Rechazar, la R más importante del modelo de sostenibilidad
En una sociedad tan consumista, en la que estamos rodeados de publicidad, rechazar se convierte en la prioridad. La pregunta guía es ¿De verdad necesito todo lo que quiero o compro?.
Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Read in english: Opinion: Reject, The Most Important R of the Sustainability Model
Las "3Rs" de la sostenibilidad se refiere a un modelo en el que se propone reducir, reutilizar y reciclar los residuos para lograr un uso más eficiente, consciente y sostenible de los recursos. Desde que se popularizó, se han ido agregando nuevas "R" para enriquecer ese modelo. Así, se han llegado a señalar hasta "10 R" que serían imprescindibles para aplicar en medio de la crisis planetaria que incluye los peligros del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Reciclar, Reducir, Reutilizar, Recoger, Recuperar, Reparar, Redistribuir, Restaurar, Rediseñar y Reflexionar se convierten así en las guías de una vida sostenible. Sin embargo, la R que debería ser la protagonista, por lo menos en el día a día, es la de R de Rechazar. No obstante, es la que más desapercibida (o inexistente) pasa. Esta invisibilidad sucede porque desafía al sistema imperante, donde el consumo excesivo determina muchas esferas de la vida. Por eso, una transformación real de nuestros hábitos requiere de ese primer momento de reflexión que nos conduzca a decir NO.
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Somos pocas las generaciones que hemos crecido con una disponibilidad, casi infinita, de productos al alcance de nuestras manos de una forma relativamente fácil. Prendas de vestir, accesorios, herramientas tecnológicas y elementos decorativos desfilan día a día por los tableros de Pinterest, los perfiles de las marcas en Instagram o en el video del influencer de moda en TikTok. Podríamos pasar horas mirando la app de moda para pedir un par de prendas que volarán a través del mundo para llegar a nuestra casa a "precios buenísimos". Las temporadas de moda cambian varias veces al año y cada vez "hay que comprar algo que te mantenga al día con el estilo". Cada vez es más fácil (para millones de personas) comprar, comprar y comprar.
Lo difícil de esta situación es que cuando se encuentran esos precios buenísimos, alguien o algo más ya lo pagó y le hizo daño. Una persona a la que se ha vulnerabilizado por cuenta de la industria, un río intoxicado que ha perdido su cauce, una comunidad a la que se ha inundado con basura, un animal que se ha atragantado con los trozos de un plástico eterno o un trabajador sin derechos laborales han sufrido para que un objeto llegue a nuestra casa.
Sin embargo, no seré hipócrita. Decir que no y rechazar cuesta mucho en un sistema en el cual el consumo exacerbado se ha naturalizado hasta el punto en que perdemos la noción del valor de las cosas. Comprometerse cuesta y una toma de consciencia o reflexión sin acción, no tiene ningún sentido.
Especialmente las mujeres, somos el blanco de la creación de una serie de necesidades irreales. Así, todo el tiempo recibimos mensajes sobre productos y cosas que parecen indispensables para nuestra vida social y personal. Maquillaje, ropa, accesorios, zapatos… No importa tu estilo, lo importante es tenerlos. Esto, además, no solo entra en unas lógicas de un capitalismo salvaje, uno que destruye la tierra, sino que está alineado con una sociedad machista. Esta sociedad nos pide unas características que no vienen solas, que implican adquirir mil productos y herramientas.
Rechazar, así, es también una forma de burlar las imposiciones sin sentido que nos han sido transmitidas por generaciones, especialmente a las mujeres. Rechazar es liberador. Decir que no necesitamos, ni queremos, todos los productos generados sin consciencia. Rechazar es saber que todo tiene un costo, un valor y un origen. Por eso, antes de comprar algo es preciso preguntarse por la historia de ese producto ¿De verdad lo necesito?