¿Cuba revolucionará su constitución?
Raúl Castro liderará la comisión encargada de redactar una nueva Carta Magna, aunque el régimen político se mantendrá y la apertura económica será el gran reto
Cuba dio inicio al proceso de reforma de su constitución que data del año 1976, para ajustarla a los cambios económicos, tecnológicos y sociales que se han presentado en las últimas décadas, no sólo en el país sino a nivel global. Aunque la reforma ya tiene fijo que no hará modificaciones al sistema político vigente impuesto por los Castro desde la revolución, hace seis décadas, si se tiene claro que se necesitan cambios de fondo. Raúl Castro presidirá el grupo encargado de modificar la constitución.
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Raúl Castro, quien acaba de cumplir 87 años y que aún se desempeña como primer secretario del Partido Comunista de Cuba -única formación política legal en la isla-, liderará al grupo de 33 representantes de diferentes sectores sociales encargados de redactar la nueva versión de la Constitución. Así lo anunció el presidente cubano, Miguel Diaz-Canel, en una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional el pasado sábado 2 de junio.
En su discurso, Diaz-Canel se refirió a la nueva constitución como el instrumento que ayudará a Cuba a involucrarse más en la apertura económica, siguiendo el caso de países comunistas como China y Vietnam. Estas naciones han hecho una transición acomodándose a los cambios culturales, sociales y tecnológicos del siglo XXI.
Un cambio que sigue siendo “revolucionario”
Con Raúl Castro la isla surtió diferentes cambios que la acercaron más al mundo del cual se encontraba distante. Ahora, la reforma constitucional pretende incorporar de manera definitiva esos cambios impuestos. La idea final de esta reforma, como lo menciono Diaz-Canel en su discurso es “estipular los parámetros para hacer sostenible la economía y el modelo socialista en la isla después de años de crisis, ajustes y estrechez entre los ciudadanos.”
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Diaz-Canel reiteró, cómo lo hizo en su posesión como presidente el pasado 19 de abril, que independiente del resultado que tenga el proceso constituyente en la isla, “Raúl Castro seguirá encabezando las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación”, dejando claro que el cambio de constitución no involucra un cambio en la toma de decisiones del sistema político.
Entre los cambios que más se esperan con la reforma están: dar amparo constitucional al incipiente sector no estatal -los llamados cuentapropistas (operadores de pequeños negocios en sectores establecidos por el Gobierno)-, así como legitimar la propiedad privada y dar más derechos a la comunidad LGTB. Este último punto cuenta con el apoyo de Mariela Castro, hija de Raúl, quien se desempeña como directora del Centro Nacional de Educación Sexual. La directora aprovechó la oportunidad para decir que, en la isla, se está impulsando una campaña para que se reconozca el matrimonio entre personas del mismo sexo.
¿Por qué la necesidad de una nueva constitución?
Raúl Castro indudablemente logró acercar a Cuba con el resto del planeta y reconoce la necesidad de una mayor eficiencia productiva. El país creció aproximadamente un 2,8% durante 2016, y en 2017 cerca de un 3,1% teniendo como vector principal el turismo. Sin embargo, Castro asegura que aún es insuficiente para lo que pude generar la isla. Castro ha sido crítico durante los últimos años de la cantidad de productos que se importan, y entiende la necesidad de ir soltando la tierra a manos privadas, como lo ha hecho China y Vietnam, donde la plusvalía adoptó la importancia de ser el factor de crecimiento.
El verdadero reto al cual se enfrenta este grupo liderado por Raúl castro, no es el de promulgar una constitución moderna, sino de acoplar su modelo político con las necesidades de la isla y con una apertura económica que innegablemente cambiara el paisaje para dirigentes y ciudadanos. Con Raúl Castro se le ha dado la bienvenida a nuevas ideas, pero la idea política está fuera de negociación. Esa es posiblemente la más aguda contradicción en busca de la apertura: cuánto más se abre la economía más se endurece el régimen. Posiblemente, a partir de estas transformaciones circularán muchas ideas, pero es difícil esperar que gran parte de ellas lo hagan por las arterias que disponga el régimen, con la llegada de empresas y turistas los cubanos tendrán una nueva visión de cómo está el mundo seis décadas después de la revolución.
Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella
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