Hogar dulce hogar: clave para el bienestar individual y social
Tras la pandemia de la COVID-19 se hizo más evidente la importancia de cuidar las relaciones más cercanas y trabajar por la calidad de vida en el ambiente doméstico. Hay varios factores que influencian el bienestar dentro del hogar. Te contamos sobre ellos.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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"Hogar, dulce hogar" es una de las frases más populares con las que expresamos esa sensación de comodidad e intimidad que tenemos en nuestras casas. Sin embargo, con el ritmo de vida moderno, parece que cada vez hay menos intimidad. Al mismo tiempo, con el exceso de actividades académicas y laborales, los espacios personales y domésticos son cada vez más reducidos. En un mundo tan competitivo, muchos de nuestros esfuerzos y aspiraciones se centran en el éxito profesional. Sin embargo, las relaciones, espacios e interacciones que tenemos en lo íntimo de nuestros hogares son factores fundamentales para determinar la felicidad o bienestar.
Una investigación realizada por el Routledge Advances in Sociology, analizó la relación entre la calidad del entorno doméstico, en sus dimensiones material y relacional, y los niveles percibidos de felicidad individual y social. Los hallazgos fueron publicados en un libro titulado "Felicidad y vida doméstica: la influencia del hogar en el bienestar subjetivo y social", el cual está dividido en 13 capítulos, en el que contribuyeron 9 investigadores.
"Los autores destacan el carácter relacional de la felicidad y la centralidad del entorno familiar en su promoción. Se analizan tres dimensiones del bienestar psicosocial en el hogar: la personal – consistente en un sentido de estabilidad, intimidad y compartir; el social – que considera el ámbito doméstico como fuente de educación cívica (y últimamente de actividad profesional); y lo físico, en términos de espacio, estilo y función", señala el Social Trends Institute. En este último punto, por ejemplo, se determina que la arquitectura y diseño de los espacios también influyen en la felicidad, en la medida en que influencian el bienestar, la comodidad, la seguridad y las herramientas para realizar las actividades personales, académicas o laborales. Por ejemplo, por el creciente trabajo en casa o con la educación virtual.
"Dos cambios significativos, afectados ellos mismos por la reciente pandemia de COVID-19, enmarcan la consideración de la felicidad y el bienestar: la relación entre calidad de vida y compromiso dentro de la comunidad, y el papel de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana", señala el Social Trends Institute en un comunicado.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Harvard titulado "Harvard Study of Adult Development", dedicó más de 7 décadas a estudiar diferentes factores que pueden impactar en el bienestar y la felicidad de las personas. Robert Waldinger, director de esta investigación, señala en una charla TED que: "El mensaje más claro que obtuvimos de este estudio de 75 años es que las buenas relaciones nos mantienen más felices y saludables".
Descubrieron que las personas que estaban más conectadas con otras, empezando por sus relaciones familiares, tenían una vida más larga, feliz y saludable. Además, señalan que lo importante es la calidad de esas relaciones, y no la cantidad o el tipo. "Vivir en un matrimonio altamente conflictivo, sin afecto, es muy malo para nuestra salud, casi peor que un divorcio" señala el investigador. En cambio, tener buenas relaciones, amorosas y cálidas, nos protege.
¿Qué se requiere para que el hogar realmente sea un dulce hogar?
Hay diversos factores que afectan la percepción de felicidad de las personas. Si bien, el primer paso debería ser tener las necesidades básicas satisfechas, hay otras situaciones que son claves. Los espacios que habitamos deben ser cómodos y brindarnos seguridad, así como las herramientas necesarias para desempeñar nuestras funciones.
Por otra parte, como la calidad de la vida privada y familiar es fundamental para que las personas encuentren plenitud, aún hay una deuda grande de las empresas y los estados. Estos deben implementar normas y políticas públicas que favorezcan el balance entre la vida personal y familiar, y la laboral. Por esto, cada vez cobra más relevancia el tema de las empresas familiarmente responsables. De hecho, existe una certificación internacional, reconocida como una buena práctica por las Naciones Unidas, que se llama EFR. Hace parta de la responsabilidad social de las empresas y establece la necesidad de implementar medidas y herramientas que permitan a los trabajadores tener conciliación entre su vida personal y laboral.
Por otra parte, las políticas públicas que avancen en el reconocimiento del trabajo de cuidado también son clave para conseguir mayor bienestar en los hogares, que se traduzca en bienestar de las comunidades. Así, es crucial que exista un reconocimiento para el trabajo doméstico y que existan redes de cuidado que permitan a las familias mayor calidad de vida. Al mismo tiempo, no sobrecargar estas funciones sobre las mujeres.
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Finalmente, si se entiende que la calidad de las relaciones personales determina de una forma tan importante la felicidad y el bienestar, es necesario que los planes educativos aceleren la implementación de una educación para la inteligencia emocional. Los currículos educativos suelen tener un fuerte componente formativo en habilidades técnicas. Se aprende muy bien matemáticas, historia, ciencias sociales o idiomas. No obstante, la educación de la afectividad, de habilidades para la resolución de conflictos o en interculturalidad no suele ser el fuerte de las instituciones educativas.