¿Por qué Latinoamérica es la región más violenta del mundo?
La naturalidad y aceptación con que se asumen delitos como el homicidio, están haciendo de Latinoamérica la región más violenta del mundo
Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal de México, que cada año realiza un listado con las 50 urbes más violentas del mundo, 42 de 50 ciudades son de América Latina.
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Para el listado del 2017, Latinoamérica tuvo 17 ciudades en Brasil, 12 en México, 5 en Venezuela, 3 en Colombia y 2 en Honduras como las más violentas. Asimismo, hubo una ciudad de El Salvador, otra de Guatemala y una de Puerto Rico.
Hay que tener presente que en este ranking solo se toman en cuenta aquellas ciudades con más de 300.000 habitantes y se excluyen aquellas sumergidas en conflictos bélicos abiertos.
¿Cuáles son los factores que influyen en la creciente violencia que enfrenta América Latina?
Según el ente mexicano, la pronunciada y rápida disminución de los homicidios beneficia a Honduras, a lo que se suma la existencia de una acción para la erradicación sistemática de las milicias privadas de los grupos criminales.
Hay que decir que en América Latina, venimos de pasados marcados por conflictos armados, dictaduras, entre otros factores que dejaron secuelas en la violencia que hoy se vive. No obstante, no se puede seguir afirmando que la violencia es cultural y que es parte de un proceso. Por el contrario, se debe empezar a trabajar desde las leyes y aún más, desde la educación para contribuir con la desnaturalización de las violencias y disminuir el número de víctimas.
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Alejandra Sánchez Inzunza y José Luis Pardo Veiras, periodistas de México y España respectivamente decidieron, con el proyecto “En malos pasos”, recorrer los países más violentos de América Latina para entender por qué está ocurriendo el fenómeno, por ejemplo de homicidios, analizando un promedio de 400 personas asesinadas al día.
Algunas de las conclusiones a las que han llegado son preocupantes, porque se habla de esa normalización del homicidio, que se supone es el delito más penado, por la desigualdad que se vive y el olvido al que están destinados muchos de estos actos. Además, se destaca que esa cultura de violencia tan antigua, está arraigada a la cotidianidad de los ciudadanos.
Con su experiencia, reafirman cada vez más que la cultura, el contexto y a veces el miedo nos obligan a naturalizar la violencia: “se mata tanto y a tanta velocidad que ya no nos importan nuestros muertos, eso también tiene que ver con un mecanismo de defensa en las zonas pobres y marginales. Si uno ve que cada día matan gente en tu barrio, en tu comunidad, tienes que resistir y al día siguiente hacer tu vida”, afirman.
Como ellos lo reiteran, hay violencias que ya percibimos como normales, hasta el punto de escuchar expresiones tales como, “se merecía que lo mataran”, o, “ojalá los maten a todos”,y, “están buscando que los maten”, reforzando la idea de que son normales.
Sin embargo, lo que se debe combatir, desde mi punto de vista, es evitar asumir la repetición de los crímenes como algo normal, ya que termina heredándose nuestra conducta a las nuevas generaciones. Por eso, hay que ir abonando a la construcción de otro mundo, un mundo sin violencias, un mundo en el que sea más incómodo ver a las personas violentándose que verlas amándose.
LatinAmerican Post | Natalia Isaza Chavarría
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