The Line: la ciudad futurista “encerrada en un muro” y libre de emisiones en Arabia Saudita
Esta ciudad futurista, que contará con más de 150 kilómetros de longitud, 200 metros de ancho y 500 metros de alto, ha causado polémica por desplazar a miles de personas y ser una "ofensa" a las causas medioambientales.
Foto: NEOM
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez
Escucha este artículo
Read in english: The Line: The Futuristic City “Enclosed in a Wall” and Free of Emissions in Saudi Arabia
Para nadie es un secreto que la península arábiga es uno de los territorios más ricos del mundo, gracias a la increíble cantidad de yacimientos de petróleo que existen en esta zona del Oriente Próximo.
De acuerdo con un informe estadístico del BP de World Energy, de los 14 países que controlan el 93,5 % de las reservas probadas de petróleo en el mundo, tres están ubicados en esta zona: Arabia Saudita con 298 mil millones de barriles, Kuwait con 102 mil millones y los Emiratos Árabes con 98 mil millones.
Esta privilegiada situación ha hecho que este tipo de naciones empiecen a tomar la batuta en el desarrollo de grandes proyectos arquitectónicos que deslumbran por su belleza y características “sobrenaturales”. Ejemplo de esto es Dubái, uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos, que cuenta con el Burj Khalifa, un edificio de 828 metros de altura que es considerado como el más alto del mundo.
La ciudad futurista e inteligente de los sueños
Ante esta realidad, Arabia Saudita, siendo el país con las dos ciudades más habitadas de la península: Riad, con 7,5 millones de habitantes, seguida por Jeddah, con 4,7 millones, viene desarrollando, desde hace más de 5 años, una idea revolucionaria que cambiaría por completo el imaginario de ciudad que tienen hoy las personas.
En 2017, la realeza Saudí anunció un nuevo proyecto de mega país llamado NEOM, el cual costará más de 500 mil millones de dólares y cuya ciudad estrella será The Line (La Línea, en inglés): una urbe de 200 metros de ancho, 500 metros de alto y 150 kilómetros de largo, que lo harán parecer un muro de vidrio lleno de innovación y tecnología.
La idea, según ha explicado en varias oportunidades el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, es crear una ciudad inteligente como nunca antes se ha visto en el planeta, cumpliendo, por supuesto, los cuatro ítems que rigen este tipo de urbes y que explica el Banco Interamericano de Desarrollo (BID):
1. Sostenibilidad: solo por dar un ejemplo, Bin Salman ha detallado que la ciudad no contará con automóviles ni carreteras, lo que hará que la movilidad dentro de The Line sea 100 % sostenible y pública.
"Los diseños revelados hoy para las comunidades en capas verticales de la ciudad desafiarán las tradicionales ciudades planas y horizontales y crearán un modelo para la preservación de la naturaleza y una mejor habitabilidad humana. The Line abordará los desafíos que enfrenta la humanidad en la vida urbana actual y arrojará luz sobre alternativas maneras de vivir", indicó el príncipe heredero por medio de un comunicado de prensa.
2. Inclusiva: siguiendo por la línea de la movilidad, la meta, según explicó el Gobierno saudí, es tener un “tránsito de ultra alta velocidad” que movilice a las personas en tiempo récord, sin la necesidad de depender al 100 % del mismo para moverse dentro de la ciudad.
Esto, en palabras de los organizadores del proyecto, se puede lograr por medio de un diseño urbano que tenga como eje el establecimiento y creación de instalaciones básicas como escuelas y clínicas a menos de cinco minutos de las viviendas. “Se espera que ningún viaje dure más de 20 minutos”, añadieron.
3. Generación de riqueza: este ítem se puede observar en el hecho de que esta ciudad hace parte de Saudi Vision 2030, un proyecto con el cual se quiere crear más de 380 mil puestos de trabajo y, por ende, generar más de 180 mil millones de riyal saudí (48 mil millones de dólares) en su Producto Interno Bruto (PIB).
4. Pensada para los ciudadanos: es lógico que el cumplimiento de los tres puntos anteriores muestran que la ciudad busca, precisamente, que el más de millón de personas que vivan en The Line cambien de forma radical su vida, colocando el desarrollo humano y social, por sobre el económico.
También te puede interesar: La cara oculta de las energías renovables que afecta a Latinoamérica
¿En serio piensa en los ciudadanos?
No obstante, lo que parece un “cuento de hadas” tiene también una historia de discriminación detrás. Desde el momento en el que se conoció que The Line pasaría de ser un simple sueño a un proyecto viable y una futura realidad, miles de pobladores saudís se han manifestado en contra del Gobierno, alegando que el territorio en el que se construiría la ciudad está habitado hoy en día por la tribu Huwaitat, según reportó el diario británico The Guardian.
En total, serían más de 20 mil las personas que tendrían que abandonar su hogar para poder edificar The Line. Esta situación de inconformismo ha desatado una ola de represión sobre los Huwaitat, con al menos 15 de los manifestantes secuestrados y encarcelados, según contó el medio catarí Al Jazeera. Por su parte, la seguridad del Estado saudí también confirmó que Abdul Rahim al-Huwaiti, un líder de esta tribu, fue asesinado en 2020 luego de revelar en un video lo que estaba ocurriendo en su territorio.
Ahora, aparte de las críticas que ha recibido Arabia Saudí por las represiones de sentido político, también se suman algunas posturas, como la de Eliyahu Keller, un arquitecto e historiador que se desempeña como coordinador de los estudios de Historia y Teoría de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura SCE Negev, quien sostienen que The Line no es más que un monumento al ego árabe, que no está pensado en “términos de construcción, sino en términos de ideas”.
Para este experto, se podría considerar como una locura establecer un ideal de que para vivir mejor hay que construir nuevas ciudades en vez de fortalecer las que existen. “No hay necesidad de empezar desde cero. El pensamiento que dice que es posible construir una nueva ciudad desde cero es exactamente lo que ha llevado a la situación actual (…) El esfuerzo para enfrentar los desafíos de la crisis climática debe centrarse en mejorar nuestras ciudades existentes, no en crear otras nuevas”.