Gran Chaco: el bosque amenazado que secunda en tamaño al Amazonas
Aunque la Amazonía está en boca de todos, el bosque sudamericano que le sigue en tamaño, y que atesora una valiosa diversidad biológica y cultural, resulta ignoto para muchas personas.
La ecorregión tiene una gran diversidad biológica y cultural por lo que es importante divulga la importancia de su conservación. / Foto: Wikimedia – Ilosuna
LatinAmerican Post | Jorge Guasp
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Read in english: Gran Chaco: the second largest forest in the world, in danger
El Gran Chaco abarca varios países sudamericanos
Según la Fundación Vida Silvestre Argentina, en su Evaluación Ecorregional del Gran Chaco Americano, de 2005, “El Gran Chaco Americano es una ecorregión boscosa de excepcional biodiversidad en la que ocurren procesos ecológicos únicos. Se extiende en Argentina, Paraguay, Bolivia y en una pequeña porción de Brasil, ocupando más de 1.000.000 de km²”.
Medidas de protección del Gran Chaco
La ecorregión del Gran Chaco comprende dos regiones: el Chaco Seco y el Chaco Húmedo.
El Chaco Seco argentino tiene, según el Sistema de Información de Biodiversidad (SIB) de la Administración de Parques Nacionales de ese país, una superficie de casi 50 millones de hectáreas, de las cuales solo el 0,77% está protegido efectivamente a través de áreas naturales del sistema nacional.
El Chaco Húmedo, por su parte, ocupa en Argentina casi 12 millones de hectáreas, con un 0,56% de esa superficie representado en áreas naturales protegidas (según el mismo SIB).
Con respecto a las áreas naturales protegidas de las distintas provincias argentinas que integran el Gran Chaco (Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Salta, Tucumán, La Rioja, Catamarca, y Corrientes), se trata en general de reservas pequeñas, con escaso control efectivo en el terreno, y un presupuesto exiguo que restringe la protección de las mismas.
Los bosques nativos de Argentina se encuentran amparados por la Ley 26.331, de 2007, que promueve su conservación y los protege de posibles cambios en el uso del suelo, como por ejemplo el desmonte para la expansión de la frontera agropecuaria. Según esta ley, cada provincia debe realizar el Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos, de acuerdo con las categorías de conservación correspondientes al valor de los recursos forestales, y a los servicios ambientales que éstos brindan.
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Sin embargo, “la provincia de Salta dictó en 2010 el Decreto 2211 (y su modificatorio Decreto 3136/2011), definiendo el procedimiento para el análisis de proyectos a escala predial. El Decreto 2211/2010 establecía que, para aquellos proyectos de más de 10 y hasta 300 hectáreas, no resultaba obligatoria la realización de audiencia pública ni otro procedimiento participativo, así como tampoco la evaluación de impacto ambiental (EIA), apartándose de las disposiciones del artículo 22 de la Ley 26.331 y subvirtiendo sus facultades complementarias, las cuales deben maximizar el umbral de protección y no socavarlo” (Recategorizaciones prediales de bosques nativos en Chaco: un penoso déjà vu, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, marzo 2019).
Un ecosistema amenazado por las actividades humanas
El Chaco Seco es una vasta llanura de escasa pendiente, cubierta de bosques bajos y pastizales. Estas características favorecen la ganadería y el desmonte de vegetación para la práctica de la agricultura, actividades que constituyen su principal amenaza, junto con la explotación forestal.
“El Gran Chaco también es hogar de aproximadamente 250.000 indígenas originarios de alrededor de veinte grupos étnicos diferenes, los cuales están involucrados en una amarga lucha por reclamar sus tierras de bosque ancestral, antes que desaparezcan” (Lalini Pedris, junio 2018, Mongabay).
“Casi una cuarta parte del Gran Chaco en Argentina y alrededor de una quinta parte en Paraguay, desaparecieron entre 1976 y 2011; sin embargo, la expansión agrícola continua”, señala el informe La verdadera historia sobre la soya (WWF, mayo 2018).
“Las observaciones de los satélites Landsat indican que aproximadamente 20 por ciento ―142.000 kilómetros cuadrados (55.000 millas cuadradas)― de este bosque se convirtió en tierras de cultivo o pastoreo entre 1985-2013. De acuerdo con la organización sin fines de lucro Guyra Paraguay, entre 2010 y 2018, más de 29.000 kilómetros cuadrados (11.000 millas cuadradas) del Gran Chaco fueron despejados para la construcción de fincas y ranchos. Gran parte de la deforestación tuvo lugar en Argentina”, según el trabajo Deforestación en el Gran Chaco de Argentina, publicado por NASA Ciencia en mayo de 2020.
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El futuro de la ecorregión depende de la interacción entre el sector público y privado
“La deforestación ilegal, la degradación del monte y el cambio de uso de suelo sin control impactan conjuntamente en distintas dimensiones al Gran Chaco, al país y la región”, expresa la Declaratoria para el futuro de la región Chaqueña 2019 (Compromiso Gran Chaco Argentino 2030, una iniciativa conjunta de varias organizaciones ambientales y sociales), y concluye que “el cambio de modelo de explotación requiere la acción de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil organizada”.
A diferencia de otros ambientes, más atractivos por su exuberancia y belleza paisajística, el valor ambiental y social del Chaco pasa desapercibido para quien no conoce su riqueza. Por lo tanto, resulta imprescindible divulgar su importancia, su estado de conservación y las amenazas que enfrenta, a fin de crear conciencia y lograr que el segundo gran bosque sudamericano no sucumba a la negligencia humana.