¿La salud mental podría influir en la efectividad de las vacunas?
Una pre-publicación de un estudio revela que la salud mental puede influir en cómo el sistema inmune reacciona a una vacuna.
La salud mental puede influir en cómo el sistema inmune reacciona a una vacuna. / Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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Un estudio pre-publicado en Advance: social scince and humanities, asegura que el estado de salud mental de los apceintes pude influir en la reacción inmune luego de que reciben alguna vacuna. El artículo fue escrito por Janice Kielcolt-Glasser, autora principal de la investigación, en compañía de Annelise Madison, Rosie Shrout y Megan Renna. Kielcolt es la directora del Instituto de Investigación en Medicina del Comportamiento de la Facultad de Medicina en la Universidad Estatal de Ohio. El grupo se basó en estudios de los últimos 30 años que han documentado el impacto de factores psicológicos y de comportamiento en el sistema inmune. Además, estos estudios han revelado que la poca salud mental puede prolongar y empeorar los efectos secundarios de las vacunas.
Si bien el estudio tuvo en cuenta una gran variedad de vacunas, los resultados son especialmente relevantes ahora a causa del proceso de vacunación contra el COVID-19 que ya inició en apróximadamente 52 países, entre los que se encuentran Chile, España, Estados Unidos, Brasil, México y Argentina.
Uno de los casos que permitió llegar a la conclusión de que el estado de la salud mental influye directamente en la efectividad de las vacunas en el cuerpo, fue en el que el estudio se dedico a revisar qué tanto y de qué manera el estrés cambia la respuesta del cuerpo y su sistema inmunológico con la vacuna de la Hepatitis B. "Las personas que están más estresadas y ansiosas, y pueden tardar más en responder a las vacunas", afirma Kielcolt a la revista Insider.
Según la investigación, algunos de los factores que pueden influir en la efectividad de las vacunas son el estrés, la depresión, la soledad y los comportamientos poco saludables. Las expertas explican que al aplicarse una vacuna, el cuerpo inicia un delicado proceso bilógico en el cuál el sistema inmune comienza una alta producción de anticuerpos; la poca salud mental puede hacer que esta producción de anticuerpos se retrase o, incluso, puede suceder que se produzcan rápido, pero los niveles de anticuerpos no permanezcan por más de do semana o un mes, contrario a aquellos individuos que con estabilidad mental pueden mantener un nivel de anticuerpos regulados y sin bajarse al mínimo hasta por seis meses.
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El estudio advierte que esto no significa que la vacuna contra el COVID-19 sea ineficaz, sino debe haber un importante cuidado del estado mental y del comportamiento para lograr que estas vacunas cumplan con su deber. Asimismo se llama a prestar especial atención y cuidado a las comunidades más vulnerables, como lo podrían ser los ancianos, niños, personas de escasos recursos, entre otros.
Entonces… ¿qué puedo hacer?
La salud mental es tan importante como la salud física y la una está intrínsecamente relacionada a la otra, por lo que es necesario cuidar muy responsablemente de ambas. Las investigadoras sugieren que este estudio lo que busca afirmar es que el proceso de vacunación no puede ser pasivo, sino que quien es vacunado debe también hacer su parte. En este caso: cuidar su salud mental, evitar situaciones estresantes, o que generen depresión, crisis, y que pongan a la persona en un estado que sea peligroso para él o ella misma.