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Secuelas de la destrucción: el huracán Otis cobra 27 vidas en México

La costa del Pacífico de México fue azotada recientemente por la fuerza letal del huracán Otis, dejando un rastro de destrucción y 27 vidas perdidas. Mientras la nación lidia con las consecuencias de la devastadora tormenta, la resiliencia de su pueblo brilla ante la adversidad .

Huracán Otis en Acapulco, México

26/10/2023. Fotografía de una calle afectada por el paso del huracán Otis, hoy, en el balneario de Acapulco, en el estado de Guerrero (México). EFE/ David Guzmán

The Latin American Post Staff

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La llegada del huracán Otis

La costa del Pacífico de México enfrentó una prueba catastrófica cuando el huracán Otis aterrizó en un fatídico miércoles. La tormenta, que pasó de perturbación tropical a huracán de categoría 5 en sólo 12 horas, desató su furia con vientos que alcanzaron las 165 millas por hora (265 km/h) en las zonas costeras. Las consecuencias han sido sombrías, y Acapulco, un popular destino turístico, ha sido el más afectado por los daños.

El golpe devastador de Acapulco

Acapulco, famosa por sus impresionantes playas y su vibrante escena turística, quedó tambaleante después del huracán Otis . Un sorprendente 80% de los hoteles de la ciudad resultaron dañados y sus calles quedaron sumergidas por las inundaciones. El caos se vio agravado aún más por una cascada de deslizamientos de tierra, que provocaron que escombros intransitables bloquearan las carreteras. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, vivió la crisis de primera mano: abandonó su automóvil y atravesó a pie el terreno plagado de obstáculos.

Acción gubernamental

"El ejército está trayendo maquinaria y vamos a tratar de reabrir [la carretera] lo antes posible", prometió el presidente López Obrador, resaltando la urgencia de la situación.

Sin embargo, en medio de los escombros y el caos, surgió un notable espíritu de resiliencia. Incluso cuando las redes de comunicación permanecieron interrumpidas durante más de 24 horas, los funcionarios trabajaron incansablemente para recopilar información y evaluar el alcance de la devastación. El jueves por la mañana, el trágico balance se hizo evidente: se perdieron 27 vidas y se reportó la desaparición de cuatro más.

La secretaria de Estado de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, transmitió la triste noticia, aunque no se revelaron de inmediato detalles específicos sobre las víctimas y las circunstancias de su fallecimiento. La gravedad de la situación llevó al gobierno mexicano a tomar medidas rápidas. El Ministerio de Defensa movilizó a 8.000 soldados para ayudar en las masivas tareas de limpieza y proporcionar suministros esenciales, como alimentos y agua, a los residentes afectados.

Historias de supervivencia

Citlali Portillo, quien trabaja en el sector turístico de Acapulco, relató los aterradores momentos en que la ferocidad del huracán sacudió las edificaciones, imitando los temblores de un terremoto. Videos aterradores capturaron a los huéspedes buscando refugio en baños y otras áreas sin ventanas para protegerse de los vidrios impulsados por el viento que se rompían a su alrededor.

La furia del huracán Otis no amainó rápidamente, dejando sin electricidad a más del 30% de los hogares del estado de Guerrero, sumiendo a pueblos enteros en la oscuridad. Si bien la fuerza del viento disminuyó a medida que el huracán avanzaba hacia el interior, el servicio meteorológico de México advirtió sobre incesantes aguaceros torrenciales en Guerrero, y Michoacán, México, Morelos y Oaxaca también esperaban fuertes lluvias. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos aumentó las preocupaciones, advirtiendo que las copiosas lluvias podrían provocar inundaciones repentinas, inundaciones urbanas y peligrosos deslizamientos de tierra en regiones montañosas.

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Unidad inquebrantable

El trágico saldo del huracán Otis es un crudo recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la resiliencia del espíritu humano. Mientras las regiones afectadas se enfrentan a los esfuerzos de recuperación, el pueblo mexicano y la comunidad internacional se solidarizan y ofrecen apoyo y ayuda a quienes lo necesitan. Si bien las cicatrices físicas de este desastre pueden persistir, la fuerza de la unidad y la compasión sin duda ayudarán a reconstruir lo que se ha perdido tras esta devastadora tormenta.

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