El regreso de Neymar se convierte en pesadilla mientras Santos enfrenta amenaza de descenso

Lo que debía ser una historia de amor se ha tornado en un drama cargado de tensiones y lesiones. El regreso triunfal de Neymar al Santos prometía reescribir la historia. En cambio, se ha convertido en una amarga realidad: los abucheos han reemplazado a los aplausos, y el querido número 10 de Brasil parece ser lo único que se interpone entre Santos y el desastre.
El regreso que debía reescribir la historia
Cuando Neymar da Silva Santos Júnior volvió al Santos FC en febrero, Brasil se detuvo. Fuegos artificiales iluminaron el cielo sobre Vila Belmiro, y los fanáticos lloraron al ver regresar al niño que una vez bailaba entre defensores. La esperanza era clara: Neymar reviviría al club que lo formó—y quizás se reencontraría a sí mismo en el proceso.
Pero esa esperanza se apaga. Según reporta EFE, el delantero de 32 años ha disputado solo 15 partidos oficiales, con cuatro goles y tres asistencias, y apenas un gol en liga. El hombre que alguna vez infundía temor en Europa ahora lucha por encontrar ritmo en su tierra natal. Tras una derrota 2–1 ante Internacional, Neymar estalló ante los abucheos, gritando: “Estoy dejando la vida allá afuera”, mientras la escena se repetía en todos los canales de televisión del país.
No fue solo frustración. Fue un grito de dolor, de presión, de alguien que sabe que se le acaba el tiempo.
Un ícono en medio del fuego
Contra Internacional, Neymar corrió con intensidad, defendió en profundidad y estuvo cerca de empatar con un disparo que pasó angustiosamente cerca del poste. Al sonar el pitazo final, encaró a la tribuna, mirando fijamente a un aficionado que le exigía “honrar la camiseta”. Su respuesta: una orden grosera de callarse y la promesa desafiante de que está “muriendo allá afuera”.
La escena no era nueva. Días antes, tras un 3–0 ante Mirassol, Neymar intentó silenciar críticas señalando el escudo del Santos—solo para ver al rival marcar dos veces más. Aquella noche también terminó en humillación.
Los números son claros: cuatro victorias, dos empates, nueve derrotas. Santos está en el puesto 17, justo por debajo de la línea del descenso. Su próximo rival: Sport Recife, último en la tabla pero desesperado por puntos. En São Paulo ya lo llaman “el partido del año”. Si Santos pierde, las consecuencias podrían ir mucho más allá del vestuario.
Algunos críticos ya cuestionan si el salario de Neymar—7 millones de euros, una fracción de su emporio de patrocinios—está haciendo más daño que bien. Su respuesta a EFE: “Los goles van a llegar”, con la mandíbula apretada y una cojera persistente. Pocos creen que su tobillo—destrozado en París—haya sanado del todo. Menos aún creen que puede cargar al equipo por sí solo.
El reloj corre para volver a la Selección
Sobre esta crisis se cierne la sombra de la Selección. Carlo Ancelotti, recién confirmado como entrenador, anunciará su lista en agosto para dos clasificatorios simbólicos rumbo al Mundial. Son partidos de bajo riesgo, pero las convocatorias enviarán un mensaje claro.
¿Puede Neymar, golpeado e inestable, seguir vistiendo la camiseta número 10 de Brasil?
Fuentes dentro de la CBF dijeron a EFE que Ancelotti admira el talento de Neymar, pero duda de su estado físico y su temperamento. Una tarjeta amarilla más, otro cruce con la hinchada, podría borrarlo de la convocatoria. El técnico quiere profesionales, no novelas.
Neymar lo sabe. Se ha enfocado en el centro de entrenamiento Rei Pelé: sesiones extra de disparo, sin séquito, sin distracciones. Un miembro del cuerpo técnico reveló a EFE: “Sin agentes, sin ruido. Solo Neymar y el balón”.
Pero la tabla no espera. Si Santos pierde ante Recife, Cléber Xavier, técnico interino, podría ser destituido—el tercer entrenador en caer este año. ¿Qué Neymar heredaría el cuarto técnico: el salvador o el chivo expiatorio?
Un país expectante, un legado en juego
Durante una década, Neymar fue alegría pura—un carnaval con botines. Hoy, cada paso es analizado, cada gesto amplificado. Cada publicación en Instagram genera debates sobre la edad, la lealtad y si el fútbol brasileño puede retener a sus ídolos.
El samba de 2011 ya no suena. En su lugar: tobillos hinchados, puños cerrados y noches largas bajo presión.
Cada noche, Neymar regresa a su condominio frente al mar, donde la misma brisa atlántica que lo vio surgir aún sopla por las ventanas. Pero la música ha cambiado. Los aplausos son más débiles. La duda, más fuerte. Él dice que todo va a cambiar. Tiene que creerlo. Santos tiene que creerlo.
Porque sin un milagro—y pronto—el club más histórico de Brasil podría caer. Y con él, un capítulo del legado de Neymar podría cerrarse no con gloria, sino con tristeza.
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Créditos: Reportaje basado en cobertura de EFE y entrevistas con el personal del Santos FC, fuentes de la selección brasileña y declaraciones públicas de Neymar, Cléber Xavier y analistas de los principales medios deportivos de São Paulo.