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LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Read in english: Opinion: Birth Control Pill for Men, Will it Really Arrive?
Es hora de que una píldora anticonceptiva para hombres sea una realidad. Estos son otros métodos alternativos a la anticoncepción hormonal que se ha asociado con efectos secundarios que solo las mujeres han tenido que asumir.
Durante la última semana, los medios han registrado los avances de una píldora anticonceptiva para hombres que ha desarrollado la Universidad de Minnesota y tuvo un 99 % de efectividad en pruebas realizadas con ratones. No obstante, no es la primera vez que se habla de este tipo de fármacos para varones. Aún así, hoy, en 2022, más de 50 años después de que se empezará a comercializar la píldora femenina, aún no ha llegado el día en que esté disponible en el mercado una “píldora masculina”.
No hay que ser muy suspicaz para pensar que los avances científicos no son las únicas razones por las que esto no es una realidad. Hay que incluir en esta ecuación los factores sociales y comerciales. Con las cifras de desigualdad, violencia de género y los siglos de opresión hacia las mujeres, no es de extrañarse que hasta el desarrollo de la ciencia esté influido por la cultura machista. Además, podría deducirse que con el éxito y difusión de las pastillas anticonceptivas, a las compañías farmacéuticas no les interesa invertir en el desarrollo de otro tipo de estudios.
De hecho, padecimientos como la endometriosis son la muestra de un botón, pues se trata de una enfermedad infradiagnosticada y enmascarada, cuando casualmente solo se presenta en el sistema reproductor femenino. Y es que históricamente los reclamos de las mujeres han sido invisibilizados o tomados por menores.
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De acuerdo con Naciones Unidas, se calcula que en 2019 de 1900 millones de mujeres en edad reproductiva, 842 millones utilizaban métodos anticonceptivos. De hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es que las necesidades de planificación familiar sean satisfechas con métodos modernos de anticoncepción, entre los cuales, por su puesto, se encuentra la píldora y otros métodos hormonales.
Si bien estos tipos de anticonceptivos ayudan a prevenir los embarazos no deseados, sus efectos secundarios no son algo menor. Basta con reunirse con un grupo de mujeres para escuchar historias de cómo estas pastillas les genera cambios en el estado de ánimo, falta de lubricación, dolores de cabeza, aumento de peso, pérdida de la líbido, etc.
De hecho, en varias ocasiones, los estudios sobre la píldora anticonceptiva para hombres, que se han adelantado desde los años 70, han sido detenidos precisamente porque al ser hormonales, están asociados con efectos como aumento de peso, depresión y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero claro, si las mujeres los padecemos no es tan reprochable, de todas formas la menstruación ya nos pone “delicadas” o, en el peor de los casos, un poco “histéricas”.
Asimismo, estos fármacos se usan para curar un sinfín de diagnósticos como el dolor menstrual, el acné o el sangrado abundante. No obstante, ya hay consenso entre muchos especialistas en que, en realidad, se ataca el síntoma, pero no se busca solucionar las causas.
Por otro lado, es sorprendente la poca educación que hay sobre el funcionamiento del propio cuerpo y la fertilidad. Pocas personas conocen realmente cómo sucede un ciclo menstrual, qué tipo de fluidos corporales hay o cuáles son las hormonas que intervienen en el proceso. Lo curioso es que, de acuerdo con la información de la Organización Mundial de La Salud, existen métodos de reconocimiento de la fertilidad, que no son hormonales, que pueden tener incluso mayor efectividad que el condón.
Sin embargo, no generan beneficios económicos para nadie porque se basan en la observación de síntomas, y el control y conocimiento sobre el propio cuerpo. Mientras que las mujeres son fértiles por pocos días al mes, aproximadamente una semana, los hombres pueden ser fértiles los 365 días del año. En este sentido, el conocimiento es poder, y se necesita más poder de decidir cómo gestionar la fertilidad de forma responsable, efectiva e informada, sin tener que sacrificar otros aspectos de la salud. Sobre todo, se necesita conocer las alternativas y repartir las responsabilidades.
Si queremos un mundo que realmente sea equitativo e igualitario para hombres y mujeres, es urgente que los desarrollos científicos también lo sean. Lo novedoso de la última pastilla anticonceptiva para hombres de la que se está hablando es que no altera a las hormonas, por lo que los efectos secundarios parecen ser mínimos. Ojalá las pruebas en humanos resulten positivas y esta alternativa llegue al mercado en poco tiempo.
Al respecto, una investigación publicada en el Current Obstetrics and Gynecology Reports encontró que cerca de un 50% de los hombres aceptarían un nuevo método masculino en forma de píldoras. Asimismo, señaló que “Suponiendo un tamaño de mercado de 10 millones de hombres en los EE. UU. y 50 millones de hombres en todo el mundo, el valor de mercado de un nuevo método anticonceptivo masculino se estima en 40 a 200 mil millones de dólares”. Así que los impedimentos cada vez son menores. Por lo menos, en resistencia social en un importante segmento de la población.
Sin embargo, para lograr que esto sea realidad es necesaria la convergencia en la acción y promoción de los gobiernos, agencias no gubernamentales, industria farmacéutica, academia y sociedad civil. La labor de los colectivos feministas y de muchas mujeres científicas ha sido fundamental para señalar la injusticia y discriminación que hay también en la ciencia. Hacer eco de estos razonamientos, sin caer en odios viscerales, también es una forma de llamar la atención sobre un tema que afecta a la mitad de la población y que requiere cambios urgentes.