Crisis en Haití: un problema político, humanitario y de seguridad
La ausencia de un presidente elegido democráticamente desde 2021, la violencia urbana y el brote de cólera son algunas de las situaciones problemáticas que sufre la nación en la actualidad. ¿Cuál es el papel de Latinoamérica en la crisis de Haití?.
Foto: Cáritas
LatinAmerican Post | Alejandra Caballero
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Haití ha participado activamente en organismos internacionales al ser un miembro fundador del Consejo Editorial de la Declaración de los Derechos Humanos y también de las Naciones Unidas. Inspirados en los valores liberales de la Revolución Francesa (1789), fue el primer país en abolir la esclavitud en la entonces colonia francesa de Saint-Domingue, para proclamar el Primer Imperio de Haití en 1804. La abolición de la esclavitud y su independencia, sirvieron de ejemplo para que otras naciones del continente americano tomaran como referencia los hechos y empezaran, por su cuenta, sus propios movimientos independentistas.
El laberinto de la actual crisis en Haití
Sin embargo, hoy el panorama es completamente distinto para la nación caribeña. Haití es el país que tiene los mayores índices de pobreza extrema de todo América. De acuerdo a las cifras del Banco Mundial (2021), un 60% de la población vive por debajo de la pobreza y un 70% de su población está desempleada. Además de esto, se le suma la inseguridad alimentaria, la cual surge a causa de la continua escasez de alimentos que se produce debido a las catástrofes ambientales de los últimos años. Según un informe de la UNOPS (2022), "durante los últimos 10 años, 1,5 millones de personas perdieron sus viviendas debido a fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales". Pero esto no es algo nuevo, es una constante a través de los años y las décadas.
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En el ámbito político, tras el asesinato del Presidente haitiano Jovenel Moïse en julio de 2021, el país ha entrado en una serie de problemáticas estructurales y de violencia, las cuales han sido reflejo de la ausencia instituciones sólidas que tomen el control territorial y político del país. En febrero de 2023, se extraditaron a Estados Unidos a tres haitiano-estadounidenses y un colombiano que presuntamente participaron en el asesinato del mandatario, en conjunto con otros involucrados que ya se encontraban en detención.
Las autoridades indican que se había planeado el asesinato del mandatario en el Estado de Florida, en Estados Unidos, con el posible objetivo de posicionar a un nuevo presidente, el cual beneficiaría económicamente a algunos empresarios del exterior. Según el diario France24, "ya son 40 los detenidos, la mayoría sin garantías procesales, entre ellos, 18 exmilitares colombianos acusados de hacer parte del comando que irrumpió en la residencia del mandatario. Sin embargo, poco se ha avanzado en esclarecer a los determinadores del magnicidio".
Sumando a las problemáticas ambientales y políticas, a la fecha no se registran unas nuevas elecciones para hacer una transición democrática a un nuevo liderazgo del país. A la situación se suma que los únicos parlamentarios de turno que quedaban ejerciendo han acabado su período para el primer trimestre de 2023. A causa de la debilidad institucional, grupos al margen de la ley han tomado el control de las calles. Según la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), una alianza de 6 pandillas mantiene el 60% del control territorial en el país.
Por otra parte, Haití enfrenta una profunda crisis humanitaria producto del último brote de cólera. En el período que corresponde del 2 de octubre de 2022 al 12 de febrero de 2023, según cifras de la Organización Panamericana de la salud (OPS), se "informó un total de 30.715 casos sospechosos en 10 departamentos del país, incluidos 2.283 casos confirmados, 27.014 casos sospechosos internados y 594 defunciones registradas."
El papel de Latinoamérica en la crisis en Haití
A fecha, la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilidad de Haití (MINUSTAH) y la Misión de Naciones Unidas para el Apoyo de la Justicia en Haití (MINUJUSTH) cumplen 5 años de haber sido retiradas del territorio, ya que presuntamente el país contaba con todas las herramientas para tener una estabilidad política, social y humanitaria. Sin embargo, el panorama ha hecho que Haití vuelva a ser visto, por parte de actores internacionales, como un país con grandes necesidades. Por esto, es un país al que los distintos países de Latinoamérica podrían apoyar en favor del bienestar de la población.
Contrario a esto, en febrero del 2022, República Dominicana aprueba e inicia el proyecto de la construcción de un muro físico que dividiría la isla en los 390 kilómetros existentes de frontera. "La República Dominicana no puede hacerse cargo de la crisis política y económica de ese país (Haití) ni resolver el resto de sus problemas", dijo el presidente dominicano, Abinader, en el marco del acto de inauguración de la construcción. El acto demostró la poca voluntad de ayuda para la solución de la problemática que se desarrolla al otro lado de la frontera.
En un esfuerzo para incluir el tema de Haití en la agenda regional y empezar a ejecutar acciones coordinadas, los organismos internacionales han puesto el tema sobre la mesa. La OEA ha dispuesto de un grupo de trabajo de especial énfasis en el caso de Haití, el cual, el pasado mes de abril, concluyó en que es necesario retomar los proyectos de ayudas humanitarias y de intervención en el país para ofrecer herramientas que aseguren la estabilidad política. El informe menciona que "se debe alentar”a los estados miembro de la OEA y observadores permanentes a integrar, innovar, complementar y coordinar sus esfuerzos con otros actores”. Ante esto, se esperaría que el resto del continente empezara a apoyar activamente al país que se encuentra en la situación más precaria de toda la región.
Por otra parte, con el objetivo de avanzar en una respuesta más activa por parte de los países latinoamericanos en la problemática de Haití, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, visitó oficialmente a Brasil a principios de este mes. Durante el encuentro, enfatizó en su preocupación frente a la situación del país franco parlante y la necesidad de contar con el apoyo de Lula da Silva frente al tema de Haití.
En respuesta al llamado de Washington y de diversos organismos internacionales, el mandatario Lula da Silva, en el marco del encuentro del G7 del 20 de mayo, ha pronunciado que: "El flagelo que enfrenta el pueblo haitiano es el resultado de décadas de indiferencia ante las necesidades reales del país. Hace años que Brasil viene diciendo que el problema de Haití no es solo un problema de seguridad, sino sobre todo un problema de desarrollo".
Complementariamente, frente al poco avance en definir una ruta clara por parte de los estados Latinoamericanos en Haití, Keith Mines, director del programa de Latinoamérica en el Instituto de Estados Unidos por la Paz, explica que la causa está en la voluntad. "Es bastante simple. Nadie quiere hacerlo. No hay un ningún país que en este momento sienta la responsabilidad o la obligación de hacerlo", aseguró.