Cumbre de las Américas: Consecuencias del Boicot de AMLO a Biden
El presidente mexicano es tajante al condicionar su asistencia a la invitación de Venezuela, Cuba y Nicaragua, hecho que ha generado incertidumbre. ¿Qué deja la posible ausencia de AMLO en la Cumbre de las Américas?.
Foto: TW-NicolasMaduro
LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio
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La IX Cumbre de las Américas está próxima a iniciar y la incertidumbre reina en el ambiente. La omisión de uno o más países no es una novedad, sin embargo el contexto de esta ocasión y las posibles consecuencias llaman notablemente la atención. Destaca especialmente la postura de México, hasta hace cuatro años tradicional aliado de la política estadounidense en América Latina, quien en voz de su presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha puesto un ultimátum en su conferencia del 27 de mayo: o se invita a Cuba, Venezuela y Nicaragua o la cumbre se realiza sin su presencia.
Cuba: La eterna discusión
Con cada nueva cumbre volvía a la mesa la eterna discusión sobre la participación de Cuba, los vaivénes ideológicos de la política latinoamericana durante el siglo XXI han creado toda clase de posturas frente al caso de la isla. Finalmente Cuba asistió a la cumbre celebrada en Panamá en 2015 con la presencia de Raúl Castro, el gobierno panameño cedió a las protestas de diversos países e invitó al país caribeño, el contexto fue perfecto con Obama en la presidencia estadounidense que no se opuso a la presencia cubana y que incluso resultó un avance en sus relaciones. En 2018 Cuba asistió a la cumbre celebrada en Lima, aunque en esta ocasión lo hizo representada por el canciller Bruno Rodríguez, en una cumbre a la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no asistió.
En 2022 la discusión sobre la invitación a Cuba ha vuelto a la mesa, con el añadido de Venezuela y Nicaragua. Como país anfitrión, Estados Unidos tiene la potestad de decidir a qué países invita y a cuáles no. Su tradición diplomática basada (de forma ambigua) en la defensa de la democracia ha dejado sin invitación a los tres países, en una cumbre que daba la oportunidad a Joe Biden de recuperar terreno diplomático en la región. La resistencia no se ha hecho esperar, en una América Latina casi totalmente orientada a la izquierda la negativa de invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua ha generado reacciones en contra por parte de Argentina, Chile, países del CARICOM, Guatemala, República Dominicana, Bolivia, Honduras y México. La tensión ha llegado al punto de que el presidente de México ha declarado que si no son invitados cubanos, venezolanos y nicaragüenses entonces la cumbre no contará con su presencia, acción que países del CARICOM, Guatemala, Bolivia y Honduras han secundado. Jair Bolsonaro asistirá también con una posición crítica hacia Biden pero por romper con la "buena relación" económica que Brasil mantenía con Trump.
La tradición diplomática de México, en busca del equilibrio
¿Es un boicot? La cumbre podría tomar estas dimensiones si se materializa la ausencia de México y los países que lo apoyan, la posición de los Estados Unidos es complicada, por un lado se encuentran en año electoral en el que los contrapesos en el poder legislativo se pueden modificar en contra del gobierno de Biden. También se encuentra la tensión por la invasión a Ucrania y la rivalidad comercial con China, a lo que se puede agregar el abandono e incluso la política agresiva que Trump tuvo hacia Latinoamérica y que Biden no ha intentado reparar a fondo. Posiblemente el punto más álgido para Estados Unidos sea México, su principal socio comercial, quien durante el siglo XXI ha apoyado casi todas las iniciativas estadounidenses hacia América Latina, no obstante, el cambio que supuso el gobierno de López Obrador ha creado un desequilibrio que complica la relación entre ambos países.
La tradición diplomática de México se basa desde 1930 en la denominada Doctrina Estrada, la cual hace énfasis en que la legitimidad de un gobierno no debe depender del reconocimiento de otros como tradicionalmente se hace en relaciones internacionales aún en pleno siglo XXI. Mediante esta doctrina la diplomacia mexicana mantuvo distancia de los problemas políticos que implicaban cambios de régimen y de gobiernos en América Latina y el mundo. Así, la doctrina se basa en la no intervención, principio que López Obrador ha manifestado en su actuar hacia los países señalados como no democráticos en la región y de quienes se ha mostrado aliado. Esta posición le funcionó a AMLO durante el gobierno de Trump para mantener una relación estable, un equilibrio que con la llegada de Biden parece desdibujarse. Para la oposición en México la postura de AMLO es simplemente una artimaña política para apoyar a los tres países sin tener que enfrentarse con Estados Unidos.
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¿El liderazgo de Estados Unidos en peligro?
La ausencia de López Obrador y sus aliados podría pasar desapercibida o podría convertirse en una catástrofe para Estados Unidos, en una cumbre que ha lucido cada vez más desangelada. Recibir el desaire de la segunda economía de Latinoamérica, su principal socio comercial y al que apoyan directa o indirectamente los países más importantes de la región podría parecer un signo de debilidad, que puede profundizarse si la izquierda recupera Brasil y si llega por primera vez al gobierno en Colombia. ¿Podría Estados Unidos seguir negándose a mediano plazo a la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua? De momento parece que no. Estados Unidos debe replantearse su papel en el continente, la postura de López Obrador parece empujar a la potencia a reflexionar. Para México no será gratuito, Estados Unidos no olvidará el episodio y se lo cobrará a su vecino con el que tiene metas en común en temas de seguridad, migración, economía y en el que hay elecciones presidenciales en 2024 cruciales para la continuidad o derrota de la izquierda. Para López Obrador la reflexión girará en torno a si pudo haber tomado una actitud similar a la de Argentina y Chile, quienes asistirán a la cumbre con la protesta clara por la exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua, una posición más conciliadora, a final de cuentas habrá más cumbres en el futuro.