Reconocimiento de trabajo de cuidado ¿cuál es su estado en Latinoamérica?
La región se enfrenta a grandes desafíos en el reconocimiento del trabajo del cuidado, un tema que afecta a millones de mujeres. Es momento de poner en marcha planes que permitan la protección de las trabajadoras del hogar y cuidadoras
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
Escucha este artículo
Read in english: Recognition of Care Work, What is Its Status in Latin America?
En líneas generales, se podría definir al trabajo de cuidado como aquellas tareas que anteriormente eran llamadas trabajo doméstico. Es decir, aquellas actividades que se suelen realizar en el interior de los hogares, y parecen pasar desapercibidas por la sociedad, pero que realmente son fundamentales para el desarrollo y protección de la vida. Asimismo, son un motor social con una fuerte influencia en el desarrollo económico. Incluyen el cuidado de quienes están enfermos, las personas de la tercera edad y de los niños y niñas, así como su crianza.
Sin embargo, hasta hace pocos años, se ha empezado a analizar el impacto socioeconómico que tienen estas labores a un nivel más grande. Por eso, se ha reivindicado su calificación como trabajo de cuidado y la academia y los gobiernos han puesto los ojos sobre las personas, principalmente mujeres, que ejercen este trabajo de cuidado. Al respecto, las mujeres suelen tener trabajos remunerados y además ejercer los trabajos de cuidado dentro del hogar, sin recibir una compensación económica y cumpliendo con jornadas extenuantes. Aún peor, pueden sufrir discriminaciones en el sector laboral, por ejemplo, por ser madres. Solamente Chile, Colombia, Guyana y Santa Lucía tienen una prohibición explícita de prohibir a las empresas pedir pruebas de embarazo a las mujeres que opten por un trabajo en América Latina y el Caribe. Asimismo, son pocas las empresas que tienen políticas efectivas que permitan la conciliación laboral con el ámbito familiar y de cuidado.
Un reciente estudio de las Naciones Unidas ha señalado que "universalizar las licencias para el cuidado de niños y adultos generaría más de 25 millones de empleos en América Latina" si se aplicaran en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú. Asimismo, señaló que es urgente generar e invertir en políticas que favorezcan la creación de puestos de trabajo decentes y con bienestar en el sector de los cuidados. Al respecto, el informe señala que "las mujeres de América Latina y el Caribe fueron a escala global las más afectadas por la crisis en los mercados laborales, y colocó a la región ante el desafío de enfrentar un retroceso sin precedentes en la igualdad de género en el trabajo".
Estos factores afectan fuertemente la independencia y autonomía económica de las mujeres, lo que a su vez las pone en posiciones de vulnerabilidad frente a la violencia, la pobreza y el hambre. Mientras tanto, las desigualdades de género se agrandan aún más.
Indicadores tan reveladores como que: en doce países de la región no se reconozcan las licencias de paternidad y que en 10 de los que la reconocen sea por menos de 5 días, son la muestra de un botón. Asimismo, "en la mayoría de los países de la región existe un considerable desfase de tiempo entre el final de las licencias para el cuidado de los recién nacidos y el inicio de los servicios de cuidado infantil universales estatutarios o el inicio de la primaria obligatoria". Esto expone a las familias ante un vacío frente al cuidado de la infancia.
Te sugerimos leer:Infografía: Violencia contra la infancia en latinoamérica es hasta 4 veces mayor que el promedio
El compromiso de Buenos Aires: un paso adelante por los cuidados
El Compromiso de Buenos Aires fue adoptado por la región en una Conferencia de la CEPAL en la que participaron delegados de 30 países más miembros de diversas organizaciones, para un total de 1168 participantes. En él, se reconoce “el cuidado como un derecho de las personas a cuidar, a ser cuidadas y a ejercer el autocuidado sobre la base de los principios de igualdad, universalidad y corresponsabilidad social y de género”, según lo señala la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Se espera que este compromiso sea el primer paso para que los países se comprometan a desarrollar políticas públicas que favorezcan a las mujeres, reduzcan las desigualdades y reconozcan los trabajos del cuidado. Igualmente, las licencias de maternidad y paternidad más amplias y con protección, redes de cuidados para infantes y ancianos o afiliación al sistema de pensiones y de seguridad social a los cuidados son algunas de las medidas que se deben tomar.
Asimismo, es necesario avanzar en la protección de las trabajadoras domésticas. "En once países de la región – Bolivia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana, Suriname y Venezuela – el porcentaje de trabajadoras domésticas en la informalidad superaba el 90 por ciento", de acuerdo a los datos de la OIT, señalados en el informe de la CEPAL.
Un país que lleva la delantera en temas de cuidado es Uruguay. Es el único país que alcanza un 100% de cobertura en efectiva de la protección de la maternidad a través de prestaciones monetarias. Además, desde el 2015 tiene un Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), cuyo objetivo es "garantizar el derecho de las personas en situación de dependencia a recibir cuidados en condiciones de calidad e igualdad, promoviendo el desarrollo de la autonomía, la atención y asistencia a las personas en situación de dependencia, así como el desarrollo infantil, en el marco de un modelo de corresponsabilidad entre familias, Estado, mercado y comunidad, así como entre varones y mujeres".
Sin duda alguna, trabajar por la reivindicación de la economía del cuidado y por un reconocimiento monetario para las personas que ejecutan estas tareas es un paso para disminuir las desigualdades de género y sociales. Asimismo, crear licencias universales que favorezcan las tareas de cuidado, sin discriminación del sexo, es un paso para reducir las desigualdades, la violencia y la pobreza.