Juan Guillermo Cuadrado: Un jugador surgido en la guerra
El futbolista colombiano se sobrepuso a la violencia de la década de los 90, luchó por ser profesional y hoy en día juega para la Juventus de Italia
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La pesadilla
Juan Guillermo Cuadrado, nacido en 1988 en Necoclí, municipio de la subregión del Urabá, en el departamento de Antioquia en Colombia. Cuadrado llegó al mundo en una época violenta para el país cafetero. El Urabá (noroccidente colombiano) fue epicentro de múltiples masacres y de la violencia que desangraron al país y dejaron una marca imborrable en sus habitantes.
El dominio de grupos guerrilleros, de grupos paramilitares y de narcotraficantes ocasionó que el lugar fuera una zona de brutal guerra y de violencia desmedida, dejando miles de víctimas. La familia de Cuadrado no sería ajena a esta lamentable situación. En 1992, la violencia había llegado a un punto álgido, incontrolable y los tiroteos eran constantes.
Guillermo Cuadrado y Marcela Bello, padres de Juan Guillermo Cuadrado, ante tal situación, inventaron un juego para evitar que su hijo fuera asesinado y para evitar que perdiera la inocencia: cada vez que el pequeño Cuadrado escuchara un tiroteo debía esconderse debajo de la cama. El juego sirvió a medias, pues Cuadrado sobrevivió pero perdió su infancia, y lo más importante, perdió a su padre, quien fue asesinado. El pequeño Cuadrado tuvo que observar el cadáver de su progenitor tirado en el suelo. La pesadilla fue brutal.
Inicia un sueño en medio de las balas
Desde aquél terrorífico momento, la vida cambió radicalmente para el pequeño Juan Guillermo Cuadrado y su madre, Marcela Bello. Los dos se sobrepusieron a su gran pérdida, la señora Bello reanudó sus estudios y Juan Guillermo se dedicó a ser feliz detrás de una pelota de fútbol. La familia trató de hacerse paso entre las balas y empezó a construir una vida allí mismo, en el Urabá. Juan Guillermo, fiel a su pasión, entró a la escuela de Mingo Fútbol Club en Necoclí. Sin embargo, la violencia no mermó, por lo que tuvieron que ir al municipio de Apartadó, donde el jugador siguió su carrera entrando al equipo local Manchester F.C.
Los años pasaron, y Cuadrado con 12 años de edad abandonó su hermoso pero violento hogar para ir a Cali de la mano de Nelson Gallego, quien por aquél entonces era entrenador de las divisiones inferiores del Deportivo Cali. Gallego había visto el talento de Juan Guillermo gracias a Agustín Garazabalo, un veedor del equipo del Valle del Cauca. No obstante, no fue allí donde logró debutar profesionalmente, pues la vida, caprichosa, lo hizo debutar ocho años más tarde en un equipo de su Antioquia querida que tanto le había quitado pero que ahora quería devolverle todo.
Nace el gran Cuadrado
En el 2008, Cuadrado logró lo que siempre había querido: debutó en el fútbol profesional colombiano con el equipo antioqueño Deportivo Independiente Medellín. Estando allí, el futbolista no descuidó sus estudios y se graduó de bachiller, todo un honor para la familia.
En el Medellín alcanzó más logros, pues demostró su enorme talento el cual lo llevó a jugar al Udinese de Italia. Cuadrado había llegado a Europa, el sueño para cualquier futbolista.
Juan Guillermo Cuadrado era ya una figura cafetera en el exterior, pues estando en el Udinese fue convocado para la Selección Colombia por primera vez en 2010. El gran talento de Cuadrado lo llevó al Lecce y a la Fiorentina en Italia. En 2014, el jugador disputó la Copa del Mundo en Brasil para su amada Colombia. Ya en 2015, Cuadrado dio un gran salto y pasó al Chelsea de Inglaterra, lo cual lo catapultó al equipo más exitoso de la historia de Italia: la Juventus de Turín. En la Juventus, el futbolista es querido y ha logrado triunfar, igual que en la Selección Colombia, con la cual espera poder disputar el mundial de Rusia 2018.
El éxito de Cuadrado, lejos de la violencia, es innegable. Pese a lograr triunfar lejos de casa, el jugador no desperdicia ni un solo momento con su amada madre, con quien pasó los momentos más difíciles de su vida. “Estamos recuperando todo el tiempo que perdimos cuando él era niño. Tratamos de estar lo más que podemos juntos. Aprovechando todo el tiempo que no pudimos compartir. Yo tenía que ser fuerte y darle las posibilidades para alcanzar su objetivo y ahora ver su sueño hecho realidad me hace la mamá más feliz del mundo”, aseguró Marcela, quien orgullosa ve cómo de las penumbras de la violencia salió un ganador que brilla con luz propia.
El oriundo de Necoclí, en el Urabá antioqueño, es el ejemplo de un camino de paz y éxito que ha tratado de implementar Colombia en los últimos años. Cuadrado salió de esconderse de las balas debajo de su cama a anotar golazos en las redes europeas. Un camino de renovación, superación, amor y de lucha por los sueños que ni la guerra misma pudo culminar.
LatinAmerican Post | Javier Aldana
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