Argentina: 4 millones de personas viven en condiciones precarias
Ese número corresponde a personas que viven viven en barrios populares, villas y asentamientos en condiciones precarias.
Muchos de los habitantes de los barrios populares argentinos viven en condiciones precarias. / Foto: Wikimedia-Aleposta
LatinAmerican Post | Marcelo Jaime
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De acuerdo con los datos publicados por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la República Argentina, más de 4 millones de personas (1 de cada 10) viven en “barrios populares, villas y asentamientos de todo el país” en condiciones precarias.
En el marco del llamado Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) se dio a conocer que se trata de más de 900 mil familias distribuidas en 4400 barrios. Aunque dicha situación ocurre en todo el país, se produce una mayor concentración en la Provincia de Buenos Aires.
¿Cuáles son las condiciones precarias de los llamados barrios populares?
Para el ministerio, “se considera barrio popular a los barrios vulnerables en los que viven al menos 8 familias agrupadas o contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a dos, o más, de los servicios básicos (red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red cloacal)”.
Los más de 4 millones de personas que habitan en esos barrios deben afrontar unas condiciones de vida sumamente adversas. Esa situación de desamparo pone en riesgo la salud y el desarrollo personal de quienes no tienen más remedio que instalarse en esos asentamientos. El panorama es especialmente delicado para los jóvenes, pues más de la mitad del total tiene menos de 24 años.
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Origen de los barrios populares argentinos
De acuerdo con un informe de Techo, organización presente en 19 países de América Latina y dedicada a colaborar con las personas que viven en asentamientos populares, en Argentina el proceso de formación de los barrios populares en condiciones precarias tuvo una fuerte aceleración en la década del 90. Sin embargo, sus orígenes se remontan a más de 80 años de antigüedad, por lo que abarcan a varias generaciones.
Este creciente fenómeno no es ajeno, por supuesto, a los constantes vaivenes económicos que ha sufrido la Argentina. En ese sentido, las recurrentes crisis económicas han arrojado a millones de ciudadanos al desempleo y la pobreza. Sin embargo, entre las causas específicas, puede mencionarse el aumento sostenido del precio tanto del suelo como de la vivienda. Ante ese hecho, el Estado ha sido incapaz de ofrecer créditos o soluciones habitacionales en la medida adecuada. Además, los requisitos crediticios de las instituciones privadas resultan inalcanzables para los habitantes de los barrios populares.
Además de las condiciones de precariedad en la que viven, las personas que habitan en asentamientos deben enfrentar el estigma social. Al respecto, la organización Techo afirma: “Los escasos estudios sobre la trayectoria habitacional de las generaciones y las lógicas de crecimiento de los barrios populares en la Argentina refuerzan la falsa idea de que la permanencia de los jóvenes en los barrios populares está atada a la falta de esfuerzo, estudio, etc., desconociendo las verdaderas razones del problema y presentando las experiencias como casos aislados”.
¿Qué soluciones propone el Estado argentino?
En cuanto a las posibles soluciones que provee el Estado, el relevamiento tiene como fin el otorgamiento de un certificado de Vivienda Familiar. Dicho documento permite que los vecinos de los barrios populares acrediten su domicilio “ante cualquier autoridad pública nacional, provincial o municipal”. Además, les permite solicitar los servicios de energía eléctrica, agua, gas natural, cloacas y transporte.
Finalmente, el ministerio manifiesta que “se prepara para lanzar un plan integral de infraestructura que trabajará en el eje prioritario de garantizar el acceso a la red de agua, cloacas y electricidad a los barrios, veredas, asfalto, luminaria, espacios comunitarios, entre otros”.