¿Por qué seguimos usando el plástico?

Indiscutiblemente el planeta tierra es el único lugar en el espacio que con certeza cumple con todas las condiciones de vida para los seres humanos y las demás especies que lo habitan. Sin embargo, la sociedad de consumo creada por el hombre y el desarrollo mercantil que se ha producido desde la Revolución Industrial, han dejado una gran huella en los ecosistemas y, aunque durante mucho tiempo se ha hablado de las consecuencias del plástico en todo tipo de productos, el mundo no ha querido entender lo que hoy está viviendo la fauna y la flora debido a esto.

Por otro lado, hablar de erradicar por completo el plástico en el mercado y su uso en la cotidianidad suena demasiado complejo pues el cambio precisamente no se da por una razón ambiental sino más bien por motivos económicos, que al final parece ser más importante para las empresas sin miras a un mundo 100% ecológico.

En el 2019 la Organización de las Naciones Unidad (ONU), reveló un informe escalofriante sobre las cifras a nivel mundial acerca del daño que ha producido el uso del plástico y lo sentenció de la siguiente manera: “O nos divorciamos del plástico o nos olvidamos del planeta”.

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Esta situación es realmente preocupante porque los datos de la ONU arrojan que cada año se vierten en los océanos cerca de 8 millones de toneladas de plástico. Además, advirtió que América, Japón y la Unión Europea son los mayores productores de este material per cápita, pero también dijo que infortunadamente sólo es reciclado el 9% del plástico que se produce.

Pero eso no es todo, la ONU también comprobó que de los cinco millones de bolsas plásticas que se utilizan al año y de las más de un millón de botellas que se llegan a comprar en un minuto, el 70% van a parar al medio ambiente. No obstante, aseguró que el 90% del agua embotellada y el 83% de agua del grifo contiene partículas plástico.

Si esta situación sigue así, para el 2050 habrá alrededor de 12.000 toneladas de estos desechos sólidos en la naturaleza afectando especies marinas y terrestres.

¿Por qué no se ha hecho el cambio de lo industrial a lo ecológico?

Evidentemente la sociedad necesita entender el daño que estamos causando al producir y también desechar de forma irresponsable los productos hechos en plástico. Pero como lo mencionamos al principio, esta tendencia tiene más un interés económico que ambiental por parte de las grandes industrias. No significa que las marcas no piensen en el medio ambiente pero infortunadamente les sale más costoso lo ecológico que lo convencional. De modo que si se hace el cambio, los productos que normalmente consumimos aumentarían de precio y habría un desbalance en el mercado y su adquisición.

¿Por qué es más costoso lo ecológico?

• La calidad: los productos amigables con el entorno tienden a ser de mejor calidad y, por lo tanto, su duración es mayor a mediano plazo. Esto los hacen más caro.
• La fabricación: casi todos los productos ecológicos actualmente se hacen de forma artesanal y a baja escala, por lo tanto, no existe producción masiva y los costos son altos.
• La materia prima: se hacen más caros porque son naturales o biodegradables, además que son de poca producción.
• Tiempo: producir material ecológico tarda más que producir plástico, además la escasa tecnología y el uso de técnicas artesanales ralentizan su elaboración.
• Mano de obra: en la mayoría de producciones ecológicas se respetan los derechos de los empleados mientras que en las grandes marcas es muy común la explotación laboral y la tercerización, lo que aumenta la producción de productos no amigables.

¿Qué hacer al respecto?

Mientras no se implementen políticas serias en los países industrializados que obligue a las grandes marcas a reemplazar contundentemente el plástico por material biodegradable, difícilmente podremos avanzar y mitigar el daño en los ecosistemas. Sin embargo, también es responsabilidad de los humanos hacerle frente a esta situación, dándole un uso adecuado a los productos hechos en plásticos con estrategias de reciclaje y, de ese modo, evitar que terminen en los bosques, ríos u océanos.

Hacer conciencia desde la individualidad y la colectividad es fundamental para reducir las preocupantes cifras de la ONU. También es esencial que desde este punto todos puedan apoyar a los emprendimientos o marcas que en sus iniciativas desarrollen productos biodegrables pues, aunque son un poco más caros el bienestar para el planeta termina siendo mayor.

En ese sentido, la lógica es convertir la protección del medio ambiente en una filosofía que en la práctica servirá para conservar el único lugar que tenemos para vivir.