México: ¿La violencia en tiempos electorales amenaza la democracia del país?
Con el número de asesinatos a políticos y candidatos, el gobierno nacional necesita un cambio de estrategia
Ya son más de 100 los muertos a tan solo semanas de las elecciones del 1 de julio en México. La violencia contra los candidatos aumenta con el pasar de los días y las autoridades no logran contenerla. Desde que comenzó el proceso de campañas, en septiembre del año pasado -con la evaluación de los gastos y la presentación de aspirantes-, se ha documentado un goteo de asesinatos de políticos en activo y aspirantes a cargos locales por todo el país. Hasta mediados de abril había un balance de 64 muertos, pero para el 5 de junio ya se cuentan 105 decesos violentos.
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Candidatos en la encrucijada por vivir
Casi todos los Estados de México se han visto salpicados por la ola de violencia contra los aspirantes, que además también han denunciado ataques en los que han resultado herido ellos, miembros de sus familias o sus equipos. Según datos de la Procuraduría General de la República (PGR), geográficamente los asesinatos de candidatos se concentran sobre todo en Guerrero (16), el Estado donde operan sanguinarios cárteles de la droga enfrentados por el control del territorio. Le siguen Oaxaca y Puebla (8), Veracruz (7) y Jalisco (4). Los crímenes relacionados con la campaña también llegaron al Estado de México (3) al igual que en Hidalgo y Michoacán. En este periodo reciente, los estados golpeados han sido Guanajuato, Chihuahua, Colima y Durango.
Según el periódico Excélsior, como consecuencia de los asesinatos de políticos, al menos un millar de candidatos a diversos cargos han renunciado a seguir en la competencia, mientras crecen amenazas contra numerosos aspirantes, “que se preguntan si vale la pena correr el riesgo de continuar”, para proteger sus vidas. Para Kofi Annan, exsecretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), quien se encontraba la semana pasada en México como observador electoral en el marco de la conferencia magistral Paz y Democracia que dictó en el auditorio del Instituto Nacional Electoral (INE), asegura que “la violencia se ha convertido en una seria amenaza al proceso democrático del país”. Para el que también fuera Nobel de Paz, la violencia está amenazando las instituciones del país y por ende a la población.
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De acuerdo con Etellekt Consultores, en lo que va del proceso electoral, han sido asesinados 105 políticos, de los cuales 41 eran precandidatos o candidatos. Adicionalmente, cerca de 120 han recibido algún tipo de amenaza o intimidación, 47 han sufrido atentados en contra de su familia y 40 fueron agredidos físicamente.
La militarización no ha sido efectiva
Cuando Felipe Calderón era el presidente de México, antes de Enrique Peña Nieto, se apostó a la militarización de la seguridad pública para solucionar la ola de violencia contra políticos y candidatos. La Ley de Seguridad Interna, impulsada por Peña Nieto en diciembre del año pasado, le dio una estructura legal a la participación de las Fuerzas Armadas en el combate al narcotráfico y la delincuencia.
La estrategia analizada de manera conjunta por Etellekt Consultores, ha generado importantes arrestos contra cabecillas de los carteles. Sin embargo, la medida no ha podido acabar con este mal, pues los carteles se han logrado involucrar y perpetuar mejor a nivel local que nacional. Al mismo tiempo, “las quejas de faltas a los derechos humanos se fueron apilando como suele suceder cuando se coloca a soldados a realizar funciones policiales para lo cual no están entrenados” asegura la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en su más reciente informe publicado en su página web el pasado mes de mayo.
Y los presidenciables…
Los candidatos presidenciales durante sus campañas han dado a conocer alternativas para el problema, sin embargo, muy parecidas a las ya existentes y que involucran a las fuerzas armadas. Andrés Manuel López Obrador de Morena es el único que ofrece un cambio, su propuesta es revivir la Secretaría de Seguridad Pública, crear una Guardia Nacional fusionando un sector del Ejército, Marina y Policía y otorgando amnistía a quienes no tuvieron más alternativa que participar en el narcotráfico.
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Aún quedan tres semanas de contienda electoral, y si los candidatos presidenciales no ofrecen una nueva alternativa, no se puede pensar en que la situación vaya a cambiar. México no puede permitir que su democracia se vea amenazada, por el contrario, es momento de reforzar su credibilidad y estructura para afrontar el reto que acapara los titulares ya hace de periodos presidenciales.
Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella
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