Cuba: entienda las elecciones del 26 de noviembre
¿Por qué fueron unos comicios marcados por el continuismo y la no oposición?
Este domingo millones de cubanos asistieron a las urnas para elegir a sus representantes locales y dar inicio a un proceso electoral que finalizará en 2018, con la elección de la Asamblea Nacional, ente que a su vez, definirá el próximo presidente que gobernará la isla en los siguientes cinco años y dejará atrás 60 años de gobierno castrista.
Aunque poco se conoce al respecto, desde 1976, año en el cual se aprobó la actual Constitución cubana, se realizan elecciones regulares en la isla, en las cuales todos los ciudadanos mayores de 16 años son libres de votar. En estos comicios promedian un 90% de participación por parte de la comunidad, cifra que se posiciona muy por encima de varios países Latinoamericanos.
Fue así como este domingo 26 de noviembre, el pueblo cubano fue llamado a las urnas para “elegir al mejor, más capaz y con mayor fidelidad al pueblo”, en unos comicios marcados por el tributo popular al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, en donde saldrán electos 12.515 delegados, que a su vez integrarán las 168 Asambleas Municipales del país.
¿Cómo funcionan las elecciones cubanas?
En Cuba, el único partido legal es el Comunista, lo que significa que no está permitida la participación política de partidos alternativos. Sin embargo, cualquier persona, afiliada al Partido Comunista o no, puede presentar su candidatura para ser electo en la Asamblea Municipal. En esta ocasión, la plataforma opositora #Otro18, postuló la participación de 182 candidatos opositores, pero ninguno de ellos logró pasar el escrutinio público.
En la isla, las campañas electorales no requieren millonarios gastos para ganar protagonismo, puesto que todos los candidatos tienen acceso a la misma difusión, la cual está a cargo de la Comisión Electoral de cada jurisdicción. Consiste en entregar a todos los ciudadanos votantes una hoja con el currículo, foto, experiencia y propuestas de los candidatos.
Una vez realizadas las elecciones, el pueblo elige a sus delegados municipales del Poder Popular, figuras que en otros países de Latinoamérica se reconocen como concejales. De acuerdo al artículo 82 de la Constitución de la República Cubana, estos legisladores “tienen el deber de desarrollar sus labores en beneficio de los intereses del pueblo, mantener contacto con sus electores, oír sus planteamientos, sugerencias y críticas, y explicarles la política del Estado”. Estos delegados no recibirán ninguna clase de privilegios personales o beneficios económicos por parte del Estado, puesto que seguirán recibiendo el mismo salario que devengaban en su trabajo anterior, y una vez finalizada la etapa de liderazgo, están en la obligación de volver a la labor realizada antes de ser los representantes de la comunidad.
De estos delegados seleccionados, saldrán en los próximos meses los candidatos a diputados para la Asamblea Nacional. Con estos comicios se abrirá un proceso electoral que el 24 de febrero de 2018, ratificará al que será el nuevo presidente de Cuba, mandatario que pondrá fin a casi 60 años de poder generacional en manos de los Castro.
No obstante, según planteamientos de expertos políticos, las elecciones municipales del domingo 26 de noviembre estuvieron marcadas por el continuismo, lo que significa que se revalidaron las políticas actuales de soberanía, independencia, revolución y socialismo. Estas posturas han sido alimentadas por el panorama que representa la llegada de Donald Trump al poder y la profunda crisis de Venezuela, principal aliado y soporte financiero de La Habana.
Tras 10 años en el mandato presidencial cubano, Raúl Castro ha asegurado que no aspirará a un tercer liderazgo, en su reemplazo, se cree que llegará el actual vicepresidente de la isla Miguel Diaz-Canel, político y exprofesor universitario de 57 años, que apuesta por la continuidad del socialismo en Cuba y afirma que "habrá presidentes en Cuba siempre defendiendo la Revolución y serán compañeros que saldrán del pueblo, los elegirá el pueblo".
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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