Latinoamérica: la tierra de los ‘Ni – Ni’
A pesar de los esfuerzos hechos y las buenas intenciones de los líderes y gobiernos de la región, Latinoamérica sigue siendo uno de los lugares donde hay más desempleo juvenil
Las cifras son bastante preocupantes, el desempleo juvenil triplica la tasa de desempleo del resto de la población. Aún con las características de los jóvenes de esta generación, siendo la más formada y educada, las oportunidades de empleo son cada vez más escasas y precarias. Como resultado, esto está afectando no sólo la calidad de vida de estas personas, sino las oportunidades de desarrollo de la sociedad en general.
Read in english: Latin America: the land of the young people who neither study nor work
Tres años después de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el marco de la Agenda 2030, el mundo y especialmente Latinoamérica se siguen quedando cortos en la misión de generar oportunidades laborales para los jóvenes. Las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) demuestran que contrario al propósito de mitigar esta problemática, esta se ha agudizado y las condiciones de precariedad del empleo juvenil han aumentado. Por una parte, debido a la carencia de empleo formal y con condiciones favorables para los jóvenes. Por otra, porque la mayoría de quienes logran ocuparse lo hacen en la informalidad y bajo condiciones desfavorables.
Precisamente, la Campaña Internacional por una Década del Empleo Juvenil hace referencia a un informe titulado “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018”, en el que la OIT asegura que los jóvenes menores de 25 años cuentan con menos posibilidades de trabajar que los adultos. Asimismo, explica que la tasa mundial de desempleo juvenil se sitúa para el presente año en un 13%. Es decir, tres veces más que la de los adultos que es del 4,3%, lo que significa que en el 2018 el camino para los jóvenes que buscan empleo seguirá siendo difícil.
Un panorama desalentador
Según los datos de la OIT, se estima que actualmente en Latinoamérica hay unos 20 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, también conocidos como 'Ni – Ni', en gran parte debido a la falta de oportunidades en el mercado laboral. Esa falta de oportunidades es el resultado de factores como: la limitada oferta laboral para los jóvenes, puestos de trabajo que no son coherentes con sus necesidades y expectativas, y que el mercado laboral aún no se ha adaptado por completo a los cambios en las dinámicas del trabajo en la actualidad, generando con ello el desinterés de los jóvenes hacia las formas y estilos de trabajo de hace más de 10, 20 o 30 años.
Para el año 2017 las tasas de desempleo juvenil se elevaron a niveles preocupantes, demostrando que en los mercados laborales de Latinoamérica y el Caribe persisten situaciones de falta de oportunidades para quienes inician su vida laboral y buscan un trabajo para desarrollarla. De acuerdo con el Director Regional de la OIT, José Manuel Salazar, los resultados del informe Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2017 indican que las cifras sobre las mujeres y los jóvenes son un llamado de atención a toda la región sobre la necesidad de enfocar los esfuerzos a tener un mercado laboral más dinámico, justo e incluyente.
Esto se explica al considerar que el desempleo juvenil subió del 18.9% al 19,5%. Es decir, uno de cada cinco jóvenes está buscando empleo sin conseguirlo. Asimismo, eso significa que cerca del 40% de la población desocupada en Latinoamérica y el Caribe son jóvenes.
“Estamos hablando de al menos 10 millones de jóvenes sin empleo. Son demasiados jóvenes desocupados, esto compromete las perspectivas de desarrollo y al mismo tiempo tiene el potencial de debilitar los pactos sociales y dificultar la gobernabilidad de nuestras sociedades”, destacó Salazar.
¿Qué hacer entonces?
La OIT plantea una serie de acciones para mitigar el desempleo juvenil, entre las que se encuentran:
- Apoyar el espíritu emprendedor de los jóvenes para que pongan en práctica sus propias iniciativas a través de sistemas de micro crédito como “incubadoras de empresas”.
- Dar eficiencia y cobertura a los servicios de empleo, sitios digitalizados, oficinas donde se dé a los jóvenes información en tiempo real sobre posibilidades inmediatas de enganche.
- Debatir sobre la educación necesaria para que se articule mejor con el mercado laboral, estimule la innovación, recalifique la mano de obra y facilite la certificación de competencias.
- Incrementar los sistemas de pasantías para consolidar la formación profesional de los jóvenes en las empresas y el sector público, y facilitar la transición educación-trabajo.
Todo lo anterior va de la mano con la redefinición de las dinámicas del trabajo y la adaptación a las nuevas condiciones de este, lo que permitirá que los jóvenes puedan explotar todas sus capacidades y potencial para enriquecer el trabajo, de modo que las oportunidades sean más accesibles.
Latin American Post | Samuel Augusto Gallego Suárez
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