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Nancy Pelosi en Taiwán: ¿Por qué es una provocación a China y a la paz mundial?

La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense ha arribado a Taiwán generando reacciones encontradas en Taipéi, Pekín e incluso Washington

Nancy Pelosi siendo recibida en Taipei

Foto: TW-SpeakerPelosi

Latinamerican Post | Luis Angel Hernández Liborio

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La veterana congresista estadounidense, Nancy Pelosi, ha arribado a Taipéi, Taiwán, en su calidad de líder de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Para China, que ha elevado sus reclamos sobre la isla en la última década, representa un desafío a sus intereses y también una ruptura con la política exterior estadounidense respecto a la isla.

Nancy Pelosi en Taiwán

En una sorpresiva visita, Taipéi ha recibido a la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, histórica opositora al régimen chino que ha aprovechado una nueva oportunidad para mostrar su descontento con el gigante asiático. Pelosi fue recibida por el canciller taiwanés y el plan es reunirse con la presidenta del país.

El problema diplomático entre China y Estados Unidos fue escalando poco a poco desde hace algunas semanas, cuando se conoció la intención de Pelosi de visitar la isla en su gira por Asia. Pekín advirtió que de realizarse, la visita representaría un desafío e incluso una humillación al pueblo chino, como lo aseguró su embajador en Estados Unidos. 

Nancy Pelosi es una experimentada política que conoce perfectamente los alcances de su visita a Taiwán, más aún en un momento en el que las relaciones de su país con China no son las mejores. No obstante, la demócrata con su visita espera dar un espaldarazo a la isla, la cual mantiene un gobierno democrático que desentona con China, régimen al que Estados Unidos considera la antítesis de la democracia. El gran problema es que la congresista pone en jaque a la política estadounidense sobre Taiwán. Los norteamericanos no reconocen la independencia de la isla, pero tampoco la reconocen realmente como parte de China. La solución, un punto medio: la política de "una sola China" que reconoce solo que existe una reclamación del gigante asiático sobre Taiwán, no que le pertenezca, aún, un limbo que ha permitido una relación relativamente estable por décadas.

Nancy Pelosi es una vieja rival del régimen chino, ha sido una constante denunciante de los que considera atropellos de China a la democracia e incluso ha alzado la voz en momentos como el de la matanza de Tiananmén, llevando una pancarta de protesta a la misma plaza de los hechos. Su actual visita es una forma de refrendar ese activismo contra China. De igual manera, a nivel internacional, Estados Unidos no podía darse el lujo de ceder a la presión y amenazas de Pekín, habría sido una mala señal para su imagen. El desafío de Pelosi a China podría tensar más las relaciones, pero difícilmente escalar a un nivel más alto que implique un conflicto.

Las reacciones de Washington, Pekín y el mundo

El Congreso y el Ejecutivo de Estados Unidos actúan con independencia, la visita de Pelosi no estaba condicionada a ninguna estrategia o directiva de la presidencia del país. Así, Joe Biden y su administración se deslindaron de la visita en el sentido de que se realizaba como un acto del Congreso. Lo que sí aclararon es que la visita de Pelosi se efectuaría en apego a la Ley de Taiwán de 1979, que fundamenta la relación con la isla e indirectamente con China. En días anteriores, Biden comentó que a sus asesores militares no les parecía pertinente la visita. Sin embargo, la decisión parecía estar tomada. Con Pelosi en Taiwán los mercados financieros respondieron negativamente ante la incertidumbre de la respuesta china.

Pekín trató de persuadir a Pelosi de visitar Taiwán, a través de declaraciones de su embajador, así como de altos funcionarios, quienes comentaron que sería algo negativo que tendría consecuencias en la relación entre ambos países. Al realizarse la visita, China realizó ejercicios militares en el estrecho que separa a la isla del continente y ha mantenido a su ejército en alerta máxima. Pese a lo abrumador de la respuesta, sin duda Pelosi la ha presupuestado en su estrategia. Sus vecinos también opinaron al respecto. Moscú, en línea con Pekín, ha calificado la visita como una franca provocación a China, quien se encuentra rodeada por las posiciones estadounidenses en Asia-Pacífico, especialmente en Corea del Sur y Japón, lo que pone a Taiwán como un enclave estratégico para ambos bandos. 

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¿Taiwán es China?

Después de la Revolución china de 1949 y con el ascenso del comunismo al poder, los opositores lograron huir a la antigua isla de Formosa (hoy Taiwán), lugar desde donde instauraron la República de China que, en un primer momento, planeaba el regresar al poder en el continente. La realidad fue distinta, el poder de la República Popular China creció y poco a poco diversos Estados en el mundo retiraron su reconocimiento y apoyo a la isla para establecer relaciones con China continental. Los papeles cambiaron, el gobierno comunista reclamó la soberanía de la isla como parte integral de su territorio, situación aún no resuelta completamente, pues aunque Estados Unidos rompió relaciones con Taiwán para establecerlas con China, no dejó al territorio a su suerte. El Congreso estadounidense impulsó la Ley de Taiwán que aboga por una resolución pacífica del destino de la isla, así como respaldo en temas de defensa cuya ambigüedad es en la que se desenvuelve la política estadounidense hacia Taiwán.

La visita de Nancy Pelosi parece una pequeña luz en la oscuridad para Taiwán, pues le reafirma el compromiso que por ley Estados Unidos tiene con la isla ante cualquier intento de China de cambiar su estatus de forma no pacífica. Sin embargo, probar los límites de China podría no ser la mejor estrategia. No está claro hasta dónde está dispuesto a actuar Estados Unidos ante cualquier movimiento del gobierno comunista sobre la isla. La confrontación directa es una realidad lejana, el escenario más cercano podría ser el de Ucrania y Rusia, donde, pese al apoyo moral, militar y económico de Estados Unidos, los ucranianos se han llevado la peor parte y el conflicto aún no tiene fecha de caducidad.

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