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¿Es la despenalización de drogas duras en Canadá una amenaza al narcotráfico latinoamericano?

Canadá despenalizó el uso de drogas como la cocaína y la heroína en la provincia de la Columbia Británica: ¿qué tan perjudicial es esta decisión para los negocios ilícitos del narcotráfico de países como Colombia o México?, ¿qué consecuencias traerá la despenalización de drogas duras en Canadá en la región?.

Pastillas sobre una mesa de madera

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez

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El pasado 31 de enero, la provincia de Columbia Británica, en Canadá, inició un plan piloto con el cual despenalizó la posesión de drogas duras como la cocaína, la heroína, fentanilo, metanfetamina, entre otras.

Según explica el Gobierno federal canadiense, todos los ciudadanos mayores de 18 años que sean sorprendidos con máximo 2,5 gramos de estas sustancias serán cobijados por la nueva norma. Es decir, la Policía no podrá multar, arrestar o acusar a estas personas por uso y porte de sustancias ilícitas. Además, tampoco podrán confiscar dichas drogas.

¿Por qué se tomó esta decisión?

Para el Gobierno de la Columbia Británica, este piloto se gestó como una idea para evitar a toda costa el juicio social en contra de los consumidores en su territorio. En pocas palabras, lo que se pretende no es acrecentar los casos de personas adictas, sino por el contrario propiciar a su reducción por medio de la normalización de las drogas.

“Es un cambio monumental en la política de drogas que favorece el fomento de relaciones de confianza y apoyo en los servicios sociales y de salud en lugar de una mayor criminalización”, indicó la ministra federal de salud mental y adicciones, Carolyn Bennett.

Por su parte, Jennifer Whiteside, ministra de Salud Mental y Dependencias de Columbia Británica, aseguró que “la despenalización de las personas que consumen drogas acaba con el miedo y la vergüenza asociados con el consumo de sustancias y hace que se sientan más seguras buscando ayuda para salvar sus vidas”.

“En vez de tratar a estas personas como delincuentes, se les dará cuidado y compasión. Tendrán acceso a información”, añadió.

Cabe recordar que el deceso por sobredosis de drogas es la principal causa de muerte no natural en la Columbia Británica, con cerca de 10 mil fallecimientos desde que esta provincia canadiense determinó que las sustancias alucinógenas eran una emergencia de salud pública en 2016.

¿Una amenaza al narcotráfico en América Latina?

Ahora bien, el objetivo de reducir los índices de muerte por drogas duras en Canadá no se puede traducir precisamente como una lucha contra el narcotráfico latinoamericano. En los últimos años, varias ONG y expertos han visto en la legalización una opción viable para contrarrestar los negocios del mercado negro de las drogas en la región.

Sin embargo, el piloto que se estableció en la Columbia Británica no legaliza el uso de drogas como la cocaína y la heroína, sino que lo despenaliza. Tal como lo explicó Luis Carlos Restrepo, médico cirujano de la Universidad Nacional y psiquiatra de la Javeriana en Colombia, despenalizar no es lo mismo que legalizar, y sus diferencias recaen en la percepción de una misma problemática desde enfoques diferentes: uno individual y el otro colectivo.

“Despenalizar significa que el individuo es libre de consumir, siempre y cuando no vulnere los derechos de los demás ni ponga en peligro la convivencia ciudadana. Legalizar es permitir la producción, la venta e, incluso, el fomento del consumo”, indicó Restrepo en una entrevista con el diario El Tiempo en 1994.

En ese orden de ideas, cuando Canadá decide despenalizar el uso de drogas duras lo hace para no estigmatizar a los consumidores, más no para permitir el tráfico de las mismas sin ninguna represalia jurídica o social.

Así lo detalló la ministra Bennett, quien recalcó que todas las actividades de producción, tráfico, importación y exportación de estas sustancias son ilegales, no solo en la Columbia Británica sino en todo el territorio canadiense.

Otro punto a tener en cuenta, después de explicar el anterior, es que Canadá no es un país productor de drogas como la cocaína. En ese caso, otros que sí lo son como Colombia o México tienen vía libre para continuar generando réditos con el mercado negro de esta droga.

Por ejemplo, tan solo el 2022 concluyó con un aumento del 43 % en los cultivos de coca en Colombia, lo que convierte a este país en el mayor productor de cocaína en el mundo, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Lee también: ¿Realmente acabó la Guerra del Narcotráfico en México?

¿Es la legalización de la marihuana un espejo?

Cabe recordar que en el 2018, Canadá se convirtió en el segundo país americano (por detrás de Uruguay en 2013) en legalizar el uso recreativo de la marihuana en todo su territorio. Como se indicó anteriormente, al ser un proceso de legalización, esta droga y todo lo relacionado con su producción, tráfico y consumo es desde hace más de 4 años una actividad lícita en ese país.

Esto hizo que los cultivos propios de cannabis en Canadá aumentaran, así como su tráfico por parte de productores ubicados muy cerca de la frontera con Estados Unidos. De hecho, incluso antes de la legalización ya era normal que el suministro de marihuana se hiciera desde estos puntos y no desde países del sur americano como México.

La legislación del cannabis en Canadá no tendrá un efecto mayor en los mercados negros de México, porque la mayoría del cannabis mexicano que va hacia el norte se queda en Estados Unidos”, dijo a InSight Crime Lisa Sánchez, directora del programa para Latinoamérica en la Fundación Transformar la Política de Drogas.

Aún con esto, los grupos del crimen organizado en Latinoamérica han buscado la forma de seguir llevando la droga ante los canadienses, incluso cuando ese país ya tiene su propio mercado de producción.

Además, desde hace varios años son la cocaína y la heroína las drogas que han tomado protagonismo en el mundo del narcotráfico, a pesar de que Estados Unidos y el mismo Canadá, así como varias organizaciones internacionales, siguen poniendo trabas a su legalización.

En síntesis, despenalizar las drogas duras al norte del continente americano no significa acabar con el negocio ilícito detrás de las mismas. La despenalización es solo una forma de legitimar socialmente la droga que logra pasar de las manos de las autoridades y llegar a la de los consumidores.

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