5 claves para la comunicación no violenta
Para tener una comunicación asertiva y no violenta se requiere ponerse en el lugar del otro, reconocer las diferencias, escuchar activamente y controlar las emociones para no ofender o lastimar a los demás.
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LatinAmerican Post | Yenny Rodríguez Barajas
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Aprender a escuchar al otro desde el respeto por sus opiniones e ideas es la clave para lograr una comunicación asertiva y no caer en el error de comunicarnos de manera violenta (pasiva-agresiva). Cuando en las relaciones con los hijos, la pareja, amigos, e incluso laborales, nos comunicamos de manera violenta, recibiremos una respuesta en los mismos términos, porque será el mecanismo de respuesta de quien se siente atacado. La comunicación violenta es aquella en la que se expresa con palabras o acciones (comunicación no verbal) los pensamientos, sentimientos o necesidades de manera agresiva, ofensiva, hostil, provocativa o dominante.
De acuerdo con el psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg quien desarrolló el modelo de comunicación no violenta hace más de 60 años en su obra "Comunicación no violenta: un lenguaje de vida", todas nuestras acciones deben estar basadas en satisfacer las necesidades genuinas sin que haya en detrimento de las personas que nos rodean. Para ello, se debe partir de cuatro componentes: observación (¿qué veo?), sentimiento (¿qué siento?), necesidades (¿qué necesito?) y, petición (¿qué pido?).
Pero ¿por qué en ocasiones es complejo lograr una comunicación no violenta?. Según Gabriela Balaguera Rojas, psicóloga y representante del Campo Epistemología e Historia de la Psicología del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), se debe a varias razones. “Puede ser por patrones de comunicación aprendidos que definen el tono de la voz y la intencionalidad de lo que decimos. También, porque no somos claros con el mensaje, generando confusiones o malentendidos, o el otro entiende algo muy diferente a lo que queremos decir. Esto se da porque los patrones de comportamiento, normas sociales, expectativas, incluso, el significado de los gestos, expresiones o palabras varían de una cultura a otra”, explicó.
Sumado a esto, explica la experta, porque no se escucha con atención lo que el otro dice, por falta de interés genuino en sus opiniones, por suposiciones o juicios.
Comunicación asertiva y expresar lo que queremos sin violencia
En ocasiones el cansancio, el estrés, el agotamiento físico o mental y alguna frustración del día a día, bloquea la capacidad de comunicarnos de manera asertiva con los demás, deteriorando las relaciones e incluso generando más conflictos y tensiones. En momentos como estos, el mejor camino, según los expertos, es acudir a la honestidad expresando los factores externos que nos afectan y que no nos permiten escuchar desde el respeto, y validar las opiniones y emociones del otro. Con el fin de tomar acciones concretas para evitar herir o lastimar al otro.
“La comunicación violenta pueden tener diversas consecuencias negativas, tanto a nivel emocional como relacional, como trastornos emocionales, que es cuando el agredido siente frustración y desagrado, pudiendo debilitar su autoestima y el agresor suele experimentar sentimientos de descontrol, enfado y frustración lo que conlleva a una baja autoestima. También afecta las relaciones sociales, las personas que se relacionan con personas agresivas se agotan emocional y psicológicamente, así que se alejan”, explica Laura Patricia Ortiz Cárdenas, psicóloga y magíster en educación.
En el contexto laboral, el agresivo se reconoce porque no le gusta trabajar en equipo, no está dispuesto a negociar y escuchar otras opiniones. Además, le cuesta aceptar las figuras de autoridad, lo que afectará no solo las relaciones con sus compañeros, sino incluso, perder el trabajo.
“La comunicación no violenta es conexión, empatía con los demás. Proteger nuestras necesidades sin olvidarnos de las necesidades de las personas con las que tenemos alguna relación. Es expresar nuestras ideas y emociones sin la intención de ofender y atacar al otro, no solo con palabras groseras o vulgares, sino de alguna manera que se sienta afectado negativamente”, dice Ortiz Cárdenas.
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5 claves para la comunicación no violenta
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Ponerse en el lugar de los demás: Ser empáticos permite comprender y compartir los sentimientos de los demás, ver las cosas desde la perspectiva del otro. Adoptar una posición respetuosa frente a las distintas formas de pensar.
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Establecer límites y aprender a negociar: Ser asertivo es el arte de saber decir no, con respeto y educación, sin ofender o lastimar. Es comunicar nuestras necesidades, expectativas y preferencias a los demás, y se establecen para proteger el bienestar y la autoestima.
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Reconocer y controlar las emociones: Permite un proceso de comunicación armónico, alejando los conflictos, malas interpretaciones. Mediante la respiración profunda es posible gestionar y canalizar los distintos tipos de emociones, ya sean positivas o negativas.
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Escuchar activamente, no suponer: Interpretar el mensaje que viene de otra persona, de manera correcta, es responsabilidad del que escucha. Se debe tener la mente abierta para escuchar sin poner juicios de valor de por medio.
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Cuidar el lenguaje no verbal: Lo que se dice con palabras debe estar alineado con los gestos, el tono de voz, la postura, movimientos, expresión del rostro y gestos, todo ello, permite una comunicación asertiva.