Manejo forestal sustentable: cortar árboles y preservar el bosque
En virtud de que los árboles crecen todos los años, la extracción de un volumen inferior a la producción maderera permite preservar el bosque a largo plazo.
Vista de árboles en un bosque. / Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Jorge Guasp
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Los bosques constituyen un recurso natural renovable. En virtud de que los árboles crecen todos los años, y ese incremento se puede medir, la extracción de un volumen inferior a la producción maderera permite preservar el bosque a largo plazo.
¿Cómo se mide el crecimiento de un bosque?
Cuando se corta un tronco en forma transversal, pueden observarse en el leño unos círculos claramente visibles y concéntricos: son los anillos de crecimiento. Si se compara un anillo con el del año anterior, se puede calcular el área basal o crecimiento en diámetro del tronco. Si este valor se multiplica por la altura del árbol, se obtiene un incremento en volumen de un árbol promedio. Ese crecimiento anual, expresado en unidades de volumen y multiplicado por el número de árboles existentes por hectárea, arroja el dato de los metros cúbicos por hectárea y por año que un bosque crece en promedio.
¿Qué información hace falta para extraer madera de un bosque?
El Conjunto de Herramientas para la Gestión Forestal Sostenible de la FAO (Organización de las Naciones para la Agricultura y la Alimentación) consigna que “las decisiones sobre los tipos y los objetivos de los tratamientos silvícolas que se aplicarán en un área de aprovechamiento (por ejemplo, un bloque o compartimento) deberán basarse en la condición del bosque, como la existencia o inexistencia de una cantidad y distribución adecuadas de árboles de especies deseables para constituir la próxima cosecha, la respuesta de las especies deseables a diferentes condiciones de luz y otros factores que pueden favorecer o impedir el crecimiento de los árboles. Generalmente, los inventarios forestales, en los que se recopilan datos sobre la abundancia y la distribución diamétrica de las especies de interés y el área basal total en los tipos de bosques correspondientes, por ejemplo, son fundamentales para adoptar este tipo de decisiones”.
¿Qué alternativas existen para el manejo de un bosque?
Los métodos de manejo forestal se dividen en dos grandes categorías: aquellos destinados a un bosque regular (con árboles de edad uniforme), y los que se aplican a un bosque irregular (con árboles de distintas edades).
Los bosques regulares (con árboles de edad similar) son sometidos por lo general a cortas de tala rasa (desmonte total de un área y repoblación con semillas de áreas contiguas), árboles padres (se dejan ejemplares grandes que proveen semillas para regenerar el bosque) y cortas sucesivas (los árboles remanentes protegen al resto del bosque del viento, la erosión y otros factores, y proveen semillas).
Los bosques irregulares (con árboles de distintas edades), en cambio, son aprovechados principalmente mediante cortas de selección: se extraen individuos aislados o pequeños bosquetes o franjas de ejemplares, que son seleccionados por sus características. Este método favorece la repoblación y mantiene las características irregulares (árboles de distinta edad) de la masa forestal.
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¿Cómo saber si la madera proviene de un bosque manejado responsablemente?
“El FSC (Forest Stewardship Council) es una organización global, sin ánimo de lucro, dedicada a promover la gestión forestal responsable en todo el mundo” (Bosques para todos para siempre, página web de FCS en español). Este sello ambiental nació en California, Estados Unidos, en 1990, en el seno de un grupo de empresas vinculadas con la comercialización de la madera, y de representantes de organizaciones ambientalistas y de derechos humanos, preocupados por la deforestación, la degradación del medio ambiente y la exclusión social.
Según la propia organización, “la gestión forestal ambientalmente apropiada garantiza que la forma en que se realice el aprovechamiento de la madera y productos no maderables contribuya a mantener la biodiversidad, la productividad y los procesos ecológicos del bosque.” Todos los productos que provienen de estos bosques certificados llevan la etiqueta del FSC.
Preservar el bosque es respetar la vida y los servicios ambientales
Aunque la gestión forestal implica una serie de conocimientos y técnicas que resulta imposible abarcar en un artículo, hay algunas premisas que podemos tener presentes para que las futuras generaciones reciban bosques en buen estado de conservación:
- No extraer la totalidad de la madera que el bosque produce anualmente, a fin de asegurar su supervivencia.
- No retirar solo los mejores árboles, pues de esta manera se empobrece el bosque.
- Impedir la acumulación de restos forestales (ramas y hojas), que representan el combustible de potenciales incendios.
- Reducir el daño a la regeneración del bosque durante las operaciones de apeo de árboles.
- Evitar la erosión de los caminos forestales durante las operaciones de extracción de rollizos.
- Contemplar las necesidades ecológicas de las comunidades humanas y de la fauna que vive en el bosque, y no solo el rédito comercial de la extracción de madera.
El bosque no es un conjunto de árboles sino una red de relaciones ecológicas delicadas, que deben ser respetadas si queremos que los ecosistemas forestales sigan siendo una fuente de bienes y servicios ambientales, sin los cuales nuestra supervivencia estará en riesgo.