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Cuenta regresiva para los Óscar: Roma

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En la última semana preóscars te presentamos esta reseña de Roma, la película más nominada

Cuenta regresiva para los Óscar: Roma

Roma es la octava película de Alfonso Cuarón, el mexicano que junto con Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro ya ha entrado al circuito de Hollywood. Esta es la primera película que hace Cuarón desde su también exitosísima Gravity (2013) y la primera que hace en español desde Y tu mamá también (2001). Roma fue producida para Netflix y se estrenó tanto en la plataforma de streaming como en cartelera. Cuenta con 10 nominaciones a los premios de la Academia y está entre las favoritas para llevarse el galardón a Mejor Película.

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El mundo alrededor de Roma

Si bien es cierto que es la primera película en español y de tema local en quedar nominada al mayor galardón de los premios de la Academia, Roma no es una película independiente. Fue producida por Netflix, la plataforma de streaming más grande del mundo y dirigida por Alfonso Cuarón, un director que se mueve dentro del circuito hollywoodense a su antojo y que cuenta con grandes presupuestos para sus películas. La cinta, además, fue publicitada hasta el cansancio después de haber ganado el León de Oro en Venecia. Así, no es de sorprenderse que Roma esté nominada ni que haya sido aplaudida por la crítica y por la Academia. 

Para algunos, la nominación es un gesto condescendiente de parte de la Academia para cumplir con una couta latinoamericana con la que ya lleva cumpliendo algunos años (Gravity se llevó 7 óscars en el 2013, Birdman de González Iñárritu ganó el de Mejor Película en 2014 y The Shape of Water de Del Toro se lo llevó el año pasado). Creo que esta posición es en sí misma condescendiente. Alfonso Cuarón no es un director del margen, sus películas las protagonizan Clive Owen y Sandra Bullock. Así, Roma se mueve realmente dentro del mismo circuito en el que se mueven las otras nominadas, con la diferencia de que es una película en español. De esta manera, lejos de ser el hermano menor de Hollywood, Cuarón está aprovechando su puesto en las grandes ligas para escribir una historia en español sobre el barrio en el que vivió durante su infancia, pero sobretodo para contar una historia muy latinoamericana. Y en esto sí se diferencia de las otras cintas nominadas.

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La vuelta de tuerca infinita

Roma cuenta la historia de Cleo, una empleada doméstica que trabaja para una familia acomodada en la colonia Roma de la Ciudad de México en 1970. La película explora distintos ángulos de la vida de Cleo: su relación con sus patrones, su vida amorosa, sus amistades, su vida dentro y fuera de la casa. Durante la película vemos cómo Cleo debe cargar no solo con sus problemas personales sino con los de su patrona e incluso con la situación política del país. Si he de escoger un tema del que se trata Roma, diría que explora el amor en la relación de poder. Y no da ninguna respuesta, solo estudia con atención y cariño el tema, lo recorre, lo complejiza. Puede sentirse cómo Roma es personal, sin ser, como se decía en muchos medios en la previa a su lanzamiento en diciembre, una crónica de la infancia de Cuarón, pues su director entiende cómo la historia de Cleo lo trasciende.

Cerca del principio de la película vemos a Cleo lavando la ropa mientras los niños juegan. En medio del juego, uno de los niños "asesina" al otro y le dice que debe quedarse quieto dado que está muerto. Cleo, entonces, entra en el juego y se acuesta boca arriba al lado del niño inerte. Ambos juegan a estar muertos y en ese juego tienen una conversación. En el juego, entonces, Cleo y el niño quedan a la misma altura, hay una especie de desdibujamiento de la relación de poder por un momento, una igualdad, son pares, ambos están muertos. Cuarón, sin embargo, lejos de ser ingenuo, no nos deja olvidar que el mundo real existe y entonces Cleo debe levantarse a seguir trabajando. Y es este juego el que Roma juega con nosotros durante un par de horas.

Vemos también durante la película cómo Cleo debe ver a su patrona en estados vulnerables: abandonada, desesperada, perdida, borracha. Cleo, que también ha sido abandonada, puede verse en su patrona por un momento. Pero, de nuevo, en ese instante en el que ambas son la misma, en que la señora llora a gritos mientras Cleo la mira, el orden vuelve a reestablecerse con una orden de la patrona ante la cual Cleo debe dejar de mirarla y correr a atender a los niños. Así, la orfandad de los personajes, como el juego, es el espacio en el que se encuentran y se hacen compañía.

La película podría simplemente criticar la relación entre la familia y Cleo y mostrar cómo lo que a veces creemos amor o amistad cuando decimos "es como de la familia" para referirnos a la empleada doméstica no es realmente ni amor ni amistad. Pero, en cambio, Cuarón complejiza esta crítica fácil y muestra en ese abrazo conjunto en la playa que nos regala al final que Cleo sí quiere a los niños y los niños la adoran también. Al tiempo nos muestra cómo Cleo siente culpa por sentir este amor que la llevaría incluso a arriesgar su vida por unos niños que no son de ella, este amor mediado por un contrato de trabajo. Así, como es de enternecedor el abrazo de la playa, es de doloroso la orden de uno de los niños a Cleo para que le haga un licuado.

 

LatinAmerican Post | Juliana Rodríguez Pabón

Copy edited by Vanesa López Romero

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