De Black Mirror para Latinoamérica: ¿El fin de la inseguridad?
La tecnología se ha convertido en el principal aliado de los organismos de seguridad en la lucha contra el crimen organizado en tiempos de déficit de uniformados
El mismo día en que el presidente de Colombia Iván Duque adelantaba el primer Consejo de Seguridad de Bogotá en compañía del alcalde Enrique Peñalosa, en el centro de convenciones Corferias de la misma ciudad iniciaba la Feria Internacional de Seguridad E+S+S.
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En esta, la mayor exposición de soluciones en seguridad y protección de la región andina, Centroamérica y el Caribe, compañías líderes en esta área presentaban algunas de las tecnologías más recientes. Las cuales, algunos gobiernos en el mundo han adoptado para hacer frente a los mismos desafíos a los que se refería el primer mandatario junto a la máxima autoridad local de la capital del país.
Como parte de su estrategia, fuera del aumento del pie de fuerza de la Policía Metropolitana, Duque destacó el papel de las cámaras de seguridad implementadas por la administración de Peñalosa, lo que ha favorecido la reducción de homicidios de la ciudad.
“Hemos visto un trabajo muy importante de la mano del señor alcalde y el sector privado. La ciudad va a terminar el año con más de 5.000 cámaras cuando hace apenas tres años tenía menos de 600. Esto va a ayudar a la cooperación con la Policía”, afirmó el jefe de Estado.
Y es que con la intención de “tener escenarios controlados por sistemas de videovigilancia que permitan la individualización de personas sospechosas o causantes de un hecho delictivo”, tal como lo manifestó a comienzos de este año la Alcaldía de Bogotá. El número de cámaras pasó de 267 que funcionaban en 2015 a 302 en el 2016 y 1.600 el año pasado.
Hace cinco años, 25 cámaras ubicadas en una misma zona de esta ciudad fueron la clave inicial para el esclarecimiento del caso de un agente de la DEA, víctima del flagelo de robo a pasajeros de taxi, conocido en el país como “paseo millonario”. En esa ocasión, este recurso ayudó a que en sólo cinco días se lograra la captura de todos los integrantes de la banda que cometió aquel delito.
Pero no ha sido el único caso. Nada más la semana pasada en Medellín, después de un año de seguimientos, la Policía logró desarticular por completo una banda conocida como “los IGNORE INTOcables”, autores de más de 64 atracos en el centro de la ciudad, sobre todo a taxistas y extranjeros. Según el subsecretario operativo de la Secretaría de Seguridad de Medellín, Mateo González, buena parte del éxito de esta acción recayó en las más de 1.4000 cámaras de videovigilancia dispuestas en uno de los sectores más representativos de la capital de Antioquia. González resaltó que durante este cuatrienio el número de cámaras pasarán de 1.400 a 2.800.
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Soluciones a la carta
Justamente en medio de la Feria E+S+S, a la cual LatinAmerican Post asistió, la compañía coreana Hanwha Techwin, líder global en soluciones de videovigilancia, presentó su concepto de “ciudad segura”.
Este incluye la articulación de cámaras térmicas que detectan personas y objetos en medio de condiciones ambientales extremas como humo, nieve, niebla o lluvia densa (característica de varias capitales del continente). Además, puede reconocer sonidos críticos como disparos de armas, explosiones, gritos y rotura de cristales.
A ello se le suman cámaras multisensor de lente modular, las cuales permiten cubrir múltiples direcciones de forma simultánea sin puntos ciegos. Estas son capaces de captar merodeo y sabotaje, delitos recurrentes en espacios como cajeros automáticos.
En otras latitudes, estos dispositivos resultan clave para combatir fenómenos recientes como el de los llamados “portonazos” en Chile, una modalidad de asalto que consiste en robar a las víctimas cuando estas se encuentran en el proceso de abrir el portón de sus casas desde su vehículo, el cual les es hurtado a mano armada. De ahí su nombre.
De acuerdo a Juan Pablo Reed, director de Ventas para el Cono Sur de Hanwha y en declaraciones para este medio, a través de las cámaras de seguridad instaladas por la municipalidad, el operador logra determinar que “un vehículo que ronda normalmente el sector y no tiende a ser del domicilio, activa las alarmas y lleva a que la policía actúe antes de que se cometa un ilícito”.
Según Reed, si bien los dispositivos están disponibles, falta coordinación entre las autoridades. De ahí, la importancia que todos se encuentren integrados bajo un gran sistema que permita la identificación de los delincuentes y brinde seguridad a todos los ciudadanos.
Esta semana, los secretarios de seguridad de las principales ciudades de Colombia llamaron la atención sobre un déficit de policías en las calles que supera los 20.000 uniformados, y por eso le propusieron al Gobierno nacional que quienes se encontraban en labores administrativas pasaran a patrullar.
Por su parte, indicaron que el trabajo de monitoreo de cámaras lo podrían realizar civiles. Y es que estos dispositivos, la fuente de historias periodísticas diarias en todo el mundo, se convierten en el arma global para frenar la delincuencia común que habita en cada urbe de Latinoamérica.
LatinAmerican Post | Federico Duarte Garcés
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