Francisco en medio de la crisis Rohingya
El máximo jerarca de la iglesia católica termina hoy su visita a esta zona que atraviesa una crisis humanitaria con más de 700.000 musulmanes desplazados por una aparente limpieza étnica
Read in English: Pope Francis and the Rohingya crisis: what’s to come?
Hoy termina la gira del Papa Francisco a Myanmar y Bangladesh en donde buscó consagrar su rol internacional como mensajero y constructor de paz. Si bien Jorge Bergoglio tiene una relevancia menor en países de mayoría budista y musulmana, como lo son Myanmar y Bangladesh respectivamente, la figura del sumo pontífice ha adquirido un matiz extremadamente político en la actual crisis humanitaria, y ha dejado claro que los ojos de la comunidad internacional están puestos en esta región.
En el ambiente de extrema tensión en el que se ha decidido organizar esta visita, se conoció que la semana pasada el primer cardenal birmano, Charles Maung Bo, pidió al Papa Francisco que se abstuviera de mencionar por nombre propio al pueblo rohingya durante su visita al país asiático. Dicho comportamiento iría en contravía de la posición que hasta ahora ha asumido el sumo pontífice, quien mencionó el pasado agosto el drama de esta minoría musulmana está viviendo durante el rezo del último Ángelus del mes.
Contrario a su paso por Colombia hace unos meses, el Santo Padre fue recibido por un grupo pequeño de seguidores el lunes 27 de noviembre en la ciudad de Rangún, donde debía tomar un vuelo interno a la actual capital de Myanmar, Naipyidó, para encontrarse con los miembros del gobierno. El escueto recibimiento puede explicarse en gran parte debido a que, en un país de inmensa mayoría budista, la comunidad cristiana es de tan solo un 6.2%, y solo una quinta parte pertenece a la religión católica (650.000 fieles).
De todas formas, la cita del Papa y el cardenal Maung Bo sentó las bases para la inesperada reunión del Santo Padre con el jefe militar Min Aung Hlaing, acusado de liderar la persecución contra el pueblo rohingya, por la que se han desplazado más de 700.000 musulmanes al vecino país Bangladesh. A su llegada a Myanmar, el Papa Francisco ha aceptado reunirse con el general y otros jefes militares, considerados también responsables de ejecutar la represión en contra de esta minoría étnica. El encuentro de tan solo 15 minutos a puerta cerrada, le dio al sumo pontífice la oportunidad de exhortar la responsabilidad de Min Aung Hlaing durante la transición política del país, mientras que este segundo aprovechó la ocasión para negar la existencia de una discriminación religiosa en Myanmar.
Jorge Bergoglio ha aprovechado los últimos días para reunirse también con las autoridades espirituales del país y con la Consejera de Estado y premio Nobel de Paz, Aung San Suu Kyi. En un evento abierto al público, en el que también participaron la sociedad civil y el cuerpo diplomático presente en Myanmar, el Papa Francisco ha pedido el respeto para cada persona y comunidad en aras de construir paz. Su comportamiento diplomático ha dejado en evidencia un cambio de discurso internacional frente a la problemática, al bajar el tono luego de que las Naciones Unidas hablara de una emergencia de primer nivel y una “limpieza étnica de manual”.
Después de días de expectativa, el Santo Padre ha evitado un enfrentamiento con el gobierno birmano (Myanmar) y las autoridades religiosas del país, al no mencionar por nombre propio a la comunidad rohingya. Sin embargo, durante su reunión a puertas abiertas con Aung San Suu Kyi, el sumo pontífice ha declarado que “las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación”, haciendo referencia tácita a la minoría en cuestión.
Las críticas internacionales contra Aung San Suu Kyi y su gobierno continúan, debido en gran parte a su silencio frente a la crisis rohingya. La ganadora del Premio Nobel de Paz ha demostrado no tener control sobre las fuerzas militares presentes en el país y ha callado a la hora de condenar los ataques contra la comunidad rohingya en el país asiático. El encuentro del sumo pontífice con el líder militar en una ciudad y su posterior cita con la autoridad gubernamental en otra, dejan entrever las complejidades del sistema político sobre el que se fundamenta el mandato de Suu Kyi.
Durante los últimos días de esta semana el Papa Francisco también visitó Bangladesh, en donde se reunió con las autoridades locales y con miembros de la comunidad musulmana desplazada que ha encontrado refugio en este país vecino. Durante su estadía, el sumo pontífice sí se refirió a los rohingya y bendijo a esta comunidad. Bergoglio aseguró que “es necesario que la comunidad internacional tome medidas eficaces frente a esta grave crisis”.acelerar el diálogo entre las dos naciones para resolver la actual crisis humanitaria y migratoria.
Latin American Post |Laura Delgado
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