México, Honduras, Bolivia y Brasil piden el fin del embargo de Estados Unidos a Cuba
Delegaciones de Brasil, México, Honduras y Bolivia pidieron el fin del embargo económico y comercial de Estados Unidos a Cuba durante la 54 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Paraguay.
En la 54 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en Paraguay, las delegaciones de Brasil, México, Honduras y Bolivia exigieron colectivamente el fin del prolongado embargo económico y comercial de Estados Unidos contra Cuba. Este embargo ha persistido durante más de seis décadas y continúa siendo un tema polémico dentro de la comunidad interamericana.
Cuba, que no ha mostrado ningún interés en reincorporarse a la OEA incluso después de la revocación en 2009 de la resolución de 1962 que la excluía, volvió a convertirse en un punto focal de las deliberaciones de la asamblea. Las delegaciones de estos países latinoamericanos expresaron una fuerte oposición al embargo, destacando su impacto perjudicial para la población cubana y las relaciones regionales.
“El embargo económico contra Cuba debe terminar ahora”, declaró Joel Antonio Hernández, subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de México, ante el pleno de la asamblea. Condenó las acciones unilaterales impuestas en violación del derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas, que afirmó están obstaculizando el desarrollo de las naciones de la región.
Haciéndose eco de sentimientos similares, la Secretaria General de Relaciones Exteriores de Brasil, María Laura da Rocha, denunció las medidas coercitivas que penalizan a las poblaciones de los países de la región. Calificó el embargo contra Cuba de injusto. Criticó la inclusión de la isla en una lista unilateral de países que promueven el terrorismo, enfatizando el papel activo de Cuba en el fomento de la paz, el diálogo y la integración regional.
La postura de Bolivia fue igualmente firme. “Rechazamos categóricamente cualquier etiquetado unilateral e injustificado de un Estado por otro”, afirmó Héctor Arce, representante de Bolivia ante la OEA. Condenó la inclusión de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo y se opuso a los bloqueos económicos, comerciales y financieros destinados a incitar cambios políticos privando a las poblaciones de recursos esenciales.
Contexto histórico y dinámica actual
La compleja relación de Cuba con la OEA y Estados Unidos se remonta a principios de la década de 1960, cuando fue excluida de la organización durante la era de la Guerra Fría. El embargo, impuesto inicialmente por Estados Unidos en 1960, se endureció posteriormente, restringiendo gravemente la capacidad de Cuba para participar en el comercio internacional y acceder a los sistemas financieros. A lo largo de los años, numerosos países y organizaciones internacionales han criticado el embargo por sus impactos humanitarios adversos.
El gobierno cubano ha sostenido constantemente que el embargo es una barrera importante para su desarrollo económico, que afecta a varios sectores, incluidos la atención médica, la educación y la infraestructura. A pesar de los cambios políticos y los períodos de descongelamiento de las relaciones, particularmente durante la administración Obama, el embargo se ha mantenido en su mayor parte.
Durante la asamblea de la OEA, el representante de Honduras, Roberto Ramos Bustos, calificó el embargo contra Cuba como una violación de los principios y normas internacionales, particularmente los consagrados en la Carta de la OEA. Subrayó la oposición de su gobierno a medidas unilaterales y bloqueos, independientemente de diferencias políticas o ideológicas, afirmando que tales acciones son perjudiciales para el progreso de las relaciones dentro del hemisferio.
“Mi gobierno reitera su oposición a medidas que obstaculicen el progreso de las relaciones entre los Estados miembros en este hemisferio”, afirmó Bustos, calificando el embargo de “inicuo y arcaico”.
El llamado colectivo para el fin del embargo refleja un sentimiento más amplio en América Latina, donde muchas naciones ven la política como una reliquia obsoleta de la política de la época de la Guerra Fría que continúa infligiendo sufrimiento innecesario al pueblo cubano. Este sentimiento se ve agravado por una historia compartida de colonialismo e intervención externa, que fomenta un espíritu regional que valora la soberanía y la autodeterminación.
Implicaciones regionales y perspectivas futuras
La postura adoptada por Brasil, México, Honduras y Bolivia en la asamblea de la OEA señala un fuerte retroceso regional contra la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba. Esta demanda colectiva de levantamiento del embargo tiene como objetivo aliviar las dificultades económicas que enfrentan los cubanos y fomentar un entorno regional más inclusivo y cooperativo.
María Laura da Rocha destacó las implicaciones de mantener el embargo, sugiriendo que tales políticas socavan los esfuerzos para construir una América Latina pacífica e integrada. Al defender la causa de Cuba, estos países también abogan por un enfoque más equilibrado y justo de las relaciones internacionales dentro de las Américas.
Al concluir la asamblea, los llamados a poner fin al embargo quedaron colgados en los pasillos diplomáticos, a la espera de acciones concretas. La persistencia del bloqueo sigue siendo un tema de discordia, que refleja una dinámica geopolítica profundamente arraigada. Sin embargo, la postura unificada de estas naciones latinoamericanas demuestra un impulso creciente hacia la reevaluación y potencialmente remodelación de las políticas que han gobernado durante mucho tiempo las relaciones interamericanas.
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La 54ª Asamblea General de la OEA en Paraguay destacó un momento significativo de solidaridad entre las naciones latinoamericanas contra el embargo de Estados Unidos a Cuba. Los apasionados llamamientos de Brasil, México, Honduras y Bolivia subrayan un deseo regional de cambio y justicia, abogando por políticas que apoyen el desarrollo y la integración en lugar de la división y las dificultades. Mientras continúa el debate, persiste la esperanza de que estos llamados a poner fin al embargo eventualmente conduzcan a acciones significativas y a un futuro mejor para Cuba y la región.