grupo criminal y el gobierno, la región quedó despejada y miles de visitantes empezaron a llegar.
En 2016, más de 16.000 personas visitaron Caño Cristales. La cifra es relativamente baja si se compara con el número de turistas que llegan cada año a otros destinos naturales. No obstante, se debe entender que el lugar había estado inaccesible durante años y ahora se teme por su equilibrio y estabilidad.
Si el río de los siete colores, como también se le conoce al lugar, llega a ser contaminado o sus plantas deterioradas, su magia desaparecería. Es por ello que las autoridades ambientales de la región ya han empezado a tomar medidas para evitar el deterioro de este paraíso natural. En diciembre de 2017, las autoridades restringieron el acceso al río para permitir que éste se recuperara, puesto que ya se observaba un evidente deterioro causado por el hombre.
Machu Picchu, Perú
Las riquezas históricas y culturales de Perú, así como su gastronomía y paisajes convierten al país sudamericano en uno de los destinos preferidos de viajeros europeos y estadounidenses. Machu Picchu, con sus imponentes ruinas de una ciudad inca en medio de un majestuoso paisaje natural de los Andes, es el atractivo central de la nación y por ende el más perjudicado.
Cada día cerca de 3.000 personas llegan a Machu Picchu. Estos miles de visitantes y cientos de operadores turísticos causan lamentables daños como acumulación de basuras, deterioro de caminos y ruinas y el surgimiento de múltiples sitios de acampamiento irresponsable. Pese a que se han tomado medidas para proteger esta maravilla natural, la fuerza turista parece prevalecer.
Unesco recomendó que el número de visitantes por día no debería superar los 2.500, no obstante, estos límites no son respetados. Aunque se han reforzado los controles de ingreso y se restringe el acceso a visitantes durante cada febrero, numerosos ambientalistas consideran que aún no existe una solución real que asegure la protección de Machu Picchu a largo plazo.
Estos son solo dos de los casos más críticos en América Latina, puesto que playas de Brasil, México y Chile también se han visto forzadas a implementar medidas de protección y cierres temporales para recuperar las zonas. De esta manera, el mensaje para los exploradores del nuevo milenio es no olvidar empacar en la maleta una dosis abundante de respeto y responsabilidad hacia la cultura y naturaleza que planea visitar.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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