Pensión: ¿Cómo contrarrestar el impacto del envejecimiento de la población en Latinoamérica?
LatinAmerican Post trae una explicación de lo que han hecho países como Noruega, Suiza y Países Bajos, incluso China, para encontrar un equilibrio entre su sistema de jubilación y la amenaza que representa el aumento de la esperanza de vida entre sus habitantes.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández
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En los últimos meses, el tema pensional ha sido uno de los más álgidos en Latinoamérica, con países como Colombia, el cual está desarrollando planes para reformar este ítem entre su población. Con la llegada del presidente Gustavo Petro al país sudamericano, se ha planteado no solo un cambio de sistema pensional, sino también la posibilidad de aumentar la edad de jubilación en esa nación.
El primer mandatario de los colombianos aseguró en su cuenta de Twitter que: “primero renuncio antes de subir la edad pensional”. No obstante, según varios expertos, esta es una opción que no se puede descartar, pues es preciso tener en cuenta que la idea es lograr que el sistema sea sostenible en el tiempo.
Según explicaron las autoridades colombianas en mayo de 2022, sus ciudadanos son cada vez más viejos. En 2022 se alcanzó una esperanza de vida de 76.9 años. “Para hombres 73.8 y para mujeres 80.13”, explicó el exministro de Salud, Fernando Ruíz, en el marco del Plan Nacional de Envejecimiento y Vejez en Colombia. “Las estimaciones que se hacen indican que, para el año 2050, la expectativa de vida en Colombia estará muy cerca de los 80 años: 79.2 años; 76.3 en hombres y 82.2 en mujeres. Esto nos indica la progresión de la longevidad de la población colombiana”, añadió en ese momento Ruíz.
Por esto, para Antonio Alonso González, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad El Bosque, no es descabellado pensar en aumentar la edad de jubilación en el país. Entre otras consideraciones, hay que tener en cuenta que entre más alta sea la esperanza de vida, serán menos los jóvenes cotizando y más los ancianos cobrando.
“Las recomendaciones que se han venido implementando en otras economías en los últimos años serían el aumentar los años o semanas de cotización, retrasar la edad de jubilación al menos hasta los 65 años, realizando este incremento de manera progresiva”, explicó González en conversación con el diario La República.
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¿Cambiar el modelo pensional?
Sin embargo, esta es una situación que no solo se evalúa en Colombia, sino en Latinoamérica, e incluso en Europa. En los últimos años, algunas de las potencias más importantes del Viejo Continente se han planteado aumentar la edad de jubilación, con el fin de contrarrestar los impactos del envejecimiento de sus ciudadanos. Así, países como España ya esperan que para 2027 la edad para pensionarse esté rodeando los 67 años. Un umbral que ya se alcanzó en Alemania para todas las personas nacidas después del 1 de enero de 1964.
Ahora, un punto crucial a tener en cuenta para que el aumento de edad sea equilibrado (que parece ser un consejo constante por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Europea) es precisamente un cambio de sistema pensional. En este, es ideal que las personas tengan la obligación de aportar a un fondo público, pero que aun así tengan el derecho de ahorrar de forma voluntaria en un fondo de pensiones privado.
Al menos eso es lo que demuestran Noruega, Suiza e Islandia, en los que la ejecución del sistema mixto de pensiones los ha colocado como los tres mejores países para envejecer, según contempla el índice de Jubilación de Natixis 2022.
Con algunas diferencias en sus tres pilares (previsión estatal, previsión profesional y previsión privada), estos tres países, así como Países Bajos y otras naciones europeas, han logrado alcanzar un balance entre la edad mínima para poderse jubilar y los ingresos que reciben los adultos mayores en sus territorios. Cabe recordar que el concepto de tres pilares que ofrece el sistema pensional mixto se basa en no solamente asegurar una pensión mínima y digna a las personas que trabajaron durante toda su vida, sino también aportar una ayuda económica a aquellos desafortunados que no lo pudieron hacer.
Por ejemplo, en el caso de Países Bajos, su pilar estatal garantiza a todos sus ciudadanos mayores de 66 años y medio, hayan o no pagado pensión, un sueldo igual al 70 % del Salario Mínimo Interprofesional que maneje el país cada año. Para cubrir este gasto, el Gobierno se encarga de administrar los impuestos de los ciudadanos, así como las cotizaciones realizadas por los trabajadores, lo que convierte esta estrategia en una 100 % estatal y con cero intervenciones del sector privado.
Por su parte, para contrarrestar el gasto público y aliviar un poco las consecuencias del aumento de la esperanza de vida, estos países también han desarrollado un sistema de pensiones privado en el que son las personas quienes deciden libremente añadir un ahorro programado que simplemente se sumará a lo obtenido tras cotizar al sistema de pensión obligatoria.
De hecho, es tal el éxito de este pilar que incluso la China socialista ha tenido que adaptarse también a sistemas de pensiones privadas como una forma de garantizar una mejor jubilación a sus adultos mayores.
En el caso del gigante asiático, la crisis de natalidad (2022 fue la primera vez en 60 años que se presentó una reducción en la población), así como el aumento de la esperanza de vida y su gente cada vez más envejecida, lo llevaron a asumir esta opción como una oportunidad para equilibrar sus arcas pensionales en el futuro.
“Alrededor del mundo, los sistemas de pensiones se están enfrentando al reto del envejecimiento poblacional, que hace insostenibles los sistemas de reparto. Cada vez más países introducen pilares de ahorro (capitalización), en este caso China. Sin lugar a dudas, vendrán más”, indicó Daniel Wills, vicepresidente técnico de Asofondos.
De esta forma, las grandes potencias le están apostando a los ahorros individuales no obligatorios de sus poblaciones como un colchón para contrarrestar el impacto pensional derivado del aumento de la esperanza de vida de las personas. Sin embargo, de esta situación surge una pregunta: ¿Es esta una forma de que los Estados se desliguen de sus responsabilidades creando una brecha pensional entre los que pueden y no ahorrar de forma voluntaria en los fondos privados de pensiones?