Ante la huida del rey Juan Carlos I, comienzan a verse signos de debilitamiento de este régimen muy distinto a lo que conocemos en América Latina.
Tras los recientes escándalos en la Casa Real, se empieza a hablar del fin de la monarquía española. / Foto: © Casa de S.M. el Rey
LatinAmerican Post | Ariel Cipolla
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Read in english: Is the Spanish monarchy at risk of extinction?
Recientemente, vimos un escándalo para la corona española. El rey emérito Juan Carlos I decidió exiliarse del país, según destaca la web de Semana. Se trata de una situación atípica, dado que está siendo rechazado por la amplia mayoría de los españoles, además de que el rey esta investigado por varios casos de corrupción.
Es decir, ya se comienza a hablar del “inicio del fin de la monarquía española”, la cual podría desaparecer durante el reinado de su hijo, Felipe VI. A pesar de que se dice que fue una decisión consensuada con el Gobierno de Pedro Sánchez, la realidad es que la figura monárquica dista mucho de aquella que permitió guiar al país a la democracia luego de la dictadura de Francisco Franco.
La figura del rey ya no simboliza la “unión” de los españoles, sino que, por el contrario, comienzan a aparecer fisuras políticas. Es por esto por lo que la web de La Nación de Paraguay destaca que se exilió “para salvar una monarquía española ya frágil y desgastada”. Veamos, entonces, qué ocurre con toda esta situación tan particular.
La monarquía española y sus fisuras internas
La partida del rey emérito de España, Juan Carlos I, supuso cambios en la cúpula del país. Al menos, en cuanto a la autoridad que tiene esta figura tan particular y poco explicada dentro del gobierno. Así, vemos que el medio El Tiempo Latino se pregunta si se “extinguirá la monarquía española”, debido a que prefiere que no ataquen al actual rey, su hijo Felipe VI.
La institución parece no contar con el mismo crédito político que hace unos 15 o 20 años, momento en el cual parecía tener una gran valoración por parte de los ciudadanos españoles. La web de Antena3 recoge una encuesta de NC Report, la cual dice que, en la actualidad, solamente un 55% de los españoles apoya el sistema monárquico que tienen ahora.
De todas maneras, la mayoría parece coincidir con la decisión de que Juan Carlos I fije su residencia por fuera del país. Aunque se considera que su reinado ha sido fructífero, lo que se pone en duda no es lo que sucedió durante el gobierno (a pesar de las sospechas de ilícito durante su función), sino el sistema del que forman parte.
La web de El Confidencial se pregunta para qué sirve la monarquía española en pleno Siglo XXI. Se trata, entonces, de una institución que parece anclada en otros tiempos, donde aparece una figura de un Rey basada en la antigua jefatura del Estado unipersonal, vitalicia y con transmisiones hereditarias. Se trata de una figura desconocida en América Latina, donde nuestra máxima autoridad es el Jefe de Estado, sin necesidad de un rey.
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La Constitución de España destaca que el Rey tiene la capacidad de “proponer el candidato a presidente del Gobierno”, además del mando supremo de las Fuerzas Armadas. En su momento, optaron por esta estructura para garantizar una transición entre la dictadura de Franco y la plena democracia. Por lo tanto, actualmente parecen tener un cargo más testimonial y apto para las ceremonias, ya que la figura política principal es el presidente, Pedro Sánchez… aunque no parece del todo cierto.
Incluso, tampoco podría decirse que se trata de una figura que actúa como embajador del país, ya que para eso están los propios embajadores. Entonces, ¿para qué están? Básicamente, se menciona la idea de que sean figuras que puedan generar consensos y mediaciones con los gobiernos de turno. Sin embargo, este escándalo parece que dejará “un daño institucional severo”, tal y como menciona el medio El Independiente, debido a que obligará a reforzar la regulación constitucional para mantener el sistema.
Ante este contexto complejo, vemos que la web de New York Times menciona que “solo una reforma profunda puede rescatar a la monarquía de su peor crisis”. Todos sabían que el rey iba desnudo, pero decidieron mirar hacia otro lado. Por lo tanto, resta por ver cómo sigue el humor social con Felipe VI, que deberá lidiar con la historia de su familia, pero también con un sistema que se torna obsoleto en pleno 2020.
