ANÁLISISMedio ambiente

Opinión: ¿El eco-despertar global podrá salvarnos?

Le prestamos más atención al medio ambiente, a la crisis climática, a la necesidad de optar por una economía sostenible, pero, ¿esto nos salvará?.

Manos sosteniendo una figura de mundo en cristal

Hablar de un “eco-despertar” sí que debería dar una esperanza, debería significar una luz al final del camino. Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Vanesa López Romero

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Read in english: Opinion: Can the global eco-awakening save us?

Quizás sea muy pesimista de mi parte hacer esta pregunta cuando la esperanza es lo que más necesitamos en nuestro mundo actual. Un mundo que está sufriendo las consecuencias de las acciones de las generaciones pasadas, generaciones que poco o nada se interesaron por hacer uso responsable de los recursos limitados en la Tierra. Generaciones que nos dejaron sistemas económicos débiles ante la limitación de recursos naturales de los que alguna vez se alimentaron. Generaciones que, aún así, insisten en el consumo excesivo. Así que hablar de un "eco-despertar" sí que nos debería dar una esperanza, debería significar una luz al final del camino, sobre todo teniendo en cuenta que llegar a esto a implicado el sacrificio de ecosistemas terrestres y marinos, especies, biodiversidad y, por supuesto, de vidas humanas (sobre todo vidas humanas marginalizadas). 

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Se habla de un eco-despertar a propósito del informe que publicó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) en conjunto con The Economist Intelligence Unit el pasado 17 de mayo. El informe lleva como título Un eco-despertar global: conciencia, compromiso y acciones en torno a la naturaleza, y tiene como fin demostrar "lo mucho que las personas valoran el mundo natural, su voluntad de efectuar cambios para protegerlo, y sus llamamientos, cada vez más frecuentes, a la toma de acción por parte de líderes públicos". Asimismo, el enfoque de la investigación busca generar un acercamiento por parte de empresas y gobiernos para optar por economías circulares, asegura Ellen MacArthur, la fundadora de Ellen MacArthur Foundation.

Algunas de las conclusiones a las que llega el informe son las siguientes: la preocupación por el medio ambiente ha crecido en los últimos años y la cifra va en ascenso, el crecimiento más dramático del compromiso y la concienciación ha ocurrido en Asia, particularmente en India (190%), Pakistán (88%) e Indonesia (53%). Los diálogos sobre la pérdida de naturaleza han aumentado en un 65% desde 2016. A partir de un incremento global del 71%, ocurrido a partir de 2016, del número de búsquedas de bienes sostenibles, se puede evidenciar que las personas están modificando sus hábitos de consumo. Asimismo, la demanda pública de iniciativas está creciendo rápidamente, impulsada por protestas, peticiones y donaciones a campañas. 

Entonces, los resultados que nos arroja esta investigación, son más que esperanzadores cuando pensamos en la necesidad de que para que las acciones se hagan reales, la sociedad civil debe exigir y asimismo actuar en consecuencia de sus peticiones. Es evidente que las generaciones más recientes, y sobre todo la llamada Generación Z, han permitido un cambio de paradigma sobre todo tipo de temas sociales y culturales

Sin embargo, cabe la pena preguntarnos si ese cambio de paradigma y los resultados nos pueden salvar antes de que sea demasiado tarde. Y es que da pavor pensar que para 2050 debemos cumplir ciertos objetivos que evidentemente estamos lejos de alcanzar. Da pavor pensar en un futuro cuando es más incierto que nunca. Hace años, cuando ni siquiera habíamos nacido, nos robaron el futuro, y ahora se supone que debemos estar tranquilos y mirar lo positivo cuando lo negativo es mucho más grande. 

Ahora bien, con esto no quiero dejar de lado las acciones individuales, organizacionales, políticas y gubernamentales que van tomando fuerza y se están haciendo escuchar, más bien quiero recordar que el camino por recorrer es todavía muy arduo y largo, y que no debemos dormirnos en los laureles porque vemos una pequeña esperanza. Esa esperanza debe ser la impulsora de lo que esté por venir, de las luchas que estamos por enfrentar como sociedad y como especie. Nos debemos salvara  nosotros mismos.

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