Medio ambiente

Ver animales en un parque nacional: expectativas vs. realidad

Desde que trabajo en Parques Nacionales, hace más de 20 años, escucho la misma pregunta de parte de los visitantes: ¿podré ver animales en el parque? 

Pájaro sobre una cuerda.

Si visitas un parque nacional podrás encontrar con varias especies de animales. / Foto: Cortesía Latin American Post

LatinAmerican Post | Jorge Guasp

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Las aves, un grupo que atrae a millones de observadores

Gracias a sus bosques y selvas, humedales, mares, lagos, lagunas, ríos y otros ambientes, los Parques Nacionales de todo el mundo atesoran especies de aves que representan un importante recurso, tanto biológico como turístico. El sitio oficial www.argentina.gob.ar consigna que “el Día Mundial de Observación de Aves es una iniciativa de Bird Life Conservation a nivel global y promovida por Aves Argentinas en el país. Desde hace dos ediciones, desde Parques Nacionales se promueve la participación de las áreas protegidas como lugares de registro, adaptando la oferta de actividades en base a las características de cada área”.

A pesar de que los parques nacionales albergan ambientes poco alterados por el hombre, no siempre resulta fácil encontrar un ave endémica, escasa, de hábitos esquivos o que anida en condiciones particulares. Sobra decir que, cuanto más tiempo pase el visitante en el parque, más probabilidad tendrá de encontrar la especie buscada, en especial si aprovecha la puesta del sol y el amanecer, períodos en que las aves tienen más actividad. Pero pretender divisar un ave en particular durante una estadía de unas pocas horas, puede resultar frustrante.

La recompensa mayor: observar animales en peligro de extinción

Durante la visita a algunos de los parques nacionales que protegen el bosque andino patagónico, muchos amantes de la naturaleza sueñan con encontrar un huemul. Se trata de un ciervo en vías de extinción, del cual solo quedan unos dos mil ejemplares entre Chile y Argentina. El huemul habita terrenos escarpados de la Patagonia argentina y chilena, a no menos de 1700 m.s.n.m., y ha sido declarado Monumento Natural en Argentina por la Ley 24702 de 1996. Es un animal difícil de ver, y su presencia en un área se infiere del hallazgo de excrementos, huellas, pelos, marcas en la corteza de los árboles, astas caídas, etc.

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Cuando alguien me dice que visitará un parque de la Patagonia argentina con el objetivo de ver un huemul, le explico que las posibilidades de descubrirlo son muy remotas, incluso si se consagran varios días a recorrer su hábitat; por lo tanto, la estrategia más sabia consiste en olvidarse de los huemules, y disfrutar de la belleza y tranquilidad del ambiente en que ellos viven.   

Algo similar ocurre, en el extremo opuesto de Argentina, con el tapir, un mamífero que puede alcanzar los 250 kg de peso y que se distribuye desde Venezuela hasta el norte de Argentina. Según el Sistema de Información de Biodiversidad (SIB) de Parques Nacionales de Argentina, el tapir se encuentra “en peligro en varios países de Sudamérica. La caza deportiva sin control y la reducción de áreas selváticas se cuentan entre las causas principales de su desaparición”. La UICN categoriza a esta especie como Vulnerable, con tendencia poblacional decreciente (IUCN 2008).

En el día, el tapir suele moverse dentro del bosque; durante la noche, en cambio, se desplaza hacia zonas más abiertas, como matorrales o pastizales, ríos, y lagunas. Observarlo en forma directa no es fácil; aunque hay más probabilidades de ver un tapir que de encontrar un huemul, en especial si se hacen salidas crepusculares o nocturnas.

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Los monos caí también están presentes en las Yungas, selvas del noroeste argentino, y muchos visitantes preguntan sobre la posibilidad de observarlos en las áreas naturales protegidas. Estos monos habitan algunos Parques Nacionales como Baritú, Calilegua y El Rey; y aunque no se observan con suma frecuencia, es fácil advertir su presencia cuando están cerca, pues se mueven en manada, emiten fuertes sonidos y agitan las ramas de los árboles durante su desplazamiento de un ejemplar a otro.  

Expectativas vs. realidad: evitar la decepción durante la visita a un parque

Aunque el objetivo primordial del viaje a un área natural sea observar un animal en particular, es importante comprender que, a excepción de algunas especies habituadas a la presencia humana, en general la fauna rehúye el contacto con el hombre. En consecuencia, lo más sensato resulta viajar sin expectativas, disfrutar de la naturaleza sin obsesionarse por descubrir una especie en particular, y ser consciente de que la fauna se mantiene a salvo gracias a las dificultades de contacto con ella.

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