Los venezolanos reciben alimentos subsidiados gracias al documento, pero están perdiendo derechos políticos

En enero de 2017, el gobierno de Nicolás Maduro implementó un documento llamado “Carnet de la Patria”, cuyo objetivo es el de tener un mayor control sobre los programas sociales que patrocina el Estado. Inicialmente, uno de sus efectos sería el de encontrar posibles estafadores que desviaran recursos que serían destinados a los sectores más vulnerables de la población venezolana.

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A más de año y medio de su implementación, el carnet ha sido objeto de críticas y elogios. LatinAmerican Post se ha dado a la tarea de revisar estos puntos para responder a la pregunta ¿es necesario el Carnet de la Patria?

¿Cómo ha ayudado a los venezolanos la introducción del carnet?

Por tener el Carnet, los ciudadanos de Venezuela pueden acceder a alimentos, elementos de higiene y becas escolares subsidiadas. Los recursos se reparten a través de los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y el Sistema Nacional de Misiones. Instituciones de despliegue nacional que se encargan de las necesidades básicas de los venezolanos acreedores del Carnet de la Patria. 

Igualmente, la gasolina será objeto de subsidio, pues tras el lanzamiento del llamado Programa de Recuperación Económica, que obliga a poner el precio de la gasolina venezolana al precio internacional, el gobierno aseguró que quienes tengan el Carnet podrán acceder a este beneficio. 

¿Cuáles han sido sus impactos negativos?

En varias oportunidades, miembros de la oposición venezolana como Henrique Capriles calificaron la medida como un “chantaje”. El carnet es visto como una forma del gobierno de Maduro de asegurarse votos y la lealtad de los sectores más empobrecidos en Venezuela.

Básicamente, el gobierno estaría usando comida y víveres de difícil adquisición en el contexto de la crisis económica de ese país para que las personas estén dispuestas a perpetuar al régimen en el poder. 

El mismo Capriles señala que el carnet es también una excusa del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para hacer “un censo” que, por la naturaleza de su costo, estaría beneficiando a los productores del documento. De la misma forma, debido a la obligatoriedad del documento, los ciudadanos que lo tienen se están afiliando de alguna forma al PSUV, lo que obstaculizaría su entrada a otros partidos políticos. 

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Igualmente, se ha criticado al carnet pues si la intención del gobierno es ayudar a los venezolanos más empobrecidos, podrían hacerlo a través de la cédula de ciudadanía, lo que refuerza las tesis de Capriles y la oposición.  

Recientemente, se ha denunciado por algunos sectores productivos que el pago del salario diferencial, que asumirá el Estado, obliga a los trabajadores a sacar el documento para poder acceder a este pago. Debido al incremento del salario mínimo a un valor 35 veces superior al vigente, muchas empresas quebrarían.  

¿Qué hacer con el Carnet?

Los beneficios económicos para clases desfavorecidas son opacados por las implicaciones políticas que trajo la implementación del Carnet. Parte del proyecto del llamado “Socialismo del Siglo XXI” se funda, en parte, en la disminución de la desigualdad social y económica. Estos subsidios son medidas paliativas para tal fin, pero están drenando los recursos del Estado. Es una medida insostenible en el tiempo. 

En términos políticos, el carnet está obligando a distIGNORE INTOs sectores de la sociedad venezolana a obedecer los designios del régimen de Maduro, lo que compromete seriamente las pretensiones por hacer oposición política. También genera una diferenciación en el estatus de ciudadano, pues quienes tienen el carnet gozan de más beneficios y derechos que aquellos que tienen únicamente su cédula. En otras palabras, el gobierno está fomentando la generación de ciudadanos de segunda categoría con base en su afiliación política.

LatinAmerican Post | Iván Parada Hernández
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