Rafael Dudamel Presidente de Venezuela
El 7 de junio de 2017 será recordado como una de las grandes fechas de la Republicana venezolana. Ese día se logró llegar a la final del Mundial Sub-20,lo cual no es poca cosa para un país que jamás ha llegado a un mundial de mayores.
Ese día, un muchacho de 17 años, Samuel Sosa, lanzó un cañonazo con efecto que logró la escuadra del arquero uruguayo para dar un alargue que terminó en victoria para la vino tIGNORE INTO. Un porvenir del fútbol venezolano.
Otro joven de 17 años, Neomar Lander, recibió un cañonazo de bomba lacrimógena en el pecho en la Avenida Francisco de Miranda, Caracas, Venezuela. Él es la representación en cielo y tierra de una generación que decidió tomar el futuro en sus manos. Un gran por venir para Venezuela.
Si yo fuese Nicolás Maduro, un dictador extranjero con la firma de la nación venezolana, estuviese bastante preocupado de una selección nacional finalista de un mundial. A la que no se le invirtió fehacientemente, la que sus protagonistas no vistan compromisos con el gobierno, un grupo de jóvenes héroes nacionales LIBRES, que no respaldan la política de la locura, sino que, por el contrario, buscan vivir en un país mejor, con oportunidades para ellos y sus allegados.
Lo mismo exigía Neomar en las calles de Caracas.
Los totalitarismos se acaban cuando quienes lo sostienen juegan para el adversario; se derrumban desde adentro. Todo un país, independientemente de su postura política, se identifica con estos muchachos, son héroes nacionales.
Hoy esta generación sub-20, la de la cancha y la de la calle asume una gran responsabilidad. Con ellos su dirigencia, sus formadores. Esa responsabilidad es la de pensar más en el futuro que en el pasado.
Capriles presidente, Dudamel presidente, Borges presidente. Lo importante es que hay una generación que reconstruirá a Venezuela con el fin de ser la nación que puede llegar a ser.
LatinAmerican Post | José Sánchez
Copy editado por Susana Cicchetto
