Más allá de ovnis y espías, la importante labor de los globos meteorológicos
Hoy en día, en la atmósfera de la tierra no solo pululan supuestas naves alienígenas ni globos espías chinos; también podemos encontrar los globos meteorológicos que se encargan de recaudar información crucial para entender los fenómenos climáticos
Foto: NASA
LatinAmerican Post | Julián Andrés Pastrana Cuéllar
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En las últimas semanas, ha atraído la atención de los medios y el público en general el supuesto avistamiento de ovnis, así como el derribo, por parte del gobierno de Estados Unidos, de un globo chino que, presuntamente, estaría haciendo labores de espionaje en el territorio de la primera potencia económica del mundo. Este hecho no ha dejado de generar tensiones entre esta nación y el gigante asiático. Pues bien, muchos de estos objetos suspendidos en la atmósfera terrestre no siempre corresponden a objetos voladores no identificados de origen extraterrestre, ni tampoco a instrumentos que fungen como espías.
En el cielo, también están, desde hace varios años, los llamados globos meteorológicos. Según un reporte de la ONU, se han convertido en grandes aliados del Sistema Mundial de Observación, una dependencia adscrita a la Organización Meteorológica Mundial cuya finalidad es recoger (mediante una red de sistemas financiados por los países miembros de esta entidad multilateral), información en superficie y en el espacio que permita hacer vigilancia al estado del clima en todo el planeta Tierra.
¿Cómo funcionan los globos metereológicos?
Según el reporte de la ONU, dichos globos están elaborados con látex de caucho natural o látex sintético a base de neopreno —estos últimos con una velocidad de desintegración mucho menor— e inflados con helio e hidrógeno. Recién liberados en el aire miden alrededor de dos metros, pero a medida que ascienden en la atmósfera la presión del aire que los rodea disminuye haciendo que el hidrógeno o helio se expandan, lo que aumenta el triple el tamaño de estos instrumentos de monitoreo climático.
Estos globos vienen equipados con radiosondas que cumplen el rol de estaciones de la atmósfera llevando a cabo observaciones en casi mil lugares alrededor del mundo, concentrándose dos tercios de ellos en efectuar estos monitoreos al mediodía en el Meridiano de Greenwich y a la medianoche. Para cumplir cabalmente su labor, las radiosondas fueron diseñadas para resistir condiciones climáticas adversas y extremas como bajas presiones atmosféricas, hielo, tormentas, fuertes vientos, lluvia, así como temperaturas de hasta -95 grados centígrados y humedades relativas de 0 % a 100 %.
Cada radiosonda transmite los datos recopilados al equipo de seguimiento en tierra o a buques cuando se trata de zonas de ultramar. La travesía de cada globo dura en promedio dos horas, tiempo durante el cual este instrumento recoge mediciones, bien sea a ras de la superficie o a más de 35 kilómetros de altitud, sobre la humedad, la temperatura y la velocidad del viento. Finalmente, el globo explota y se precipita a tierra con un paracaídas.
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La utilidad de los globos meteorológicos
De acuerdo a lo expuesto por la ONU, estos novedosos dispositivos, conjuntamente con 50 satélites que proveen datos sobre el espacio; 4000 aviones, 7300 barcos amarrados y 10.000 estaciones de observación que monitorean en tierra; a la vez que 1650 boyas y 7300 barcos que vigilan las condiciones meteorológicas en el océano, entregan en tiempo real información vital y fidedigna que les permite a los meteorólogos vaticinar la ocurrencia de fenómenos como tormentas, por ejemplo. También son claves para suministrar cifras que se convierten en insumos que ayuden a los expertos a entender mejor los fenómenos relacionados con un clima cada vez más cambiante por cuenta del calentamiento global.