Avances tecnológicos y científicos en alimentos explorados en exposición de Ecuador
La exposición interactiva ‘Las moléculas que comemos’, que ya está abierta en Quito, Ecuador, destaca los avances científicos y tecnológicos en alimentación, nutrición y seguridad. A través de 20 paneles, demuestra cómo la comprensión de la composición molecular de los alimentos puede mejorar la salud y transformar la forma en que comemos.
Explorando la composición molecular de los alimentos a través de la ciencia
La exposición ‘Las moléculas que comemos’ en el Museo Interactivo de Ciencia (MIC) en Quito presenta a los visitantes los procesos científicos involucrados en la digestión y nutrición de los alimentos. Desarrollada por la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la exposición arroja luz sobre la profunda conexión entre nuestros sentidos, como el olfato y el gusto, y los alimentos que consumimos.
Con una colección de 20 paneles informativos, la exhibición utiliza investigaciones de vanguardia para mostrar cómo los alimentos interactúan con nuestros cuerpos a nivel molecular. Esta interacción es vital para nuestro bienestar general, ya que los nutrientes de los alimentos pueden mejorar o empeorar nuestra salud. La exposición no solo profundiza en los procesos biológicos de metabolización, sino que también explica cómo la ciencia moderna replantea la alimentación, ofreciendo perspectivas que van mucho más allá del placer culinario. Subraya que la alimentación no solo sirve para saciar el hambre, sino que es un factor crucial para la salud.
Se revela la cualificación y la esferificación
Uno de los aspectos más destacados de la exposición es la introducción de técnicas innovadoras de preparación de alimentos, como la gelificación y la esferificación. Estos métodos avanzados, utilizados tradicionalmente en la cocina de vanguardia, se muestran como parte de una tendencia más significativa de combinación de la ciencia con las artes culinarias. Como señala la exposición, las cocinas se han convertido en “laboratorios del sabor”, donde se producen reacciones químicas complejas como la caramelización y la fermentación. Aunque son procesos familiares para los chefs, ahora se hacen accesibles al público en un contexto científico.
Las innovaciones tecnológicas en la preparación de alimentos, incluidas estas técnicas modernas, han cambiado nuestra comprensión de cómo se pueden transformar y presentar los alimentos. La gelificación, por ejemplo, crea una textura suave al convertir los líquidos en geles. Al mismo tiempo, la esferificación permite que los líquidos adquieran la apariencia de pequeñas esferas, lo que mejora tanto el atractivo visual como la experiencia sensorial de los alimentos. Estas innovaciones entusiasman a los entusiastas de la comida y desempeñan un papel importante en la ciencia de los alimentos, ya que ofrecen nuevas formas de conservar los nutrientes y mejorar el sabor.
Investigación científica en seguridad alimentaria y salud nutricional
La exposición también pone de relieve el papel de la investigación científica para garantizar la seguridad alimentaria y la salud nutricional. A través del trabajo del CSIC, se presentan varios avances en tecnología alimentaria, incluido el desarrollo de envases biodegradables que prolongan la vida útil de los alimentos y las claras de huevo hidrolizadas que ofrecen nuevas posibilidades en nutrición.
Un enfoque clave es el conocimiento de los alimentos ultraprocesados y su impacto en la salud. Al explorar por qué estos alimentos son tan atractivos y cómo afectan al cuerpo, la exposición anima a los visitantes a repensar sus elecciones alimentarias. La ciencia nutricional se enmarca como una herramienta esencial para prevenir enfermedades como la diabetes, la obesidad y las afecciones cardiovasculares. La exposición destaca cómo una dieta equilibrada enriquecida con nutrientes puede reducir significativamente el riesgo de estos problemas de salud generalizados.
Otro aspecto esencial de la exposición es el desmantelamiento de mitos alimentarios comunes. Por ejemplo, se exploran conceptos erróneos sobre el chocolate, la miel y el gluten, y se proporciona al público información respaldada científicamente sobre estos alimentos populares. Esto promueve una comprensión más profunda de lo que consumimos diariamente.
Los espacios culturales como agentes de cambio para una mejor nutrición
En la inauguración de la exposición, personalidades destacadas como el embajador de España en Ecuador, Enrique Yturriaga, y la científica del CSIC, Rocío De Iriarte, hablaron sobre el impacto más amplio de las instituciones culturales en la formación del conocimiento sobre salud pública. Yturriaga enfatizó que comer bien significa disfrutar de sabores deliciosos y comprender la ciencia detrás de los alimentos y su papel en la promoción de la salud.
De Iriarte, divulgadora científica y subdirectora del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, analizó el potencial de los espacios culturales como los museos para influir en el cambio social. Destacó que los museos pueden fomentar el pensamiento crítico y ofrecer soluciones a los problemas sociales, principalmente a través de la educación informal, más allá del entorno tradicional del aula.
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A través de exposiciones como ‘Las moléculas que comemos’, estos espacios pueden involucrar activamente al público en conversaciones sobre nutrición, fomentando opciones alimentarias más saludables y una comprensión informada de cómo los alimentos interactúan con nuestros cuerpos a nivel biológico. Este enfoque subraya el papel fundamental de la educación para impulsar mejoras en la salud pública.
Al combinar los últimos hallazgos científicos con exhibiciones interactivas, ‘Las moléculas que comemos’ invita a los visitantes a explorar la intersección de la alimentación, la tecnología y la salud, lo que la convierte en una atracción obligada para cualquier persona interesada en el futuro de la nutrición.