Bienestar

Salud y migración, una combinación desafiante para América Latina

La región de las Américas tiene uno de los movimientos migratorios más grandes del mundo, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). No obstante, muchos migrantes están en situación de vulnerabilidad. Su atención médica es todo un reto hoy.

Migrantes en una frontera con Ecuador

Foto: Reuters

LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos

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En Latinoamérica se lleva a cabo uno de los movimientos migratorios más grandes del mundo, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). No obstante, muchos migrantes están en situación de vulnerabilidad.

Por esta razón, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó este mes la Plataforma informativa sobre salud y migración en las Américas. Se trata de una iniciativa que pretende ayudar a los países de la región a garantizar el derecho a la salud de los migrantes. En este sentido, proporciona estadísticas de los diferentes países, información sobre los marcos regulatorios e investigaciones que permitirían definir políticas públicas, con información de 19 países de la región.

La intención es que los gobiernos puedan intercambiar conocimientos para crear iniciativas de salud que respondan a los desafíos de una migración creciente en el continente. Asimismo, funcionará como un repositorio de información para las organizaciones sociales y los investigadores que trabajen con estas áreas. Esta plataforma digital fue creada en conjunto con la Universidad del Desarrollo, en Chile, y la Universidad Torcuato Di Tella, en Argentina.

Un fenómeno más urgente tras la pandemia 

Si bien la migración ya planteaba grandes desafíos en materia de salud desde antes de la pandemia por coronavirus, hoy en día es un reto aún mayor que es preciso atender con más urgencia de cara a prevenir nuevos brotes de enfermedades y frenar el crecimiento de la desigualdad en la región. "El tránsito desde Suramérica de migrantes del Caribe, Asia, África y las Américas ha estado teniendo lugar desde hace aproximadamente una década, y el mismo ha aumentado de forma dramática debido al impacto socioeconómico, sanitario y político de la pandemia de COVID-19", señala la OIM.

No obstante, la pandemia no solo aumentó los flujos migratorios, sino que causó que se descuidaran varias iniciativas de salud en el continente, tanto en la prevención como en la atención. De hecho, la Directora de la OPS, Carissa Etienne, señaló que "2,7 millones de niños en las Américas no recibieron las vacunas necesarias para mantenerlos sanos en 2020". Por estas razones, por ejemplo, los casos de tuberculosis, sarampión y paludismo han aumentado.  

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En este sentido, los migrantes constituyen hoy uno de los grupos más vulnerables de padecer enfermedades y no recibir una atención oportuna. Por otra parte, su salud mental también está en una situación complicada, pues muchos son víctimas de violencia cultural, mediante la discriminación, el racismo y el estrés que significa el desplazamiento y la separación de las familias. “Hoy, millones de migrantes en la región enfrentan desafíos en cada etapa del proceso migratorio, sin acceso a servicios de atención primaria de salud, medicamentos, vacunas o servicios de salud mental y apoyo psicosocial”, afirma el doctor Jarbas Barbosa, Subdirector de la OPS.

¿Cuáles son los hallazgos?

La plataforma informativa ofrece un mapeo de artículos científicos sobre salud y migración que recoge 709 artículos científicos de más de 399 instituciones de toda la región. Asimismo, ofrece un mapeo de los marcos políticos, legales y regulatorios en esta área con un enfoque basado en derechos humanos, que recoge 469 documentos de 19 Estados. 

Uno de los hallazgos más interesantes es que, además de las barreras y dificultades que tienen los migrantes para acceder a los servicios de salud de los países a los que llegan, hay factores culturales que están intensificando dichas barreras. Uno de los informes sobre la calidad de la atención médica a los migrantes señala que la prestación de los servicios médicos debe ser respetuosa con la cultura de las personas, pues se ha evidenciado que los prestadores de servicios de salud pueden tener opiniones estereotipadas sobre los pacientes internacionales, causando que se sientan incómodos e irrespetados.

Por lo tanto, hay vacíos en la formación del personal sanitario sobre diversidad cultural. Esto es especialmente importante porque muchos migrantes han sufrido eventos traumáticos que requieren que también reciban atención en salud mental. Asimismo, hay falta de intérpretes que ayuden a mejorar los procesos de comunicación. Cabe destacar, que se trata de un fenómeno transversal en la región, pues se encuentran las mismas barreras tanto en Estados Unidos o Canadá, como en Argentina, Brasil y Colombia por poner un ejemplo

En conclusión, la migración es un fenómeno creciente y real sobre el que no se puede hacer la vista gorda. Es necesario que se creen políticas, basadas en la protección de los derechos humanos, que brinden una atención en salud de calidad, sin importar la procedencia de las personas pues responde a lo más fundamental de la vida humana, que la mayoría de estados se ha comprometido a salvaguardar en los tratados internacionales. 

Tampoco se puede seguir ignorando que hay países que se han convertido en lugares de tránsito y que, aunque los migrantes no formalicen su situación en dichos territorios, su tránsito por ellos en condiciones de extrema vulnerabilidad requiere de una atención humanitaria urgente. Por ejemplo, es el caso de lo que está sucediendo en la Selva del Darién. ¿Quién debe responder por aquellas personas? Se requiere de una estrategia regional coordinada para abordar los desafíos de la migración, que aúne los esfuerzos de los gobiernos regionales, pero también de la academia, las organizaciones civiles y las comunidades.

Por más que los discursos de odio hacia los migrantes, que se han visibilizado en algunas campañas electorales recientes en la región, estén presentes, no se puede desconocer su dignidad y derecho a la protección de su vida y salud. En este sentido, la educación también es un factor clave, que permita a las personas abordar la interculturalidad.

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